MURCIA. Segundo verano sin banderas azules en las playas del Mar Menor. Ni una. Para los que seguimos con tristeza e impotencia lo que está pasando con nuestro mar tan querido no ha sido una sorpresa. Es el resultado de abandono y tiempo. Desde la anoxia de octubre de 2019, abandono y tiempo es lo que han derrochado las instituciones responsables de su recuperación; abandono y tiempo discutiendo a quién competen las responsabilidades que les mandata la Ley del Mar Menor aprobada en la Asamblea.
"esto no va solo de lo que nos empobrece como personas perder esta joya medioambiental, va también de que nos empobrece a todos económicamente como región"
Mientras, las familias que tienen vivienda en los municipios costeros marmenorenses han visto cómo su valor se desplomaba, cómo es más difícil que la saga familiar se reúna en sus orillas porque hay playas no aptas para el baño o que no reúnen las condiciones para que los pequeños jueguen en sus orillas. Los hosteleros han comprobado cómo se reduce drásticamente el número de reservas pese a la rebaja de precios; cafeterías y restaurantes saben que el fin de las restricciones por covid no va a ser tan propicio aquí como en el resto de las playas murcianas. Los carteles de viviendas para alquilar se multiplican y permanecerán todo el verano porque nadie las ocupará; locales comerciales que no van a abrir, tiendas, chiringuitos… No queda nadie que no se empobrezca con este desastre porque, ojo, esto no va solo de lo que nos empobrece como personas perder esta joya medioambiental, va también de que nos empobrece a todos económicamente como región.
Y por eso la sociedad civil seguimos batallando frente a la inacción del Gobierno regional; por eso grupos de voluntarios siguen este verano recogiendo firmas para presentar una Iniciativa Legislativa Popular que reconozca derechos propios y personalidad jurídica al mar Menor.
Porque frente a esos pocos que se enriquecen abusando de la Naturaleza a la que conciben exclusivamente como lugar de extracción ilimitado en su beneficio existe una sociedad civil cada vez más concienciada de que la Tierra, nuestro planeta, es limitada y su naturaleza no soporta una explotación sin limites.
Y vamos a ser nosotros, los nadie, los ciudadanos de a pie, quienes utilizando los recursos jurídicos y políticos a nuestro alcance paremos este ecocidio a nuestro Mar. Seremos nosotros, la sociedad civil, quienes con una Iniciativa Legislativa Popular lleguemos a la Unión Europea y a la ONU porque allí, lejos de considerar la ILP una extravagancia de ecologistas utópicos, sí se reconocen jurídicamente los derechos de la Naturaleza.
Frente a la irracionalidad de determinados modelos productivos que benefician sólo a unos pocos y nos quitan derechos a todos, los nadie, como si fuéramos las madres de la Plaza de Mayo, seguiremos imbatibles al desaliento diciendo que queremos el Mar Menor de nuestra infancia, que lo queremos vivo.
Rosa Peñalver Pérez.
Docente. Jubilada.