MURCIA. Corriendo por la playa, bailando a la luz de la luna y saltando sobre las olas. Así, con ese sentimiento de libertad y plenitud, aparece Mavica en el videoclip de Ada Road, uno de los temas del doble sencillo que acaba de lanzar –junto a No it’s not-, que fue rodado el pasado verano en La Manga del Mar Menor, donde precisamente la compositora y cantante cartagenera pasa el confinamiento a la espera de poder volver a Londres, donde ha fijado su residencia.
“No era el mejor momento, pero ya estaba todo andado y decidimos seguir adelante”, cuenta Marta Casanova, la joven de 26 años que está detrás del nombre artístico de Mavica, respecto al lanzamiento de este EP que vio la luz el 24 de abril. “Estos temas son como una transición respecto a mi primer EP (Gone), que era más folk, más tranquilo; ahora me estoy moviendo hacia un estilo un poco diferente, más electrónico. Estas dos canciones las compuse en Londres, en una época en la que me estaba mudando de casa, y representan un poco esa transición y ese sentimiento tan raro de cuando uno está agobiado buscando su sitio”, explica.
Mavica compone, toca la guitarra y cuenta con una voz muy personal, entre dulce y desgarrada. “Para mí es algo normal, pero es verdad que hay quien dice que mi voz tiene algo especial”, reconoce con cierto pudor, añadiendo que la emoción que puede transmitir cantando “va de la mano de la composición, que es muy honesta y que yo utilizo a modo de terapia, para contar cosas que no contaría de otra forma. Al final, cómo y lo que transmito cantando es un reflejo de lo que dicen las canciones”.
Es por ello, que cada canción es para Marta "una toma de conciencia" de las cosas que le van pasando. "Empecé más como cantautora, pero ahora me voy moviendo hacia un formato de banda. Por cómo están enfocado los temas y por cómo estoy enfocando el estilo y el sonido, cada vez voy dejando más atrás ese formato de guitarra y voz”, dice sobre esta nueva etapa.
“Lo más importante es que tengo mucha más conciencia de lo que estoy componiendo, he tomado yo la dirección de hacia dónde quiero ir”, asegura Mavica, quien aprovecha estos días de confinamiento para centrarse en terminar los dos o tres temas que le faltan para terminar un disco con el que completará esa transición que ha iniciado con el EP que acaba de sacar y en el que habrá “una influencia más fuerte de la música electrónica y más contemporánea”.
“Aún está muy verde, pero voy a intentar sacar este disco con un sello de Londres, buscando los apoyos necesario”, cuenta ilusionada Marta, quien se instaló en la capital inglesa después de dar sus primeros pasos en algunas salas de Madrid y de vivir un tiempo en Berlín, donde “empecé a tocar en la calle, en más locales y a relacionarme con artistas”. Pero el salto definitivo en su carrera fue cuando se trasladó a Londrés –donde está estudiando Música y Producción-; “fue entonces cuando me creí que me estaba dedicando a la música y tuve claro que esto es lo que quiero hacer”.
Y allí, en Londres, Mavica no para. “Hacemos bastantes conciertos, todas las semana tengo uno o dos, porque hay mucha oferta, pero también mucha demanda. Lo que más influye para que se te conozca son las actuaciones en directo, tocar con otros artistas, Spotify, las redes… Al final se crea un circuito en el que todos nos conocemos por muy grande que sea Londres”.
A la espera que todo se normalice para volver a retomar sus clases y sus actuaciones, Marta Casanova nos cuenta que “durante la cuarentena hay gente que me ha escrito para decirme que Ada Road le había servido para salir de la monotonía del confinamiento, que le había ayudado a superar algún momento difícil. Y eso es muy guay que te lo digan”. Con esa imagen nos quedamos, con la de Mavica disfrutando de una libertad, ahora a cuenta gotas, en una playa de La Manga.
