La caótica gestión del gobierno de España no tiene límite, llevamos dos meses de estado alarma (un estado de excepción encubierto) y siempre superan las peores expectativas, el último disparate: no atreverse a obligar a los ciudadanos a usar mascarilla
Más que nunca es necesario aplicar criterios de responsabilidad individuales y colectivos. La situación es grave y no debemos asistir a una carrera desconcertante por ver cuándo se pasa de fase en la desescalada. Las presiones políticas con cuestiones de salud no ayudan, más bien entorpecen