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análisis / OPINIÓN

La diferencia de tener jefes emocionalmente ausentes o líderes empáticos

25/10/2024 - 

MURCIA. Imagina ir a trabajar todos los días sabiendo que, aunque tu jefe o jefa esté en su despacho, emocionalmente no está allí para poder atenderte. Sin duda alguna es una experiencia hedionda, pero más común de lo que podemos pensar en muchas empresas. Esta desconexión emocional no solo afectará al clima laboral, sino que también va a tener un gran impacto en el ánimo y la moral del equipo. Tener a una persona en la dirección que solamente está para firmar documentos, dar órdenes y presionar para alcanzar los objetivos no es suficiente. Recientes investigaciones en liderazgo demuestran que los trabajadores que no son atendidos emocionalmente se agotan antes, pues experimentan una sensación de soledad en el puesto de trabajo. Por lo general, los empleados buscan en sus líderes una referencia, alguien con quien puedan compartir no solo preocupaciones y dudas profesionales, sino también estados emocionales que afectan a su desempeño. Sin embargo, cuando dicha situación no se produce, la sensación de aislamiento se intensifica y los empleados comienzan a guardarse sus problemas y sentimientos, lo que deriva en un desgaste emocional cada vez más intenso.

"los empleados buscan en sus líderes una referencia"

La desmotivación laboral siempre viene acompañada del estrés y la ansiedad. Esta línea de pensamiento viene reforzada por varios estudios recientes, realizados en el área de Psicología de las Organizaciones, que coinciden en señalar que cuando un jefe o jefa está emocionalmente ausente llega a duplicar la sensación de presión en su equipo. Los empleados sienten que no tienen apoyo afectivo ni siquiera cuando necesitan un hombro para apoyarse o desahogarse. Por lo tanto, en lugar de obtener ayuda para compartir sus cargas, tanto profesionales como emocionales, deben soportar todo el peso ellos solos. Esta situación, en poco tiempo, llega a volverse agobiante, casi insoportable. Es importante tener en cuenta que esta falta de humanidad, que proviene de la desconexión emocional del jefe o la jefa, es una fuente permanente de grandes tensiones para los empleados. Además, da lugar a que los empleados no sientan que forman parte de la empresa y comienzan a buscar empleo en otro lugar. Terminando en una mayor circulación de personal y disparando los costes para formar a los nuevos empleados. Pero lo peor de todo es que los que se van a marchar primero suelen ser las personas con más talento y valiosas para la empresa.

El verdadero liderazgo no se debe medir solo por los objetivos y resultados que se logran, sino por cómo se trata y se inspira a las personas que forman parte del equipo. La clave radica en comprender que, detrás de cada empleado, hay una persona con emociones, necesidades y aspiraciones. Por lo tanto, es obvio que el liderazgo empático no es un lujo, sino una necesidad. Teniendo en cuenta que cuando la persona que dirige es una ausente emocional, la falta de motivación y el estrés se van a disparar en el equipo. Por ello, el auténtico líder debe estar presente no solo con su cuerpo, sino también con su mente y sobre todo con su corazón. Además, debe tener presente que la amabilidad es una cualidad humana muy importante para gestionar equipos, pues desde el diálogo promueve confianza y motivación. Por ejemplo; comenzar la jornada con una conversación casual, sobre el fin de semana, en el pasillo de la oficina con el empleado o empleada, mientras toman un café, puede cambiar el rendimiento de esa persona durante todo el día. A veces, son estos pequeños detalles de cercanía humana los que permiten generar un espacio laboral saludable.

En consecuencia, podemos destacar que el lenguaje, en este tipo de liderazgo empático, se convierte en un factor clave para generar un entorno saludable y colaborativo, donde todos se sientan valorados y escuchados. Cuando los líderes utilizan un lenguaje empático y están abierto a la escucha activa, construyen una cultura organizacional robusta, donde las personas se sienten motivadas para dar lo mejor de sí mismas. No debemos olvidar que, en la mayoría de las ocasiones, una palabra amable y sincera, trasmitida con una sonrisa autentica, puede iluminar la vida de las personas que están a tu alrededor. Un líder empático siempre se esforzará por ser ese rayo de luz que motiva y alegra la vida de las personas que trabajan y colaboran con él.


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