CARTAGENA. Un aspecto curioso de la reciente encuesta del Centro de Estudios Murcianos de la Opinión Pública (CEMOP), según la cual el primer problema de la región es el desempleo y el segundo la degradación del Mar Menor, es que la práctica totalidad de los comentaristas han obviado el primer problema y se han centrado en el segundo. La mayoría lo han hecho con la esperanza, disimulada o abierta, de que ese conflicto perjudique electoralmente al PP sin beneficiar a Vox; el resto, la minoría, con el temor de que eso ocurra.
El vocerío ha sido tan potente como para inducir a algún pusilánime dirigente del PP a sugerir, y lograr, que el Gobierne regional, que venía guardando silencio al respecto, haya pasado a apoyar la iniciativa legislativa popular (ILP) para dar personalidad jurídica al Mar Menor. Un error de tipo II: aceptar como correcta una idea falsa. Como han señalado las autoridades en materia ambiental de la Unión Europea (UE), esa ILP no añade nada nuevo a lo ya contemplado en la legislación ambiental y plantea dudas sobre su fundamento jurídico. Si alguien no se lo cree, que le pregunte a Edmundo Bal, de Ciudadanos (Cs), que recibió personalmente esa comunicación. El Gobierno regional ha dado muestras de querer corregir la actitud pasiva de los anteriores sobre el Mar Menor, para lo que le bastaría con aplicar el Plan Vertido Cero que logró pactar con Cs y el PSOE, en vez de, llevado por el miedo escénico, aceptar soluciones irracionales que, a la larga se volverán en su contra, pues tras esa ILP se oculta el propósito de cerrar el Trasvase y adoptar cuantas medidas sean necesarias para que la Región retorne a los empobrecidos tiempos de la agricultura familiar de secano.
"nuestra parte del sector primario menos industrializada está pidiendo ayuda a gritos"
En opinión del Aparecido, que en esto parece estar, comme d’habitude, en solitario, la principal enseñanza de los resultados del CEMOP es que los encuestados han vinculado la economía (desempleo) con la ecología (Mar Menor). Y, sin embargo, los mismos comentaristas que nos han inflado a análisis de todo tipo sobre el Mar Menor no han dicho ni mu (de Murcia) sobre el desempleo, la principal preocupación ciudadana. Acaba de finalizar en Cádiz el conflicto, con tanquetas y llamas incluidas, entre los trabajadores y la federación de empresarios del metal gracias a un pacto para subir dos puntos porcentuales los salarios, sin que quede clara la vigencia del convenio más allá de su fecha límite, la segunda petición sindical importante. Anuncian los ganaderos y los agricultores movilizaciones por la pérdida de poder adquisitivo que están sufriendo debido al aumento de los precios de todos los insumos, fertilizantes, energía, etc. En nuestra región, los agricultores denuncian que el precio del agua desalada es inasumible, y la propia ministra Ribera reconoce que ese tipo de agua será cara. Los trasportistas avisan de un posible futuro conflicto por la subida del precio del gasóleo y la anunciada tasa por circular por las autopistas, a lo que se suma el déficit de jóvenes desempleados dispuestos a trabajar de camioneros. Tampoco quieren recoger fresas, ni limpiar calles. El precio de la luz alcanza máximos históricos y el alto precio se cronifica, lo que ayuda a originar inflación, con el consiguiente perjuicio para las rentas medias y bajas. Los vendedores de automóviles empiezan a entrar en pérdidas porque no reciben ciertas piezas imprescindibles debido a la escasez de materiales y al acaparamiento chino de muchos recursos naturales.
En resumen, es evidente que estamos afrontando una crisis energética de primera magnitud y que nuestra parte del sector primario menos industrializada está pidiendo ayuda a gritos, todo lo cual repercute negativamente en las expectativas de acordar nuevos contratos de trabajo. Se produce la paradoja de que la tasa de desempleo juvenil sea la más alto de la UE y, sin embargo, miles de jóvenes se nieguen a aceptar ciertos empleos y, a la vez, sigue subiendo el gasto público en subvenciones a los parados. Y, aunque tan encubierto que muchos ciudadanos no se percatan de ello, toda esa crisis está relacionada con la transición a una economía verde en la UE y, con particular intensidad, en España.
No extraña, pues, que los encuestados por el CEMOP hayan conectado el principal problema de la Región, el desempleo, con el segundo, el Mar Menor. Y, sin embargo, los análisis que relacionen ambos problemas han brillado por su ausencia, siendo así que, como el Aparecido insiste, lo ecológico y lo económico son inseparables. No ha caído en esa trampa el veterano dirigente socialista de nuestra región Pedro Saura, que preside ahora la Red Nacional de Paradores. En un reciente artículo describe los esfuerzos que se están realizando para paliar el impacto ecológico de su actividad económica a la vez que recalca la importancia de vincularlos a la recuperación de una alta tasa de turismo internacional. Esa es la vía: lo ecológico y lo económico de la mano, como en lo de Saura.
Respetando el criterio de los ciudadanos, mostrado en la encuesta, el Aparecido se proponía enunciar en este Pasico, sin desarrollarlas, las bases de una economía ecológica alternativa tanto al ecologismo puro a lo Thunberg como al econocimismo puro a lo Trump, pero, una vez escrito, la actualidad se ha cruzado en su camino. Y no cualquier clase de actualidad, que es, como diría el Beatle Lennon, lo que ocurre mientras uno proyecta escribir sobre el futuro, sino una actualidad directamente relacionada con la ILP, por lo que no cabe obviarla, sino retrasar una semana más el prometido programa ecológico alternativo.
"Con esta enmienda, Cs se consagra como otro partido verde, del estilo de Equo y Más País"
La citada novedad consiste en que Cs ha presentado una enmienda al proyecto de nuestro Estatuto de Autonomía para que se incluya en su articulado el meollo de la ILP, en lo que coincide con otra de UP, que la generaliza a "dar personalidad jurídica a todos los ecosistemas de la región". Bien empleado le está al PP, que ahora tendrá que optar entre desdecirse gallardamente o ratificarse en el error y aprobar la enmienda. Afortunadamente, el PSOE, con buen criterio, se ha limitado en su enmienda a proponer que se adopten más medidas para asegurar una mejor protección del Mar Menor, lo que anuncia que quizás puede converger con el PP en asumir, como mal menor, el nombre chino del Mar Menor, ese enfoque.
El único partido que no tiene problemas con esta vaina es Vox, que desde un principio ha rechazado tanto la ILP como el Estatuto. Es curioso que Cs, que se jacta de su afinidad con los liberales alemanes, abandere esa propuesta ferozmente iliberal, mientras que sus colegas germanos no han aceptado ocupar, en el Gobierno que formarán con los socialdemócratas y los verdes, las carteras de medio ambiente, ni agricultura, sino las de transporte, educación, justicia y finanzas, habiendo declarado su líder que su principal objetivo es controlar que no se desorbite el gasto público, moderando las tendencias derrochadoras de sus dos socios de gobierno.
En efecto, los liberales alemanes comprenden perfectamente que su papel es defender los derechos de los individuos y la iniciativa privada, no fingir que se les conceden a la Naturaleza para, en realidad, dárselos a los ecologistas radicales. Con esta enmienda, Cs se consagra como otro partido verde, del estilo de Equo y Más País, y se aleja del definitivamente del liberalismo, que, en nuestra región, queda en manos de Isabel Franco y sus secuaces, con el apoyo, quizás, del centrista cartagenero Padín. Un lejano futuro Pasico versará el sindiós que supone que, excepto el PP y Vox, los partidos de la Región quieran modificar en profundidad en el Congreso el proyecto de Estatuto que ellos mismos pactaron en la Asamblea Regional. Tal incongruencia antifederal y anticonfederal, pide a gritos un Pasico. Al parecer, el federalismo solo vale para Cataluña y el País Vasco Español.
JR Medina Precioso