MURCIA. En el mismo día que la política nacional mira de reojo el incierto escenario que se abre en Extremadura con el adelanto electoral de María Guardiola, PP y Vox vuelven a escenificar otra brecha en su larga lista de desavenencias en la Región de Murcia, el territorio donde se libra una de las principales batallas de la derecha. Los tres ediles de Vox en Yecla, hartos de sentirse ninguneados, y con el beneplácito de la dirección regional de su partido, dieron por roto su acuerdo de Gobierno con el PP y anunciaron su salida de la coalición de Yecla para pasar a la bancada de la oposición. Su decisión obliga a la alcaldesa Remedios Lajara a gobernar en solitario el tiempo que resta de mandato. El portazo de Yecla, además, agranda la distancia entre ambos partidos con el tercer divorcio de la legislatura tras las rupturas de Cieza y el Gobierno regional.

A pesar de que la investidura de Fernando López Miras se hizo de rogar, con un pacto sobre la bocina, PP y Vox fueron minando diferencias y firmaron acuerdos conforme avanzaban la legislatura. A la alianza en la Comunidad, se sumaron cuatro pactos municipales para desbancar a la primera fuerza, el PSOE: Molina de Segura, Cieza, Las Torres de Cotillas y Puerto Lumbreras. Después llegarían más apretones de mano ante las dificultades de los populares para gobernar en solitario: La Unión, Alhama de Murcia, Cartagena, Lorca y, la última, Yecla. Hasta nueve consistorios llegaron a compartir, además del Gobierno regional.

Sin embargo, en marzo de 2024 el alcalde de Cieza, Tomás Rubio, rompía con su socio y poco después, en julio, llegó el gran giro de Vox: su salida de cinco coaliciones autonómicas, incluida la propia Región de Murcia. Ahora Vox mantiene seis coaliciones con el PP, más Alguazas, donde gobierna con el independiente Unidad por Alguazas. Molina de Segura, Las Torres de Cotillas y Puerto Lumbreras, así como La Unión, Cartagena y Lorca son gobiernos locales que hoy observan, con cierta inquietud, las noticias de Yecla. En Alhama de Murcia también gobernaban unidos, pero la moción de censura del PSOE les sacó del Ejecutivo local.

En el caso de Yecla, hay razones estrictamente locales. Como así se encargaron de argumentar los tres ediles, con su portavoz, Vicente Quiles, a la cabeza, que este martes enumeraron una retahíla de motivos. Pero a nadie se le escapa que, al margen de una profunda discrepancia municipal, sobrevuela una partida política de fondo con el horizonte de las elecciones previstas en 2027. El propio Quiles no pudo evitar hacer referencias autonómicas. “No nos duele dejar nuestra posición, como ya demostramos saliendo de los gobiernos regionales cuando el PP rompió los pactos de gobierno, lo que ocurre también hoy en Yecla”.

De las alianzas a la pinza

La separación se produce justo cuando Vox ha golpeado las rutinas del Consejo de Gobierno, al acordar con el PSOE que las sesiones de control de la Asamblea se celebren en jueves, lo que fuerza al Ejecutivo a tener que buscar una nueva fecha para sus reuniones semanales. El presidente Fernando López Miras calificó el movimiento como una “injerencia” y un “sabotaje”. Quién lo diría: desde la oposición Antelo está inquietando más al Ejecutivo autonómico que desde dentro del propio Consejo de Gobierno.

El fuego cruzado, que durante muchos meses sólo procedía de un flanco, ahora es una constante entre ambos. El PP evitó el cuerpo a cuerpo mientras necesitaba el apoyo de Vox para los Presupuestos… hasta septiembre. Con las cuentas amarradas y con el verano marcado por Torre Pacheco ya expirado, el PP decidió cambiar de rumbo y empezó a devolver los ataques a Vox. “La pinza PSOE- Vox” se convirtió en la máxima del argumentario popular. “Un pinza sistemática”, recalca ahora López Miras. Ya no había treguas que proteger. Ahora se busca la manera de combatir el relato de Vox, como recientemente afeaba el diputado Landáburu a Antelo: “El efecto sandía: verde por fuera, rojo por dentro”.

Antelo escucha las críticas de la pinza sin despeinarse. Suele responder que ese argumento se debe a los nervios del PP. El viento de cola de las encuestas -las mismas que ellos dicen ignoran- le favorecen. El Cemop auguraba el sorpasso al PSOE en su último barómetro y los situaba cerca del PP: 18 escaños frente a 13. El líder regional de Vox, que siempre ha dicho que la política migratoria también influye en los municipios, respaldó sin fisuras la ruptura de los tres concejales de Yecla: “La decisión es la correcta, porque nosotros no hemos venido a calentar ninguna silla, sino a defender principios y valores”.

Todos estos ataques entre las dos cúpulas de PP y Vox pesan sobre las seis alianzas municipales que perduran en la Región, cuyos ayuntamientos hacen equilibrios para mantener sus Gobiernos al tiempo que observan la política nacional… y la regional. Los consistorios también sienten la cuenta atrás electoral y son conscientes de que ciertas políticas tal vez no convengan en los próximos meses para no quedar señalados.

El caso de Cartagena

En Cartagena el pacto entre el PP y Vox cumplirá en solo unos días dos años de vigencia. Han existido apreciaciones diferentes en temas ideológicos -principalmente en los referentes a subvenciones a oenegés- y un amago de sacar del poder al PP -un acuerdo fallido con MC para una moción de censura-. La realidad, al menos hasta este momento en el que se redactan estas líneas, es que las aguas llegan tranquilas a la orilla del Palacio Consistorial de Cartagena entre los cuatro concejales de Vox y la alcaldesa Noelia Arroyo, informa Diego Sánchez.

En plena negociación para los Presupuestos de 2026, este puede ser el último escollo en esta relación en la que Arroyo ha combinado una alta dosis de equilibrio sobre el alambre para cumplir con lo pactado con Vox, mientras que en la formación verde -a pesar de que no formen un grupo compacto y estén en plena lucha de poder para encabezar las listas de 2027-, han asumido, sin apenas rechistar, su rol… o eso se presume hasta el momento.

El escenario de un Presupuesto en la Comunidad

La lectura de un caso local como Yecla es, por tanto, también regional. El propio Joaquín Segado reaccionaba ante la noticia del Altiplano tachando el movimiento como una parte más de la estrategia de "desgastar al PP para aislarlo": "Habría que preguntarles a los votantes de Vox si les votaron para que sumaron a la estrategia sanchista o si les votaron para servir de apoyo al PP y conformar un gobierno de centro derecha en todos los municipios, también en Yecla", se preguntaba.

En cualquier caso, el cariz que adquiere la política regional ya es otro. Hasta el punto de que el propio Segado no oculta que el Presupuesto puede resistir los dos años que faltan de legislatura. Sería un hecho insólito, pues la Comunidad, a diferencia del Gobierno de España, siempre ha aprobado sus cuentas en los 43 años de autonomía. Es decir, el PP explora el escenario inédito de gobernar con un Presupuesto prorrogado, habida cuenta de lo difícil que puede ser una negociación con Vox con el año electoral a la vuelta de la esquina.

"A diferencia de Extremadura, tenemos un Presupuesto aprobado hace dos meses... y puede estar vigente para lo que resta de legislatura, pues es un texto que se hizo con esa ambición. Hecho además por el PP", remarcaba Segado. "La incidencia de Vox son apenas 24 millones de euros de un Presupuesto dotado de casi 7.000 millones", decía el portavoz del PP, quien, pese a todo, descartó un adelanto electoral, convencido de los populares agotarán la legislatura. "Así se hará".

El reloj electoral ha empezado la cuenta atrás en la Región de Murcia, y se nota.