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El debate ideológico sobre el Mar Menor

6/11/2021 - 

CARTAGENA. Cuando los griegos quisieron definirnos con una palabra nos llamaron anthropos, que, según Platón, significaba "el que contempla lo que mira". Mientras que los demás animales eran capaces de mirar e incluso percibir sus entornos, solo nosotros seríamos capaces de contemplar, es decir, de reflexionar, sobre lo percibido. De ese término griego procede la palabra Antropología, la disciplina cuyo objeto de estudio somos nosotros, y antropomorfo, cualquier silueta parecida a la nuestra. Por su parte, el naturalista sueco Carl Linneo nos llamó Homo sapiens, el humano sapiente, pero solo anotó junto a ese nombre la frase "Conócete a ti mismo", que era una de las tres que figuraban en el frontispicio del templo de Apolo en Delfos, donde expedía sus oráculos una famosa pitonisa. Toda vez que no hay forma de conocerse a uno mismo que no pase por practicar la introspección o, como preferiría un posmoderno, la meditación trascendental, se sigue que Linneo había complementado la alusión a nuestro cuerpo (Homo, el humus, la tierra) con otra a nuestra consciencia (sapiens, el que sabe que sabe). Pues bien, pasando de ambas tradiciones, los promotores de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP) para conceder personalidad jurídica al Mar Menor han declarado que "somos Naturaleza". Esa declaración abrirá un fuerte debate, más interesante de lo normal pues no solo entrarán en juego las habituales disputas electorales, sino también ciertas diferencias ideológicas de calado, como lo son las referentes a la naturaleza humana. Como la ILP ha reunido sobradas firmas para entrar en el Congreso de los Diputados, pues, junto a un nutrido grupo de entusiastas activistas, ha sido apoyada para una amplia gama de partidos políticos, el debate ya se ha iniciado.

"conceder personalidad jurídica a los ecosistemas es una brutal desviación de la vieja racionalidad marxista"

No ha tenido empacho Unidas Podemos en pedir que sea declarado Parque Regional el Mar Menor y, simultáneamente, firmar a favor de la ILP y, ya puestos, proponer que se concedan derechos a otros varios parajes de la región. Lástima que ambos paquetes sean incompatibles conceptualmente, pues el primero se basa en el racional derecho a que disfrutemos de ambientes adecuados, pero la ILP consiste en conceder derechos a los ecosistemas, no a nosotros, lo que, por otra parte, es un mero juego de lenguaje. Estos herederos del comunismo parecen ignorar que esa ideología fue en sus orígenes antropocéntrica, de forma que nunca se le habría ocurrido a Engels, Marx, Lenin o Mao conceder derechos a los ecosistemas en perjuicio del proletariado. Y, lejos de que fuésemos Naturaleza, para esos revolucionarios cada uno de nosotros no era más que la totalidad de nuestras relaciones sociales. Mientras que crear parques naturales y promulgar leyes de protección de ciertos ecosistemas y de recuperación de otros puede considerarse un desarrollo del marxismo original, como señala Foster en su The return of Nature. Socialism and ecology, conceder personalidad jurídica a los ecosistemas es una brutal desviación respecto de la vieja racionalidad marxista.

Por su parte, Cs primero se dijo afín al liberalismo verde y luego ha apoyado la ILP, una iniciativa profundamente iliberal, pues su esencia reside en transferir las competencias sobre el Mar Menor a varios comités, mientras que el liberalismo verde debería consistir en promover todo tipo de iniciativas privadas favorables al ambiente. De ese modo, ha defraudado las esperanzas de que ofreciese una alternativa liberal al ecologismo indigenista rampante que se esconde en la ILP. Si la dificultad para formar gobierno con los socialistas en Alemania reside en las fuertes discrepancias entre los liberales germanos y sus colegas del partido Verde, aquí los dirigentes regionales de Cs se alejan del liberalismo para abrazar los postulados de los verdes locales. Y eso a pesar de que Arrimadas no cesa de refugiarse en el ejemplo alemán para defender la idea de que también los liberales españoles de Cs tienen futuro. Pues que le pregunte a sus correligionarios alemanes qué harían ellos con esta ILP.

También el PSOE, en las figuras de la ministra Ribera y del presidente Sánchez, ha firmado la ILP, aunque el Aparecido tiene dudas de cuál será su posición definitiva cuando haya que convertirla, o no, en ley. No descarta que, con alguna brillante maniobra semántica, al final esa ley no goce de su apoyo. En su reciente visita a la región, la ministra Ribera ha desglosado una extensa serie de actuaciones sobre el Mar Menor, pero no ha citado la ILP que hace no tanto firmó. Veremos.

"el PP ha guardado un silencio difícil de interpretar salvo en términos de extrema prudencia vista la popularidad de la ILP"

En cuanto al PP, ha guardado un silencio difícil de interpretar salvo en términos de extrema prudencia vista la popularidad de la ILP, eludiendo así afrontar lo que está en trance de convertirse en una nueva batalla cultural importante en la ilustrada Europa. ¡Manda huevos!, que diría el cartagenero popular Trillo. En resumen, el único partido que se ha opuesto de forma tajante a la ILP ha sido Vox, lo que probablemente tendrá consecuencias electorales en el entorno de Cartagena. Según su diputada nacional Lourdes Méndez, que vive en la ribera de la laguna, la ILP "es, en realidad, una trampa o técnica de inspiración socio-comunista para implantar la hegemonía del ecologismo en la política del Mar Menor… No da derechos nuevos al Mar Menor, sino que únicamente permite la creación de un nuevo ente o burocracia para administrar los derechos ya existentes". Acierta, excepto que no cabe hablar de derechos sin precisar que, racionalmente, los únicos posibles titulares de derechos somos las personas. En el caso de Vox no hay contradicción entre lo que siempre han defendido respecto del Mar Menor y la conveniencia de reducir gasto público eliminando "chiringuitos" y su negativa a firmar la ILP.

Tampoco la hay en el caso de Lourdes Méndez, pues el cristianismo, que ella profesa, nunca creyó que solo fuésemos Naturaleza. Según se lee en el Génesis, fuimos creados el mismo día que los animales terrestres, lo que indujo la alarmante sospecha de que quizás tuviésemos algo que ver con ellos. Hoy sabemos que, en efecto, tenemos bastante que ver con ciertos animales terrestres, como los primates, pero también sabemos que tenemos una relación con algunos animales acuáticos, como los peces, más estrecha que con otros terrestres, como los saltamontes. En cualquier caso, solo nosotros fuimos creados "a su imagen y semejanza", de modo que, para los cristianos, no somos unos animales más. No somos solo Naturaleza. Y tampoco se nos instó a depender de la Naturaleza, sino a aprovecharla y cuidarla, como nos han recordado el finado arzobispo castrense Juan del Río y el papa Francisco, pero nunca a adorarla. De hecho, la religión cristiana se basa en admitir que Dios Hijo se encarnó en un hombre, no en un bosque, ni en una laguna.

¿Y qué piensa el Aparecido al respecto? La solución en el próximo Pasico, con las apasionante aventura evolutiva del género Homo.

JR Medina Precioso

jrmedinaprecioso@gmail.com

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