MURCIA. Iniciamos un nuevo año con la esperanza de dejar atrás las sucesivas crisis que nos han estado están golpeando con millones de muertos y un brutal empobrecimiento. Durante 2022 no sólo no se ha resuelto satisfactoriamente la crisis sanitaria, sino que, además, la guerra de Ucrania ha provocado una crisis económica sin precedentes que ha incrementado las desigualdades y acentuado nuestra dependencia energética y alimentaria.
Ante la mayor emergencia internacional que nos ha tocado vivir, el sector agrario de la Región de Murcia no ha parado en ningún momento. Se ha adaptado para poder superar las múltiples dificultades que de una forma continua han estado golpeándola. Ha continuado su actividad a pesar de los bloqueos logísticos y de los fuertes incrementos de los costes de producción para garantizar el abastecimiento de los alimentos.
Para mantener los elevados parámetros de calidad que se les exige, los agricultores murcianos han tenido que realizar importantes inversiones para modernizar, tecnificar y digitalizar sus explotaciones agropecuarias. Asimismo, han conseguido incrementar la productividad desarrollando prácticas sostenibles de acuerdo con los objetivos planteados por FAO y la ONU.
"Los agricultores están contribuyendo responsablemente a la recuperación del Mar Menor"
Gracias al trasvase Tajo-Segura la Región es uno de los principales suministradores de alimentos al resto de Europa y modelo de eficacia en la lucha contra la despoblación rural, la desertificación y los impactos ambientales sobre el planeta. De hecho, el modelo de producción agrícola de Murcia es referente mundial de buenas prácticas, respeto al ecosistema y acción climática gracias a la excelente gestión hídrica y ambiental que posibilita obtener la máxima producción por cada gota de agua.
A lo largo del año, los agricultores han soportado incrementos desmesurados de los precios de los fertilizantes, combustibles y energía eléctrica (más del 30% de media), la competencia desleal de otros países sometidos a menores exigencias sanitarias y laborales, periódicos recortes del trasvase Tajo-Segura y una climatología adversa que ha provocado fuertes tensiones y un grave deterioro de la actividad económica.
Especial esfuerzo han tenido que realizar los regantes del Campo de Cartagena, injustamente señalados como depredadores ambientales causantes de la degradación del Mar Menor. Su compromiso con la recuperación del Mar Menor les ha llevado a promover la modernización y digitalización de sus explotaciones para utilizar cada vez menos agua y agroquímicos, con objeto de disminuir la posibilidad de que los nitratos puedan lixiviarse al acuífero, reduciendo considerablemente su impacto ambiental.
Sin embargo ese esfuerzo es insuficiente si no se acompañan de otras medidas urgentes para evitar que cualquier episodio de lluvias, por pequeño que sea, colapse el alcantarillado o las depuradoras y se produzcan vertidos al Mar Menor de aguas que contienen fósforo, ya que este elemento es determinante para el crecimiento desmesurado del fitoplancton.
El Gobierno de la nación, consciente de esa realidad, ha destinado 20 millones de euros para reformar las redes de saneamiento y la depuración de los municipios de la cuenca vertiente al Mar Menor, con objeto de limitar la entrada de fósforo procedente de las aguas residuales deficientemente depuradas y mitigar su impacto evitando la eutrofización del sistema lagunar.
Los agricultores están contribuyendo responsablemente a la recuperación del Mar Menor ya que han reducido el uso de nitratos para disminuir la carga contaminante del acuífero. Los fondos NextGenerationUE son una oportunidad para que las administraciones continúen modernizando la red de alcantarillado y depuración para eliminar la contaminación nociva del fósforo en la laguna.
La moderna agricultura del Campo de Cartagena está demostrando que con compromiso, tecnología y voluntad es compatible producir frutas y hortalizas y mantener el buen estado ecológico del Mar Menor. Si se quiere se cumple. Feliz Año.
Miguel Ángel Cámara Botía