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Ley de Presidencia: la Caja de Pandora a la que el PP debería temer

26/02/2021 - 

MURCIA. La reforma de la Ley de Presidencia que propone Ciudadanos en beneficio de López Miras tendrá un alto coste para el Partido Popular de la Región de Murcia. Si bien el presidente podría optar de nuevo a las urnas, ¿cuál sería el precio? La política requiere de astucia y de maquiavélica visión, aún más cuando está en juego San Esteban.

A fin de que el lector comprenda el contexto, la actual Ley de Presidencia establece que no podrá ser candidato a la Presidencia de la Región quien haya presidido el Gobierno durante dos legislaturas, y López Miras cumple con esta sentencia: la primera legislatura la comenzó como heredero de PAS y la segunda, tras las elecciones autonómicas de 2019. Ahora, los de Martínez Vidal proponen que no pueda ser investido presidente (tampoco ser nombrado consejero) aquel que haya ocupado el cargo durante ocho años consecutivos. Así, López Miras, que cumpliría seis años de presidente en 2023, podría optar a la relección.

"Vox, astuto, aprovecha este conflicto para sumar a su relato"

Esta manzana envenenada no debería ser degustada con tan sumo agrado por las filas populares, y planteo dos preguntas: ¿conviene pagar el precio que Vox exija para apoyarlo?; ¿le conviene al PP pagarlo? Tiendo a pensar que el brillo de la esperanza se refleja con mayor ímpetu en los ojos de los primeros que en los de los segundos. No olvidemos que Ciudadanos es propicio a la traición o, como poco, a los placajes poco suaves, y lo vimos con las exigencias de Vidal de dimisiones varias, la amenaza en Madrid de convocar elecciones anticipadas o los ojitos cariñosos de Arrimadas con Sánchez meses atrás para aparentar ser alguien útil.

Si bien le basta un voto más a la suma parlamentaria de PP y Ciudadanos para aprobar con mayoría absoluta esta propuesta, aquel que debería apoyarla es Vox, el principal rival electoral del PP, aunque será en el tejado del trío de Liarte donde quede esta pelota ardiendo, pues Antelo ya ha anticipado la negativa de su único diputado oficialista. Las encuestas reflejan el cada vez mayor apoyo popular a Vox y su posible inclusión en un Gobierno autonómico con el PP, pero esconden la que debiera ser la principal preocupación de los de López Miras: el dominio del discurso regionalista.

Durante décadas, el PP ha actuado como partido regionalista, defendiendo un discurso basado en tres pilares fundamentales: agricultura, infraestructuras y financiación. Ahora, cuando los estudios muestran el desafecto del votante del PP, que huye principalmente a Vox, los verdes aprovechan tal férreo nuevo apoyo para competir contra su rival electoral, a la par que Ciudadanos procuraría no hundirse por completo y naufragar en algunas costas que garantizasen su leve supervivencia, cuyos votos perdidos quedarían, según la lógica, dispersos entre la derecha y el centro izquierda.

A ello sumaría el perfil del propio López Miras, si bien engrandecido al inicio de la pandemia, ahora algo más empobrecido, desafecto y poco carismático. El agricultor medio rechaza todo cuanto represente un López Miras que ha promulgado una legislación que no recibe el apoyo popular, como la reciente Ley del Mar Menor.

Vox, astuto, aprovecha este conflicto para sumar a su relato no sólo el rechazo a un Gobierno autonómico que no vela por la garantía de supervivencia económica del sector primario, sino por una España y una Europa cada vez más burocrática, impopular y asfixiante, a ojos del agricultor medio conservador murciano. Recordemos que el fallido partido regionalista que fue Somos Región fracasó en sus empeños a causa del auge de Vox, que cosechó los apoyos que en principio pudieran haber tenido los de Alberto Garre.

He de romper una lanza a favor del presidente, y es que es el mejor valorado de entre todos los líderes regionales actuales, algo que no es tan complejo cuando el resto ni tan siquiera son relevantes: mientras que en Vox suceden pugnas y purgas internas descaradas, en Ciudadanos optan por ser más discretos; el PSOE de Conesa, en caída libre, no tiene más remedio que intentar comunicar de la manera más ansiosa posible lo poco que pueda decir; a Podemos y compañía les desearé una pronta recuperación ante las próximas elecciones.

Poco puede el PSOE argumentar contra la reforma de la Ley de Presidencia cuando, en un puro acto de ignorancia estratégica, favorecieron cambiar el régimen electoral autonómico en pro de la creación de una circunscripción única, lo que favoreció que los nuevos partidos, Ciudadanos y Podemos entonces, arrebataran escaños al PSOE que sirvieron no sólo para dividir a la izquierda murciana, sino para beneficiar al PP, que ahora sufre las consecuencias con un nuevo rival a su derecha. Es una lección básica de sistemas electorales que la circunscripción única beneficia a los pequeños partidos y rompe con el bipartidismo, tendente a la estabilidad y a la moderación en casos como este.

En otro orden de cosas, la reforma me plantea una duda de carácter legal: si el presidente cumple los 8 años de mandato estando en el cargo, como le podría ocurrir a López Miras, ¿deberá dimitir o podrá continuar hasta el final de la legislatura? No contemplo el adelanto electoral, que, de igual manera, supondría retrasar lo inevitable: el PP de la Región de Murcia necesitará más pronto que tarde un nuevo líder capaz de aunar a la derecha murciana en una misma casa de manera contundente y eficaz, recuperando el tan importante discurso regionalista, el relato de la identidad, de la pertenencia, y forjando el dominio popular en San Esteban.

Confieso que, de ser yo asesor del PP, no recomendaría abrir la Caja de Pandora que los de Vidal le ofrecen, porque quizás los liberales quieran morir matando y seguir plasmando su huella a lo largo del tiempo de esta manera. Entiendo que López Miras vea la oportunidad de seguir gobernando la Región de Murcia de una manera muy dulce, pero me temo que tanto él como su partido acabarían por sufrir al cabo un agrio sabor para el que seguramente no están preparados.

Escuché hace unos días una antigua intervención del señor García-Margallo que rezaba así: «Pedir lo posible es sensato. Pedir lo probable es temerario. Pedir lo imposible es altamente peligroso». Por el bien del Partido Popular de la Región de Murcia, deberían virar hacia la pragmática posibilidad y no tanto hacia la utópica probabilidad si no quieren caer en el oscuro abismo de la imposibilidad.

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