También ven motivos para la esperanza los hosteleros de Águilas, Blanca, Totana, Puerto Lumbreras y Mazarrón
MURCIA. La reapertura de las terrazas de Ojós, Ulea y Villanueva del Río Segura ha abierto una vía para la esperanza en los municipios que están doblegando la covid en la Región de Murcia. La caída de los contagios en estas tres localidades propició que el Gobierno regional les dejara abrir los exteriores de la hostelería. Todos ellos registraban una incidencia acumulada en 14 días por debajo de los 500 casos por cada 100.000 habitantes, el límite marcado para las restricciones. El resto de las poblaciones de la Comunidad, en cambio, soportaban una tasa por encima de los 500, por lo que mantenían, otra semana más, las medidas.
Bajar de esta barrera de contagios es el objetivo que persiguen todos los municipios para 'volver a la normalidad' -dentro de lo que cabe-. El panorama, por suerte, ha cambiado en los últimos días. No en vano, la incidencia en la Región ha mejorado después de un mes de enero crítico, con una media superior a 1.500 casos por cada 100.000 en 14 días y con hasta cinco localidades por encima de los 3.000 contagios por cada 100.000 (Yecla, Moratalla, Albudeite, Mula y Fortuna).
Ahora, con una media regional ya por debajo de los 900 (en concreto, 866, según el último dato actualizado del Servicio Epidemiológico, consultado por este diario), seis poblaciones aspiran a situarse en la casilla de salida de las 'aperturas' para el próximo Comité Covid del lunes, que estudiará la situación de la pandemia. Son las seis que tienen un índice inferior a 500 casos: Águilas (373), Blanca (428), Los Alcázares (470), Totana (478), Puerto Lumbreras (480) y Mazarrón (481).
Si mantienen esta progresión, es previsible que abandonen la zona de riesgo extremo en la que se sitúan y por tanto puedan abrir sus terrazas. Fuera de ese nivel, se permite un aforo de hasta el 75% en los exteriores de los locales de restauración. Pero, eso sí, en ningún caso podrán abrir los interiores de los bares y restaurantes. Para que eso suceda, el municipio debe pasar de fase 2 a fase 1, y eso es algo que no se contempla a día de hoy, dada la presión asistencial de los hospitales.
Si se confirmara una evolución favorable, supondría un pequeño respiro para los hosteleros de lugares que lo han pasado especialmente mal, como es el caso de Los Alcázares, una ciudad que permanece cerrada desde finales de octubre. Desde entonces han sufrido más restricciones que ninguna, para disgusto de sus vecinos y sus trabajadores, que se han manifestado en varias ocasiones.
En cambio, los municipios más poblados de la Región lo tienen más difícil, pues Murcia, Cartagena, Lorca y Molina de Segura soportan una incidencia superior a 800 casos (929 en el caso de la capital; 814 en la ciudad portuaria; 813 en la Ciudad del Sol y 715 en Molina). Mucho tendría que cambiar de aquí al lunes.