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proyecto de Pepa Díaz Arquitecta en mazarrón

La casa que quiere contar el paisaje en Bolnuevo o cómo habitar un lugar cercano al paraíso

13/03/2022 - 

MAZARRÓN. "Entiendo la arquitectura como la conversación con la naturaleza, algo que en ocasiones parece haberse olvidado", asegura la arquitecta mazarronera Pepa Díaz, quien un día fue llamada para conocer un terreno junto al mar en Bolnuevo. "Queremos vivir el paisaje, lo más importante es habitar este lugar", le trasladó en aquel momento Miguel Ángel, su propietario. Satisfacer ese anhelo, necesidad o ilusión se convirtió, desde entonces, en el objetivo de esta profesional de la arquitectura. Compartió el sueño de crear en este paraje paradisíaco de Mazarrón una vivienda que contara el lugar, que se integrara con respeto en el entorno y en el que sus moradores, desde su intimidad, pudieran alcanzar la paz con la mirada puesta en la tierra y el mar que los envolvería. El resultado se llamó Casa Las Gredas.

"La casa se cierra a la urbanización para establecer un diálogo con el paisaje, en el que la arquitectura introduce, con lenguaje abstracto, las texturas y formas del paisaje inmediato", explica Pepa Díaz, quien ha impreso en la vivienda las huellas que las escorrentías dejan en las arcillas o las "protuberancias tumorales" que quedan esculpidas en 'las gredas', esas erosiones características y caprichosas que han creado un paisaje único y mágico en Bolnuevo. 

La vivienda fue pensada -añade la arquitecta- para que la intimidad familiar se desarrollase enraizada a este lugar. "La casa quiere contar el lugar. La casa intenta aportar tranquilidad con su propio lenguaje; pretende que atrás queden las prisas que no nos dejan habitar nuestras casas, la vida de ajetreos... para ver sólo el mar y la tierra, buscando la lejanía y la calma", señala, al tiempo que asegura que "el paisaje tiene una fuerza que la hace vibrar y a la vez te da paz, y la vivienda lo vive desde el respeto y la integración".

Arquitectura humana

Lo que ha desarrollado Pepa Díaz en la Casa Las Gredas es lo que ella define como "arquitectura humana", ya que el deseo de bienestar ha sido fundamental para imaginar este proyecto. Se trata, apunta, de "intentar lograr una arquitectura en armonía entre el lugar donde se implanta la vivienda y las actividades que se desarrollan en ella; este ha sido uno de los principales propósitos de esta obra".

Así, la vivienda fluye entre exterior e interior, reduciéndose el límite al mínimo. Porque "el habitante no quiere que exista esa frontera durante las tres cuartas partes del año que nuestro clima mediterráneo nos permite disfrutar del espacio al aire libre; y en esa transición de porche, como gran marco, y espacio interior, se intenta diluir al máximo el límite entre estar dentro y estar fuera". 

La casa pretende, así, "acercar el paisaje al ser humano, invitarlo a ser consciente de su presencia y, al mismo, generar una conversación con él de forma inconsciente". Para ello, Pepa Díaz se ha valido de la geometría inspirada en el paisaje, "centrada en dar respuesta a las cuestiones humanas; aunando lo sensorial y lo racional".

Al respecto, la arquitecta mazarronera cita a Juhani Pallasmaa, quien sostiene en su libro Los Ojos de la Piel que necesitamos la geometría arquitectónica de una habitación para pensar con claridad. "La geometría del pensamiento resuena en la geometría de la  habitación", concluye Pepa Díaz.

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