MURCIA. No era un farol. La amenaza iba en serio. Y tan en serio. Vox, o mejor dicho, Santiago Abascal, dinamitó todos los puentes y dio un golpe encima de la mesa con un movimiento cuyas resonancias son imprevisibles: el partido deja su joya más preciada, el poder autonómico de cinco comunidades, y se marcha a la oposición. ¿Querían esto todos los gobernantes de Vox que tenían ante sí la oportunidad de plasmar sus propuestas e ideas en un Gobierno? ¿Querían esto quienes estaban gestionando y planificando? En el caso de la Región la aventura dura diez meses. No llega al año, pues precisamente el partido apuró hasta el último aliento para conseguir su entrada en el Gobierno regional. Lo consiguió en septiembre, al borde de la repetición electoral, tras forzar a Fernando López Miras a lo que nunca quiso, a lo que siempre se negó en campaña y lo que siempre peleó para evitar: una coalición. Y ahora Abascal, con el plácet de la cúpula nacional, la rompe.
El tsunami político, que afecta a seis comunidades de lleno (cinco coaliciones y un apoyo parlamentario), obliga al Gobierno regional que preside López Miras a recolocar las piezas. Su portavoz, Marcos Ortuño, ya deslizaba este jueves que estaban preparados. Que tal vez la salida les había pillado por sorpresa, sí, pero no que no supieran qué hacer sin Vox. No será tampoco una empresa nueva para López Miras, más que habituado a lidiar con imprevistos y obstáculos desde su llegada al poder en 2017. Hace tres años se estaba librando de una moción de censura que tenía todas las firmas para derrocarlo y resolvió el entuerto en apenas tres días. No parece, por tanto, que el nuevo escenario que se abre en la Región de Murcia le perturbe. Pero, eso sí: debe adoptar una decisión.
Y las opciones son dos. O emprender el camino que siempre soñó, un Gobierno solitario, o disolver el Parlamento y convocar elecciones autonómicas. Las dos ideas tienen sus riesgos. La primera, que el PP no tiene los números en la Asamblea Regional, pues le faltan dos escaños para la mayoría absoluta, y necesitará recurrir al PSOE, a Podemos... y al mismísimo Vox, que, liberado del corsé del Gobierno regional, puede ser más implacable que antes. ¿Qué pasará ahora con la reforma del Ley del Mar Menor? Al menos el Presupuesto de 2024 está aprobado, y en el peor de los casos podría recurrir a prorrogarlo si no llegan a tiempo para el 2025. O... ¿estamos en una nueva era de pactos entre PP y PSOE, como el propio Abascal insinúa tras el acuerdo del poder judicial? En cualquier caso, cualquier medida de calado del PP necesitará el respaldo parlamentario.
La otra alternativa sería pulsar el botón del pánico y saltar al abismo de unas elecciones anticipadas. Sería una maniobra insólita, nunca antes explorada en la historia de la Región. Y, recordemos, Murcia está sometida al régimen general de las comunidades, por lo que, aunque se celebraran las votaciones ahora, habría que repetir en 2027. En cualquier caso, es una opción que López Miras puede valorar. Motivos a favor tiene: el barómetro de primavera del Cemop auguraba una mayoría absoluta para el PP y los populares vienen de un ciclo victorioso en tierras murcianas, con rotundos triunfos en las generales de 2023 y las europeas de junio. Pero también tiene razones en contra: los últimos sondeos situaban al PP en 22 diputados y Vox, con el argumentario fresco de que no cede ante sus barreras rojas -recordemos que han roto sus pactos por oponerse a acoger menores inmigrantes, 16 en el caso de la Región- ni se pliega a las presiones ni tiene apego al poder (todo eso lo podrá esgrimir Vox), peleará con más dureza que nunca ante el PP, su gran adversario ideológico y político en Murcia. Otro argumento en contra es que Miras nunca se ha mostrado partidario de jugadas arriesgadas que comprometan la estabilidad. Si transigió con la coalición en verano fue precisamente por esa causa, para no someter a la Región a la incertidumbre de un periodo electoral.
El presidente también tendrá que reconfigurar su Gabinete. Ha perdido a un vicepresidente, una figura más simbólica que ejecutiva, y que posiblemente no tendrá que reemplazar, aunque sí tendrá que reorganizar sus competencias de Interior, Emergencias y Ordenación del Territorio. También tendrá que sustituir al consejero José Manuel Pancorbo, a cargo de Fomento e Infraestructuras, dos áreas importantes. Es posible que López Miras opte por asignar las carteras a sus actuales consejeros de forma temporal. Y, por supuesto, quedan fuera todo el ramillete de altos cargos designados por Vox, que ya no tendrán sitio en el organigrama regional.
No sería la primera vez que el PP gobierne en solitario. Ya lo hizo en la legislatura 2015-2019, donde se apoyó mucho en Ciudadanos. Y en la pasada legislatura también tuvo que recomponerse tras la desconfiguración de Ciudadanos por la fracasada moción de censura y el divorcio interno del grupo de Vox. El propio López Miras llevó por bandera en la campaña electoral su promesa de gobernar en solitario. "Los ciudadanos de la Región de Murcia no quieren repetir la experiencia de un Gobierno de coalición, ellos también lo han sufrido", reconocía a este diario. Pero entonces necesitaba la suma para la investidura y no la tenía. Ahora el momento es otro. Un factor importante será la estrategia nacional. Génova ha respondido con optimismo ante la ruptura de Vox. No parece preocupada. Más bien al contrario: creen que les puede beneficiar. Y González Adalid siempre toma buena nota de los dictados de Génova.
Por su parte, Antelo tendrá que reinventarse y volver a su antigua labor de oposición. Ahora lo será más que nunca, casi al mismo nivel -¿o más?- que el socialista José Vélez, habida cuenta de que su partido rompe por un choque con el PP. Mantiene el escaño en la Asamblea, por lo que seguirá presente en la vida regional. Salvo sorpresa, deberá ocupar la Portavocía parlamentaria que desempeña Rubén Martínez Alpañez. Caso bien distinto es Pancorbo, que no es diputado y a efectos prácticos desaparecerá de la primera línea.
Está por ver en qué estado anímico queda ahora Vox. Por el momento no ha sonado ningún indicio de discrepancia con los altos mandos de la calle Bambú. A diferencia de Castilla y León y la Comunidad Valenciana, donde no las tienen todas consigo con la decisión de romper, en Murcia hay unidad en torno a la salida de San Esteban. Al menos desde las altas esferas. Hubo dos murcianos en la reunión de urgencia celebrada en Madrid: Luis Gestoso y el propio Antelo. Por lo pronto, el todavía vicepresidente ha convocado una rueda de prensa para este viernes a las 12 en la Consejería de Interior, Emergencias y Ordenación del Territorio... si no lo cesa antes el presidente.
Otro frente incierto es la situación de los ocho municipios gobernados en coalición por PP y Vox. ¿Qué sucederá ahora? ¿Afectará? De todo esto no dio explicaciones Abascal, que dio una comparecencia sin preguntas. Recordemos que ambos partidos pactaron en Molina de Segura, Las Torres de Cotillas, La Unión y Puerto Lumbreras. Después se sumaron Alhama de Murcia, Cartagena, Lorca y Yecla. También pactaron en Cieza, pero en marzo la alianza saltaba por los aires. Como ahora en la Región.