MURCIA. El 3 de mayo de 2017 Fernando López Miras tomaba posesión en el Palacio de San Esteban. A sus 33 años se convertía, literalmente, de la noche a la mañana en el presidente más joven de una comunidad autónoma. Él fue la persona elegida por Pedro Antonio Sánchez (PAS) para sofocar el volcán que se cernía sobre el Gobierno regional cuando los escándalos judiciales acechaban cada vez más y la moción de censura planeaba sobre el PP (cuyo texto, por cierto, se llegó a registrar en la Asamblea Regional, aunque finalmente no se debatió, desactivado precisamente por la marcha de PAS). Un bisoño y desconocido López Miras, acompañado de su predecesor y también escoltado por la entonces vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, juraba el cargo y pronunciaba sus primeras palabras: "No seré un presidente de conflictos", declaraba. "Tenemos veinticinco meses de retos, de trabajo, de entrega y dedicación absoluta a la Región de Murcia", añadía, marcándose como meta acabar la legislatura. Su futuro era una incógnita.
Comenzaba así una carrera que muchos auguraban que sería efímera, con fecha de caducidad a la espera del regreso de Pedro Antonio. Pero no fue así: cinco años después se mantiene al frente de la Comunidad tras superar todos los obstáculos (algunos inimaginables). Primero no sólo se despojó de la etiqueta del "interino de PAS", sino que además en 2018 se hizo con la Presidencia del PP convocando primarias por primera vez en la historia del partido y se erigió en candidato para las elecciones de 2019. Aquellas fueron las primeras vicisitudes, y se podría decir que eran nimias frente a los desafíos que llegarían después. Formó Gobierno a pesar de no ganar las elecciones, estrenó la primera coalición de la Región y afrontó la pandemia mundial. Salió airoso de una moción de censura de su propio socio de Gobierno (Ciudadanos) que tenía todas las firmas para derrocarle. Fortaleció su Ejecutivo con una mayoría parlamentaria de facto y resistió (resiste) a las embestidas internas de sus aliados (como el grupo Vox y sus cuitas con la consejera de Educación). E incluso sobrevivió a la caída de todo un escudero como era el ciezano Teodoro García Egea, el todopoderoso secretario general de Génova.
"López Miras ha crecido mucho en estos cinco años", sostiene el politólogo Francisco Javier López Carvajal. "Ha pasado de ser un dirigente inexperto a saber manejar los tiempos en política", apunta a Murcia Plaza. "Cuando llegó parecía que pedía permiso para tomar decisiones y con el paso de los años hemos visto cómo es capaz de calcular los tiempos, capoteando todos los temporales que ha tenido que lidiar". El profesor de Política de la Universidad de Murcia y codirector del Cemop, Juan José García Escribano, también valora la evolución de Miras: "Pasó de la irrelevancia a tener mucho peso y convertirse en el principal personaje político de la Región", analiza en este periódico. "Tomó el cargo de forma sobrevenida. No pensaba en ser presidente pero ha conseguido consolidarse".
La pandemia fue un punto de inflexión. En opinión de Carvajal, Miras acertó en dar la "cara públicamente y no escudarse en los técnicos o en decir 'saldremos más fuertes', como hicieron otros". La decisión de adelantarse a otras regiones y ordenar el 'confinamiento' de los municipios ribereños fue muy elogiada en su momento. "Intentó liderar la respuesta de la Comunidad". Pero tras los primeros meses más duros, en los que el Gobierno nacional centralizó la batalla ante el virus, llegó el momento de la gestión de las autonomías. "Y ahí hubo errores en la Región, como en todos los territorios, pues no es fácil afrontar una pandemia", señala Carvajal. Pero en cierta manera "al presidente murciano se le vio cómodo, con momentos de Aló, presidente en la hora de la siesta de los domingos". También contó con "la ayuda" del consejero Villegas, médico de profesión.
Aquellos instantes en el confinamiento le reportaron una gran visibilidad, con toda una región pendiente de las noticias. En 2018 solamente el 63% de los habitantes de la Región sabía quién era el presidente. Hoy López Miras es conocido por nueve de cada diez murcianos, en la misma línea que líderes nacionales como Pedro Sánchez y Santiago Abascal. Así lo recogía el último barómetro del Cemop, que le otorga un grado de conocimiento del 94,4. La diferencia es amplia con respecto a sus adversarios. El segundo político más conocido es José Vélez, con apenas un 28,2. Otro tema son las valoraciones. El último sondeo le puntuó con un 4,6, su primer suspenso desde 2019, si bien es la nota más alta de todos los dirigentes regionales.
¿Cuáles son las fortalezas de Miras? Su gran virtud es que es un "superviviente", sentencia Carvajal. Destaca su capacidad para adaptarse al momento y su habilidad para buscar aliados dentro del partido y adueñarse de su sitio. "Ha pasado de ser el niño de Pedro Antonio y el lugarteniente de Teodoro a convertirse en uno de los más fieles defensores de Feijóo". En ese sentido también es "camaleónico". Él fue el único barón que salió en defensa de Casado y Egea durante la guerra de Génova contra Díaz Ayuso. Pero no mantuvo su apoyo hasta el final. Apenas cuatro días después, en una simbólica visita a Cieza, la tierra de su amigo, Miras cambiaba de posición: pedía un congreso regional y se alineaba con Feijóo, el inminente líder del partido, poniendo fin al casadismo.
A juicio de Escribano, otra virtud del jefe del Gobierno es "la constancia". Tiene firmeza: "Mantiene los discursos con cierta firmeza, aunque los utilice para culpar a otros de sus errores". También subraya que "sabe comunicar". Al principio, "no era su mejor cualidad", pero "con el tiempo ha aprendido a comunicar y está llegando a ciudadanía". En este aspecto Carvajal discrepa. Considera que "le cuesta empatizar con la gente, ponerse en la piel de los ciudadanos, por mucho que repita lo del millón y medio de murcianos". Ahí, comenta, "pierde la comparación con su colega Juanma Moreno, que es más empático y apela mucho al sentimiento". Además, Miras debería "leer menos sus discursos importantes y mirar más a cámara".
¿Y cuáles son las debilidades? Para Escribano, Miras abusa del discurso victimista. "Todas las culpas no pueden ser de los demás. Hay que ser más autocrítico". Especialmente es reiterativo en sus reproches al Gobierno central. Otro punto débil es, según Carvajal, es que perpetúa el mal endémico de la poca influencia de la Región en Madrid: "A pesar de haber tenido a Teodoro y a pesar de que ahora se posiciona a favor de Feijóo, no es capaz de situar al PP regional con un peso específico en Génova. Le falta esa imposición".
Otro de los defectos es que "da la sensación de que, a partir de la moción de censura, antepuso sus intereses personales, formando una mayoría Frankenstein, a los de la Región", examina Escribano. "No dan buena imagen", agrega, "los cambios de directores generales y consejerías para ajustar los intereses de los tránsfugas, eso no responde a los intereses de la Región". El sociólogo de la UMU recuerda el cambio de la Ley del Estatuto del Presidente, que propició que Miras pudiera optar a un tercer mandato (y a los que quiera, en realidad). En su opinión, fue una operación "por puros intereses personales".
Escribano aduce que en la primera legislatura "Miras hizo cosas muy positivas, pactando con Ciudadanos y resolviendo problemas". Pero desde la moción de censura observa otra tendencia: "Miras es ahora un presidente que busca resistir y mantenerse", pues los grandes problemas "siguen sin resolverse": "No está afrontando el cambio de modelo productivo, ni tampoco el problema turístico... La única actuación es culpar a otro Gobierno". Y luego está el Mar Menor, tema capital en la Región. "Falla comunicativamente", aprecia Carvajal. "Por mucho que lo intenta, no es capaz de mostrar lo que la Comunidad está haciendo para solucionar el problema". La crisis de la laguna es "el gran talón de Aquiles de la Comunidad", con muchos dirigentes "enredados en los líos de las competencias".
El futuro de López Miras, el mismo que siempre se ha revelado incierto, se avecina ahora holgado, coinciden los dos politólogos. Pese a los cantos de sirena de una posible batalla contra Patricia Fernández, la alcaldesa de Archena, no prevén que Feijóo "experimente" en la Región de Murcia. "Sería un riesgo cambiar de candidato, siendo López Miras tan conocido. Además, tiene atados los apoyos orgánicos. En una democracia interna el poder orgánico siempre tiene la sartén por el mango". Y el PP, aporta Escribano, es una formación "bastante disciplinada". "Si Feijóo dice que Miras tiene futuro, apostarán por él. Y si dice que se retire, se apartará". Las encuestas favorecen al PP, lo cual invita a pensar que el líder nacional respaldará a López Miras. Si revalidara el poder en 2023, el presidente murciano optaría a sumar diez años en el poder. Quién lo diría aquella mañana de mayo de 2017.