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el pasico del aparecido / OPINIÓN

Lo que nadie le ha dicho de la Asamblea Regional

22/10/2022 - 

CARTAGENA. Enmarcada en múltiples críticas a algunos diputados y al presidente Miras, la sensación de desastre en la Asamblea Regional se ha extendido sin que nadie le haya expuesto tres datos relevantes para entenderla. Lo primero que nadie le ha dicho es que, según el artículo 67 de la Constitución, los diputados nacionales no están sujetos a mandato imperativo alguno. Y tampoco le han dicho que esa norma también se aplica a nuestra Asamblea.

Es posible que a usted no le resulte fácil captar el profundo alcance de esa prohibición. Significa, ni más ni menos, que cada diputado es perfectamente libre de votar en cada caso lo que le parezca oportuno, coincida o no con las instrucciones de la dirección de su partido. Medite bien lo que eso implica. Por ejemplo, aunque usted quizás crea que ha estado votando a su partido favorito en cada elección, en realidad estaba votando a las personas que figuraban en la lista de ese partido. Creía estar votando al PP, pero votaba a Miras y acompañantes. Creía estar votando a Cs, pero estaba votando a Isabel Franco y acompañantes. Creía estar votando un programa de actuaciones, pero estaba votando a los políticos que lo presentaban. Y así sucesivamente.

En cierta célebre ocasión se jactó Alfonso Guerra de que, aunque su candidato fuese una cabra, el PSOE ganaría en Andalucía. Nadie le apostilló que, en ese caso, la que habría ganado sería la cabra. De haber salido elegida, la cabra podría haber hecho en el parlamento todo tipo de cabronadas al amparo de la Constitución. Moraleja: preste atención a las personas que cada partido meta en sus listas en puestos de salida. Intente que no le cuelen ninguna cabra, pues luego sería libre de actuar a su arbitrio.

"Si los diputados estuviesen obligados a las directrices de sus partidos, los poderes legislativos quedarían sometidos a los ejecutivos"

Lo segundo que nadie le ha dicho es que esa libertad de voto de los diputados es la base de la separación de poderes, consustancial a la democracia. Si los diputados estuviesen obligados a seguir las directrices de los líderes de sus partidos, los poderes legislativos (los parlamentos) quedarían sometidos a los poderes ejecutivos (las direcciones de los partidos y los gobiernos), con perjuicio para la democracia. Decía Julio Anguita que era vaca que, en el rebaño, gustaba de pastar sola. Pues bien, cada diputado es como una cabra que puede pastar donde le plazca, dentro de la ley, gracias a la Constitución.

Lo dicho tiene aplicación práctica a nuestra Asamblea Regional. Por ejemplo, los diputados del PSOE se abstuvieron en la elección de la nueva secretaria de la Mesa de la Asamblea, gracias a lo cual la obtuvo la pepera lorquina Jódar. El portavoz socialista declaró que su grupo se abstuvo porque defiende la separación de poderes, presuntamente aniquilada por el presidente Miras. Magnífico, pero resulta que, a pesar de esa aniquilación, el miércoles pasado el Gobierno regional no pudo convalidar el decreto por el que se regulaban las sanciones a establecimientos públicos y actividades recreativas ocasionales. Y no pudo convalidarlo porque perdió la votación en la Asamblea. Y la perdió porque seis de los ocho integrantes del Grupo Mixto votaron contra la convalidación. Se trataba de los dos diputados de Podemos, los dos de Ciudadanos (Cs) y los dos expulsados de Vox, luego readmitidos por sentencia judicial. 

"si el PSOE hubiese presentado candidato a la Secretaría de la Mesa, quizás habría obtenido el puesto"

El resultado de esa votación ejemplifica mejor que ningún discurso cómo la prohibición del mandato imperativo facilita la independencia del poder legislativo. Los dos diputados de Vox se opusieron en su momento a las directrices de Abascal, primer ejercicio de su libertad parlamentaria; luego se acercaron a Olona, segundo ejercicio de su libertad; ahora se han opuesto al decreto, tercer ejercicio de esa libertad. Corolario: la Asamblea no es ningún estercolero, sino la reunión de unos diputados elegidos por los vecinos que votan lo que consideran oportuno y se adscriben al grupo parlamentario que prefieren, dentro siempre de la ley. Puro ejercicio de libertad parlamentaria. Nota adicional: si el PSOE hubiese presentado candidato a la Secretaría de la Mesa, quizás habría obtenido el puesto, visto el renacimiento de la independencia parlamentaria que ha florecido en la Asamblea.

La diputada de Podemos María Marín. Foto: M. G. (EFE)

La tercera cosa que nadie le ha dicho es que el concepto de diputado tránsfuga carece de sustento legal. Puesto que están prohibidos los mandatos imperativos, cada diputado puede enfrentarse a la dirección de su partido o a la mayoría de su grupo parlamentario sin problema legal alguno. De hecho, el llamado pacto contra el transfuguismo no es más que un intento de las direcciones de los partidos firmantes de sortear el artículo 67 de la Constitución. Si quieren que los diputados tengan que votar lo que digan sus jefes, modifiquen la Constitución. Si no lo hacen, dejen de insultarlos. Después de todo, la presidenta socialista de La Rioja se mantiene en el poder gracias a lo que los críticos, que no el Aparecido, llamarían una tránsfuga de IU. Pero no se lo dicen.

Lo absurdo de la noción de tránsfuga se trasparenta muy bien en el caso de los diputados regionales de Cs. Impulsada desde la dirección nacional de Cs una moción de autocensura contra el Gobierno murciano del que formaban parte, cuatro de sus seis diputados optaron libremente por no apoyarla en la Asamblea Regional. Desde el punto de vista de la dirección de Cs, había que considerar a esos cuatro diputados como tránsfugas, pero desde el punto de vista parlamentario los tránsfugas eran los dos que apoyaron la moción, pues se opusieron a la decisión de la mayoría de su grupo parlamentario. Como se ve, hablar de transfuguismo solo sirvió para ocultar que había una legítima pugna de estrategias políticas entre dos sectores de Cs. De hecho, las encuestas no son favorables al sector de Cs que apoyó la moción. Al parecer, los electores opinan que Martínez, la oficialista minoritaria, no llevaba razón frente a Franco, la disidente mayoritaria. Inútil clamar que la Asamblea apesta: los votantes no lo huelen así. Si lo oliesen, se abstendrían masivamente o votarían en bloque a los partidos que denigran la legitimidad democrática de la Asamblea. Las encuestas no lo prevén.

En suma, para analizar lo ocurrido en la Asamblea no hay que obviar que, desde la perspectiva legal, los tránsfugas no existen, el poder legislativo está separado del poder ejecutivo, y el mandato imperativo está prohibido. Los que no quieran que lo sucedido se repita, que procuren cambiar las normas. No hay otra opción. Y no sería fácil que el cambio perfeccionase la democracia, en vez de restringirla.

En efecto, aunque a muchos pueda parecerles desastrosa, la interdicción del mandato imperativo se consideró imprescindible en el momento de implantarla. De origen liberal, vino a sustituir a una norma anterior en la que los que los representantes tenían que atenerse a un mandato cerrado previo. Eso provocaba que el Parlamento no hiciese honor a su nombre, pues impedía que los diputados cambiasen su voto en el curso de los debates. Además, el mandato cerrado dificultaba mucho reaccionar a circunstancias imprevistas. Todo el que haya participado en algún movimiento estudiantil, vecinal o sindical se habrá topado con algún representante que se refugiaba en haber recibido un mandato cerrado para negarse a negociar. O se hacía lo que sus bases le habían dicho, o bloqueaba el proceso. Ese proceder habría inutilizado por completo los parlamentos políticos. Para evitarlo, la interdicción del mandato imperativo emergió como una fructífera norma liberal. No solo facilitaba, sino que perseguía, que cada diputado votase lo que le viniese en gana e incluso que emigrase del grupo parlamentario de su partido al Grupo Mixto para defender más libremente su criterio. Por cierto, si el paseante quiere leer lo que nadie le ha dicho sobre el Grupo Mixto, lo encontrará en el próximo Pasico.

JR Medina Precioso

jrmedinaprecioso@gmail.com

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