MURCIA. La arquitecta mazarronera Pepa Díaz se acaba de enterar. Su proyecto 'Casa-estudio en barrio de pescadores', llevado a cabo en Bolnuevo, ha sido nominado -en la categoría de Personal Places- en los prestigiosos Simon Architectura Prize, unos galardones internacionales que reconocen la excelencia en la arquitectura de aquellas obras que buscan adaptar los espacios para lograr el confort y bienestar de sus habitantes. Es una de las muchas alegrías que esta casa luminosa, con memoria, honesta, actual y sostenible le va a deparar a la arquitecta, puesto que, en esta ocasión, ella y su familia -su marido Víctor y su hijo Saúl- han sido sus propios clientes, los que habitarán unos espacios abiertos y sorprendentes, concebidos para evolucionar junto a sus moradores y donde todo está pensado para disfrutar de un hogar con vistas al mar. En la planta baja se sitúa, además, el estudio de esta reconocida profesional de la arquitectura regional con sede en Mazarrón.
La casa-estudio está situada en un barrio de pescadores, a solano de la playa abierta de Bolnuevo, por lo que una de las prioridades del proyecto ha sido sacar el máximo partido de sus privilegiadas vistas al mar. Igualmente, se ha tenido en consideración qué lugar debía ocupar la nueva casa dentro del contexto de Bolnuevo, que contemplado desde el mar ofrece un aparente perfil de pueblo. Explican desde el estudio de arquitectura mazarronero que la casa se desvincula de las nuevas fachadas del entorno -muchas de las cuales se enmarcan en la expansión inmobiliaria que toda la costa sufre desde los años 90- y vuelve la mirada al pueblo mediterráneo de pescadores donde ha nacido. En este sentido, recuerda Pepa Díaz lo que se recoge en la Declaración de Davos 2018: "Las relaciones entre los objetos y su entorno construido y natural, la coherencia territorial, la escala y la materialidad, son factores que tienen un impacto directo en nuestra calidad de vida".
Es por ello, que este proyecto parte de la memoria de la vivienda que existió, conservándose en su interior la piedra original de la antigua casa y quedando el volumen superior suspendido sobre un espacio vacío dónde crece vegetación autóctona del Levante peninsular -espartos, romeros y lavandas-, impulsando la bio-habitabilidad. Añade la arquitecta que, a modo de estante y situado entre estas dos condiciones, se ubica una gran terraza cubierta que deja un espacio de aire libre abierto a la playa; siendo, a la misma vez, un elemento que resulta nuevo y sorprendente por sus anexos angulares de piedra arenisca y sus vacíos enmarcados de blanco.
Señala Pepa Díaz que los mismos volúmenes configuran en el interior espacios contenedores -construidos con ladrillo visto de piedra arenisca- y espacios de vacío -enmarcados de blancos- que se articulan en base a geometrías diferentes (tanto en cuanto a materialidad como a disposición geométrica) en una especie de alegoría de las calas de roca, la arena y los tapiales blancos tan vinculados al Mediterráneo.
La flexibilidad es otra característica de la casa. Por un lado, "la evolución familiar, desconocida siempre, demanda sobre todo de zonas de descanso que ofrezcan múltiples combinaciones dependiendo de los grados de intimidad y la edad de los usuarios, permitiéndose así la mejor adaptación a los distintos mapas y situaciones familiares que se puedan establecer". Esa flexibilidad también se establece en la planta del estudio-aparcamiento, posibilitando ampliar éste para trabajo de taller arquitectónico o reuniones grupales, en caso de necesidad.
Por otra parte, los criterios de confort y eficiencia energética van de la mano en este proyecto. En primer lugar, ofrece sostenibilidad desde sistemas pasivos al disponer de grandes aperturas al exterior para potenciar la entrada de luz natural al interior de la vivienda, con orientación sur-norte (unos voladizos permiten la entrada de sol en invierno y proyectan sombra en los meses de verano), permitiendo además una ventilación cruzada en todas las plantas.
También dispone de aerotermia para consumo de ACS y climatización; sistemas de paneles fotovoltaicos; y un dispositivo para la recirculación de agua en los elementos de baño (el agua de lavabos se emplea en inodoros).
Asimismo, la 'Casa-estudio en barrio de pescadores' ha mantenido un compromiso con el reciclaje arquitectónico y la ecología. No sólo ha reutilizado el inmueble, contribuyendo a reducir el impacto ambiental, sino que además ha reutilizado la piedra del muro de la fachada principal existente en el interior del estudio.
En cuanto a la obra nueva -añade la arquitecta- se realiza con piedra (ladrillos de piedra arenisca vistos que se utilizan tanto en fachadas como en el interior de la casa); material de km.0 con diferentes espesores en fachada o interior (procedentes de los restos de bloques que van quedando en fábrica al despiezar estos para otros productos, por lo que se considera un subproducto reciclado); morteros y revocos naturales certificados; y madera de pino (tratada con barnices al agua desprovistas de emisión de COVs así como de arseniato de cobre).
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