Opinión

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Como ayer

Una Fiesta del Trabajo sardinera en Murcia

"En 2038, la Pascua se celebrará el 25 de abril, cinco días más tarde que esta vez, lo que llevará al Entierro de la Sardina hasta el 1 de mayo"

Publicado: 01/05/2025 ·06:00
Actualizado: 01/05/2025 · 06:00
  • Desfile de la Batalla de las Flores de Murcia.
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El lector es sin duda consciente de que en cuatro días hemos pasado del final de las Fiestas de Primavera a la Fiesta del Trabajo, el 1 de mayo, con invitación a puentear el viernes para que no resulte demasiado dura la vuelta  a la normalidad tras 17 días de trajín entre procesiones y cabalgatas, entre cruces y luces.

La movilidad en el calendario de la Semana Santa da pie a estas situaciones, y dentro de unos años, cuando llegue 2038, resultará aún más llamativo el asunto, puesto que la Pascua se celebrará el 25 de abril, cinco días más tarde que esta vez, lo que llevará al Entierro de la Sardina hasta el 1 de mayo, precisamente. Por lo que si para entonces sigue habiendo sardineros y trabajadores, concurrirán en las calles, los unos esgrimiendo pitos y escoltados por charangas, y los otros pancartas en ristre y coreando consignas. A trece años de distancia, será cosa digna de ver.

 

La última vez que se dio la fecha más tardía posible de la Semana Santa fue en el año 1943"

 

Pero estos ayeres miran más al pasado que al futuro, y lanzando la vista atrás nos encontramos con que la última vez que se dio la fecha más tardía posible de la Semana Santa, el citado 25 de abril, fue en el año 1943, ha hecho 82 de aquello, y volvió a darse una circunstancia más que curiosa, porque aquel 1 de mayo inmediato a una Pascua tardía, se celebró el VII Centenario de la reconquista de Murcia.

Aquél año, el diario Línea anticipaba el Domingo de Ramos lo que sería el programa de Semana Santa y Fiestas de Primavera, con el añadido final del inicio de los actos conmemorativos de la entrada del infante Alfonso de Castilla, llamado luego el Sabio en la ciudad.

Se destacaba la recuperación de pasos destruidos en las procesiones del Lunes y el Miércoles Santo, y el estreno, en la medianoche del Jueves Santo, de la procesión del Silencio.

En cuanto a las fiestas cívicas, se subrayaba que el Bando de la Huerta, a cargo de Pedro Lorca; la Batalla de Flores, cuya organización se encomendó a Martín Perea, y el Entierro de la Sardina, encomendado a los Sindicatos, estaban en disposición de aportar grandes novedades y sorprender a propios y forasteros. Sin olvidar otros atractivos en el programa como los Juegos Florales de la Asociación de la Prensa, con Francisco Cascales como mantenedor; el concurso de Bandas, de la Delegación de Educación Popular; la exposición de Pintura y Escultura en el Casino; las Tiradas de Pichón en La Condomina; y las dos corridas de toros, señaladas para el domingo de Pascua y el 2 de mayo.

Y como brillante colofón, la solemne procesión histórica del 1 de mayo por la tarde, con la imagen de la antigua Patrona de Murcia, Nuestra Señora de la Arrixaca, procesión que organizaba la Academia de Alfonso X el Sabio. A todo lo cual se añadirían verbenas, castillos de fuegos artificiales, la denominada Demostración Juvenil, o la Gran Semana Musical del Sindicato de Estudiantes Universitarios.

Claro que el programa de Semana Santa se limitaba entonces a las procesiones del Perdón (Lunes Santo), la Sangre (Miércoles), la nueva del Silencio (medianoche del Jueves), Jesús y el Santo Sepulcro (Viernes mañana y noche), y el sábado era entonces de Gloria, y no Santo, y en cuanto se celebraba la Resurrección, a primeras horas de la mañana (la más tardía comenzaba a las 10 de la mañana), repicaban las campanas, tronaban las tracas y las bandas que participaban en el concurso nacional recorrían las calles interpretando alegres marchas. Comenzaban las fiestas.

 

Para cuando llegaba el sábado, no había cabalgata alguna que concurriese con manifestaciones laborales inexistentes"

 

El día de Pascua de 1943 comenzó el citado concurso, con la presencia de excelentes bandas valencianas y la murciana de la Casa del Niño, y la primera corrida de toros, y el lunes por la mañana se celebró el Bando de la Huerta, el martes la Batalla de Flores y el miércoles el Entierro de la Sardina, planteamiento que fue el usual, hasta el cambio al esquema actual en la segunda mitad de los años 70.

Quiere esto decir que para cuando llegaba el sábado, no había cabalgata alguna que concurriese con manifestaciones laborales inexistentes. Pero, como queda dicho, lo que sí hubo fue el brillante arranque de las conmemoraciones de los siete siglos de la reconquista de la capital del Reino de Murcia.

Ya contamos en estos ayeres, en noviembre de 2021, cómo fue aquella gran procesión de la tarde del 1 de mayo de 1943. Resumiendo el relato, partió desde San Andrés a las seis y media de la tarde, para ingresar en la Catedral a las nueve de la noche. Hubo heraldos de época, timbaleros y trompeteros con caballos engualdrapados, pajes, ballesteros, soldados a caballo y a pie, el pendón real, el sello real de la ciudad de la época de Pedro de Castilla, reyes de armas, sabios, físicos y moros sometidos y, desde luego, la Virgen de la Arrixaca sobre gran carroza de flor natural que reproducía la miniada estampa que ilustra la cantiga 169 del rey sabio.

Le dio escolta el Orfeón Murciano Fernández Caballero ataviados con trajes de época y cantando el estribillo de la cantiga alfonsina. Y tras la Virgen, un sinfín de representaciones, a las que se sumó en la plaza de Santa Catalina el ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín.

 

Las dos Patronas de Murcia coincidieron en la sede episcopal y fueron objeto de veneración en el primer templo diocesano"

 

Al haberse celebrado una Semana Santa tardía, la Virgen de la Fuensanta aún permanecía en la Catedral. De hecho, la tradicional novena de la Coronación comenzó el mismo día que tuvo lugar la procesión de la Arrixaca, de forma que las dos Patronas coincidieron en la sede episcopal y fueron objeto de veneración en el primer templo diocesano.

Un día después, domingo, concluyeron aquellas Fiestas de Primavera metidas en mayo con la corrida de toros que trajo hasta Murcia al gran Manolete, que compartió cartel con el caravaqueño Pedro Barrera y el madrileño Manolo Escudero, que tomó la alternativa. Fueron los de 1943 unos festejos tardíos, pero dejaron motivos sobrados para el recuerdo.

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