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EL PASICO DEL APARECIDO / OPINIÓN

Los liberales de nuestra región

18/09/2021 - 

CARTAGENA. Una vez realizada su convención nacional, los dirigentes del partido Ciudadanos (Cs) nos han anunciado la buena nueva de que defenderán el liberalismo verde y que, si viniesen mal dadas en las elecciones regionales y en la nacional, siempre podrían esporular en los municipios, sumergiéndose en una especie vida política latente a la espera de tiempos mejores. Junto a su tradicional defensa de la integridad territorial y política de España, asociada a su no menos radical oposición fundacional al separatismo y su apuesta por el europeísmo, su oferta política resulta interesante y diferenciada en nuestra nación.

"Si logra escapar a su muy probable extinción, a Cs le espera una larga etapa de funcionar en minoría"

Ahora bien, para aplicar de forma coherente esas pretensiones ideológicas, los de Cs necesitarían estar dispuestos a disciplinarse en unas actitudes que podrían alejarlos de los gobiernos durante bastante tiempo. Tales son las referentes a sus pactos, una vez desvanecido el espejismo de llegar a convertirse en uno de los dos partidos mayoritarios en España. Si logra escapar a su muy probable extinción, a Cs le espera una larga etapa de funcionar en minoría, incluso en exigua minoría en algunos sitios. Solo podrán, en ese caso, influir sin gobernar, para lo que se requeriría que se dotasen de buenos comunicadores y mejores pensadores que propusiesen innovaciones interesantes. Aparte de eso, solo le quedaría la opción de establecer pactos para que otros gobernasen en solitario o en coalición con ellos. Y ahí vienen las dificultades.

Al poco de la convención nacional, señaló el periodista Avendaño que un partido liberal nunca debería pactar con Vox; en una línea aparentemente opuesta, pero complementaria en realidad, Jiménez Losantos arguyó que un partido liberal nunca pactaría con Podemos. En opinión del Aparecido, ambos llevaban razón y como Cs, acertadamente, descartó por iniciativa propia pactar con separatistas, solo le quedaría llegar a acuerdos con el PSOE, en el que proliferan los socialdemócratas, o con el PP, donde hay algunos liberales y todavía más conservadores y democristianos. En eso no habría problema y, de hecho, es lo que suelen hacer los partidos liberales europeos, a los que Arrimadas elogia con frecuencia. De hecho, en estos momentos los liberales del parlamento europeo participan en un pacto con los socialistas y los conservadores para garantizar su funcionalidad. Los eurodiputados socialistas españoles han anunciado que romperán ese pacto si el próximo candidato a presidirlos es del PP, pero los liberales están trabajando para mantener el acuerdo. Eso es ser un liberal centrista.

Si quisiera mantener impoluta en España su reputación como liberal, Cs debería negarse a participar en cualquier bloque en el que figurasen los separatistas, Podemos o Vox, ni siquiera con el subterfugio de que son los partidos mayoritarios, y no ellos, los que pactarían con esas formaciones. En suma, tendrían que aceptar que los aliados de sus aliados son sus aliados, desagradable, pero inexorable, propiedad transitiva de los acuerdos. Posiblemente, las principales autoridades de la Unión Europea verían con simpatía esa decisión; en sentido contrario, si no lo hiciesen e insistiesen en compincharse, siquiera indirectamente, con iliberales, su aura liberal se deterioraría irreversiblemente.

"todavía siguen sin aceptar que la moción de censura contra el presidente Miras fue un doble error"

Todo lo dicho puede aplicarse a nuestra región, donde todavía siguen sin aceptar que la moción de censura contra el Gobierno del presidente Miras fue un doble error. En primer lugar, porque Cs formaba parte de ese Gobierno, situación en la que, si algún consejero llegase a la convicción de que las directrices de su presidente, o las actuaciones de otros consejeros, le resultasen inaceptables, lo adecuado sería abrir una crisis de gobierno, dimitir, pasarse a la oposición y, pasado un tiempo prudencial, intentar la moción de censura desde fuera del Gobierno, que estaría entonces perfectamente legitimada. En cambio, lo que hicieron se parece más la actuación de Bellido Dolfos en el sitio de Zamora, glosado en los cantares de gesta, que a una democrática expresión de discrepancia política.

El segundo error fue todavía peor: una vez verificado que, de los seis diputados regionales, tres votaron en contra y uno se abstuvo, lo democrático habría sido que, aceptando el resultado, siguieran en el Gobierno los que se opusieron a la moción y dimitiesen los que lo apoyaron, con la consiguiente remodelación de tareas en el grupo parlamentario. De haber hecho eso, hoy Cs seguiría como tal en el Gobierno y tendría muchas más probabilidades de sobrevivir en el próximo ciclo electoral regional, habiéndose comportado como un partido democrático, un aliado fiable, y una opción genuinamente liberal. 

"¿Cómo se podría ser liberal yendo contra la libertad de voto en los parlamentos?"

Cuando los constituyentes acordaron que los diputados no estuviesen sujetos a mandato imperativo estaban protegiéndolos de una posible dictadura de las direcciones, contribuyendo así a enriquecer el debate y reforzar el papel de cada diputado que, al fin y al cabo, son las personas que reciben el apoyo popular en las elecciones. Bastante poder detentan las direcciones de los partidos con el vigente sistema de listas cerradas y bloqueadas para incrementarlo todavía más derogando la exclusión del mandato imperativo. Cabe entender, aunque sea inconstitucional, que los partidos menos liberales estén a favor del mandato imperativo de los dirigentes del momento, pero un partido liberal debería conceder libertad de voto a todos sus cargos públicos, confiando más en las convicciones de sus representantes que en ninguna rígida jerarquía para lograr que sus votos convergiesen. Si Cs quiere ser liberal debe dejar de hablar de transfuguismo, no solo porque lo practican ellos mismos (Nart) y sus otros aliados (Granada), o ni siquiera porque está en la Constitución que defienden, sino sobre todo porque esa sería la forma de comportarse de un partido liberal. Modificar en el Congreso el Estatuto de Autonomía para introducir medidas contra los cargos públicos que voten distinto de lo decidido por la dirección del grupo iría directamente contra la disposición constitucional que protege la libertad de voto y nunca debería ser apoyado por un partido liberal. ¿Cómo se podría ser liberal yendo contra la libertad de voto en los parlamentos?

Ana Martínez Vidal y Juan José Molina. Foto: A. R. M.

Una vez dimitida Ana María Vidal, promotora de la moción de censura según Arrimadas, la dirección nacional de Cs ha nombrado nueva responsable regional a la arquitecta cartagenera María José Ros, acompañada por José Luis Ros, un politólogo que ejerce de concejal de San Pedro del Pinatar, y de Paqui Pérez, licenciada en Derecho y concejala en Murcia. Esas tres personas, jóvenes y animosas, exhiben trayectorias intachables, pero, y ese es un pero grande, significan la continuidad de la fracasada línea política de la etapa anterior, lo que pronto se ha visto confirmado, según relata La Opinión de Murcia, por sus primeras declaraciones. Por un lado, insiste Ros en la idea del transfuguismo, llegando a hablar de "mayoría comprada en la Asamblea". Desacreditar los parlamentos es profundamente iliberal y persistir en esa línea llevaría a Cs a situarse fuera del sistema, muy lejos, pues, del centrismo. Ya la justicia ha aclarado que, como establece la Constitución, los acuerdos para frustrar la moción de censura no fueron ilegales, igual que tampoco cabría haber hablado de compras de las voluntades de los que hubiesen entrado en el gobierno de haber triunfado la moción.

Prosigue Ros afirmando que "hace falta una zona de protección contra el PP y Vox en los municipios ribereños de Mar Menor", tesis en directa oposición con la que ahora mismo defienden en el parlamento europeo y estupefaciente en la lideresa, que se dice centrista y liberal, de nuestra región. Resulta que el mayor municipio "ribereño del Mar Menor" es Cartagena, donde, ¡oh sorpresa!, gobierna el tripartito del PSOE, el PP y Cs que logró formar Manuel Padín, uno de sus dos concejales en la trimilenaria. ¿Ignoraba eso Ros cuando declaró lo de la zona de protección? A semejanza de Conesa, que promovió la expulsión de todos los concejales socialistas cartageneros a raíz del pacto, ¿está pidiendo Ros que se rompa el tripartito de Cartagena que acordó Padín?

Alude a él como un "verso suelto", otro nuevo doble error, que se añade al que ya cometieron al abrirle un expediente del que nada se supo luego. Proveniente del CDS, lo más parecido a Cs que hubo, fue él quien empezó a construir Cs allí y logró articular el citado pacto municipal, que responde exactamente a lo que cabría esperar de un partido centrista y liberal. ¿No les gustaría a muchos que Arrimadas lograse conformar un Gobierno español con los socialistas y los populares? Así pues, la persona, trayectoria y ejecución de Padín es la que mejor cuadra con lo que Cs quiere ser, hasta el punto de que casi sería el único en condiciones de posibilitar la continuidad, o al menos la coherencia, de ese partido en nuestra región. Pero es que, además, lo normal en un partido liberal sería que todos sus afiliados y dirigentes fuesen "versos sueltos", pues no cabe predicar la libertad para todos excepto para los de tu propio partido. No se puede ser liberal de puertas afueras e iliberal de puertas adentro.

Ahora la pregunta es ¿qué hará Padín? ¿Dimitirá del Gobierno municipal, como implícitamente le pide Ros para iniciar la anhelada "zona de protección"? ¿Aceptará entrar a formar parte del equipo Ros, como ella ha anunciado que está sopesando ofrecerle? ¿Optará por conformar una corriente genuinamente liberal en Cs en nuestra región? La respuesta, en un próximo pasico.

JR Medina Precioso

jrmedinaprecioso@gmail.com

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