CRÓNICA POLÍTICA

Enterrado Teodoro, pervive Miras, que ya calienta motores para una batalla contra Patricia Fernández

3/04/2022 - 

MURCIA. Pasan los años, caen los líderes de los partidos, irrumpen olas del coronavirus, afloran crisis de Gobierno, presentan mociones de censura y él, sin embargo, se mantiene incólume: continúa en su puesto, superviviente, resistente a todos los avatares de la política, siempre un camino de obstáculos. Fernando López Miras encara una nueva etapa al calor del liderazgo de Alberto Núñez Feijóo. Ahora vuela solo, ya sin la protección del ciezano Teodoro García Egea, como decían sus afines, o sin la tutela de la otrora mano derecha de Pablo Casado, como arguyen sus detractores. El PP, principal partido de la oposición, abre otra era y López Miras se aferra a ella, con menos vínculo directo con Génova, pero no lejos de las decisiones de poder. 

A falta de saber el listado completo (se dará a conocer este domingo), el Comité Ejecutivo Nacional de Feijóo cuenta con dos miembros próximos a López Miras: Joaquín Buendía y Visitación Martínez, alcaldes de municipios importantes en la Región de Murcia por su población e influencia (Alcantarilla y San Pedro del Pinatar, respectivamente). El propio líder del PP regional es miembro nato, dada su condición de presidente autonómico. Fuentes del entorno de López Miras interpretan estos nombramientos como un gesto del gallego al murciano: "Feijóo ha dejado claro que quién manda es Fernando, porque Joaquín [Buendía] es uno de sus hombres de confianza".

El congreso de Sevilla ha certificado el final de una era, el casadismo, y también ha corroborado ya de manera oficial la pérdida de influencia de García Egea. El ciezano, quien hasta su cruzada contra Isabel Díaz Ayuso era el hombre más poderoso del partido allende el líder, ha desparecido de la primera línea. Y su círculo queda obligado a reinventarse. "El equipo de Teo ha sido desmantelado", apuntaban fuentes populares. 

No hubo ninguna mención a él en los dos día de congreso. Como mucho, y es una interpretación subjetiva, el enigmático mensaje de López Miras de que en el partido "no sobra nadie, caben todos". Si era una indirecta para su amigo y paisano, nunca se sabrá, pues López Miras evitó, como todos, referirse a él de manera explícita. Lejos quedan ya los tiempos en los que ambos presumían de fraternidad; lejos quedan, por no decir que ya están enterrados, aquellos fríos días de febrero en los que Miras defendía a Casado y, por ende, a Egea frente a las embestidas de Ayuso.

Concluido el cónclave nacional, ahora es el turno de los congreso regionales. El líder murciano ya no esconde que lo solicitará a Génova, que es la competente para convocarlo. "Yo creo que debe haber un congreso en la Región de Murcia. Yo quiero que lo haya y por supuesto que lo pediré", dijo en Sevilla ante los periodistas. Esta cita autonómica servirá para, definitivamente, calibrar los apoyos y la fortaleza del presidente. 

En la sombra aparece Patricia Fernández, la alcaldesa de Archena, quien todavía no ha dado el paso, aunque su entorno sí se muestra muy activo. La vieja guardia, encarnada en exdirigentes como Ramón Luis Valcárcel y Pilar Barreiro, son sus principales promotores para que se presente y ofrezca una alternativa al líder. Sin embargo, en la primera batalla (soterrada, eso sí) que hubo entre Miras y Patricia el resultado no pudo ser más favorable para el actual presidente: los sectores próximos a la corriente oficial se impusieron en la votación de los compromisarios

La alcaldesa de Archena, por su parte, no se pronuncia contra López Miras, pero sí se mueve, activa y atenta. Asistió a Sevilla, apoyando a Feijóo (fue la primera dirigente regional, de hecho, en respaldarlo, en plena guerra Casado-Ayuso) y apelando a "la unidad, la libertad y la ilusión". Por otra parte, Miras sacaba pecho de las incorporaciones tanto al Comité Ejecutivo como a la Junta Directiva (se unen Rebeca Pérez y José Francisco García): "Salimos más fortalecidos", porque, adujo, el PP regional "tiene más importancia" en el ámbito nacional. "Se nos tiene en cuenta y se nos ha reconocido", destacaba. 

Con la proclamación de Feijóo, el partido pone así punto final a la crisis más grave en décadas. Es el fin de la guerra nacional. Pero no de la batalla regional. Esa es la próxima contienda que se avecina.

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