MURCIA. El barómetro del Cemop sentó como un jarro de agua fría en Princesa, la sede de los socialistas murcianos. Pero en realidad la encuesta no descubrió ninguna tendencia nueva. Hace ya tiempo que todos los estudios demoscópicos vienen advirtiendo del descenso del PSOE en detrimento del PP y de Vox, que suben en intención de votos. El balance de los dos bloques (derecha e izquierda) que depara el Cemop es demoledor: PP, Vox y Ciudadanos reúnen 30 escaños frente a los 15 que suman PSOE y Podemos. Es decir, el doble. A tenor del sondeo, la izquierda se quedaría sin ninguna posibilidad de gobernar la Región de Murcia mientras que al PP se le pondría de cara revalidar, una vez más, su sitio en el Consejo de Gobierno, con un abanico de opciones para elegir: repetir socio con Ciudadanos, probar una aventura con Vox o incluso gobernar en solitario con apoyos parlamentarios puntuales, tal y como ya hiciera entre 2015 y 2019.
"De nada ha servido Al PSOE que el Ejecutivo AFRONTE LA legislatura más excepcional que se recuerda"
El golpe es duro para el socialismo murciano. Cada vez queda más lejos el alegrón histórico que supuso para el PSOE la victoria en las autonómicas. Resuena ya lejano en el tiempo, pero, en puridad, sólo ha transcurrido un año y medio. En mayo de 2019, los socialistas se alzaban con el triunfo en la Asamblea Regional por apenas 750 votos de diferencia tras un escrutinio de infarto que se resolvió en la madrugada. Diego Conesa conseguía el éxito que tantas veces buscaron -fracasando en vano- tantos secretarios generales del partido desde 1995: ser la primera fuerza de la Región de Murcia y desbancar al PP, intratable durante 24 años.
El 2019, de hecho, parecía el cambio de inflexión que llevaba suspirando la izquierda murciana durante dos décadas, porque un mes antes de los comicios regionales, en las generales de abril, el PSOE había arrebatado la victoria al PP en la circunscripción de Murcia, un feudo inexpugnable para los populares desde 1993. La euforia se había disparado en Princesa. Todo parecía rodar para los socialistas, con Pedro Sánchez en La Moncloa, Pedro Saura como secretario de Estado de Transportes y Diego Conesa como primera fuerza en la Asamblea con 17 escaños.
Pero el sueño de alcanzar el Palacio de San Esteban se evaporó en cuestión de dos meses: el tiempo que tardó Fernando López Miras en sellar el acuerdo con Ciudadanos y obtener el plácet de Vox mediante un pacto de investidura. Las negociaciones entre PSOE y Ciudadanos, que sumaban mayoría absoluta sin necesidad de más socios, no prosperaron. La alegría se mudaba de Princesa a González Adalid, la sede de los populares. López Miras, derrotado en las urnas pero triunfador en las alianzas, retenía el poder para el PP, si bien esta vez tenía que compartirlo con la formación naranja. Y el PSOE volvía a sentarse otra vez en la bancada de la oposición. Poco después llegaría otro disgusto: en noviembre se repitieron las generales, y los socialistas perdían su condición de partido más votado en la Región y quedaban relegados como tercera fuerza tras Vox, que dio la campanada, y el PP.
Asumido el chasco, el PSOE se marcó como objetivo el lema 23-23: o sea, conseguir la mayoría absoluta en el año 2023. Pero, un año y medio después, San Esteban se aleja para el PSOE. De nada ha servido que el Ejecutivo regional haya vivido una de las legislaturas más convulsas -y excepcionales- que se recuerdan: el Gobierno de coalición se estrenó con la DANA más grave en veinte años, afrontó la crisis del Mar Menor y ahora se encuentra inmerso en la gestión de una crisis sanitaria y económica que, si bien en la primera ola dejó a la Región como una de las comunidades menos afectadas, ahora asume balances desoladores, con hospitales al borde del colapso y con las cifras de muertes disparadas.
El barómetro, de hecho, se titulaba 'Escenarios políticos ante la segunda oleada de la pandemia' y no deja precisamente en buen lugar a la oposición. El 29% de los encuestados cree que la labor del PSOE ha resultado mala y el 11% opina que ha sido muy mala. Únicamente el 15% piensa que ha sido buena o muy buena mientras que el 36% señala que ha sido regular. Pero un dato doloroso para los socialistas es la buena valoración que recibe la gestión del Ejecutivo murciano frente al coronavirus: la mitad de los consultados, el 49,3%, califica con buena nota la dirección de la Comunidad ante el coronavirus. En estos ocho meses de lucha contra la covid-19, Conesa ha sido un político que ha ofrecido su mano al Gobierno en reiteradas ocasiones pero al mismo tiempo se ha expresado con mucha dureza en el atril de la Asamblea, muy crítico ante López Miras. Los desencuentros han sido frecuentes y sólo han fructificado en un único acuerdo político: las enmiendas para la Ley de Recuperación y Protección del Mar Menor.
En el particular duelo que libran Miras y Conesa, el presidente sale ganando en el último sondeo. No sólo es el único dirigente que aprueba, con un 5,5 frente 4,6 del alhameño; además, el líder del PP alcanza un grado de conocimiento del 82% mientras que el jefe de la oposición se queda en un 45%. Sin duda la exposición mediática del jefe del Ejecutivo en tiempos de confinamiento ha contribuido a lograr este nivel de reconocimiento.
Pero el peor dato que ha dejado el Cemop para el PSOE es la estimación del voto. Los socialistas perderían cinco puntos con respecto a las elecciones (al pasar del 32,5% al 27,3%), lo que se traduciría en una asignación de 13 escaños. Supondría igualar el segundo peor resultado de la historia de los socialistas, el cosechado en 2015. También es la cifra más baja de todas las encuestas publicadas hasta la fecha, que recuerda a tiempos. El anterior barómetro del Cemop, el de primavera, pronosticaba 15 diputados. Otros sondeos, como Murcia Electoral y Electomania.es, otorgaban 15 y 16 parlamentarios, respectivamente.
El líder regional reconocía el mal resultado del Cemop. "No son buenos para nuestro partido", admitía Conesa, apostillando "ni tampoco para el porvenir de la Región", porque "los extremos no son buenos en ningún sitio". En su análisis público, lamentó "el aumento de la extrema derecha y de sus mensajes que tanto gustan al Gobierno regional". El PSOE necesitará algo más que advertencias para ganarse la confianza de los murcianos. 2019 ya se ha difuminado en el tiempo como el año de lo que pudo ser y no fue, y el 2020 'ha bajado a la tierra' al PSOE regional. Pero 2023 también queda lejos: dos años y medio en política son un mundo. Esa es la mejor noticia para el PSOE.