MURCIA. Tras larga espera, el Consistorio alumbró unos retoques a nuestro bienamado Plan de Inmovilidad, que a algunos satisfizo, a otros enfadó y a no pocos pareció que se había quedado muy corto.
Eso me pasa a mí, que veo que algo se ha aliviado la situación caótica de partida; que es importante haber devuelto el doble sentido a Teniente Flomesta para permitir la circulación de salida de Murcia, aunque sea por un carril compartido con los autobuses; que algo (poco, creo yo) aliviará el perpetuo atasco del Rollo haber devuelto el doble carril al sentido de salida desde la plaza hasta la autovía, en un tramo de 150 metros escasos; o que sí me parecen relevantes los 100 metros escasos de desdoblamiento ganados en el Plano de San Francisco, aunque el carril-bici haya ido a parar, a cambio, a la amplia acera (como en tantos lugares del mundo con gran tradición ciclista).
"Lo importante es que los cambios de sentido tengan sentido… común"
Pero vías principales como el eje Constitución-Gran Vía o Floridablanca, siguen resultando impracticables, indignantes y contaminantes (también acústicamente), o penosamente infrautilizadas, como la avenida de la Fama, con sus espléndidos carriles-bus sin buses. De modo que para deshacer el sinsentido, aún hay que echarle mucho trabajo a los cinco sentidos.
Lo importante en ordenación del tráfico es que los cambios de sentido, o los dobles sentidos, o los sentidos únicos, tengan sentido… común. Supongo que es lo que se intenta siempre, aunque no siempre se acierte.
Cuando el tráfico comenzó a crecer en la ciudad, se hizo necesario aplicar ese tipo de políticas, y ya hicieron estos ayeres algunas incursiones a este respecto.
Allá por el año 1951, se agitaba cierta polémica nada menos que en París, por las disposiciones que, tratando de agilizar el tráfico en la gran capital francesa, que superaba por entonces los dos millones y medio de habitantes. Y más de dos decenios después, en la Murcia de los 250.000 habitantes, se iban adoptando medidas en esa dirección. Una de ellas, la implantación del sentido único en el Puente Miguel Caballero, inaugurado en 1970, en dirección del Barrio a Murcia (como diría un carmelitano castizo). Era el año 1976, y algo más de 40 años después, el doble sentido volvió a imperar debido al cierre al tráfico de automóviles en el Puente Viejo.
"en 1976 Había una decidida voluntad en reordenar el fluir viario en el centro de la ciudad"
Había entonces una decidida voluntad en reordenar el fluir viario en el centro de la ciudad, coincidiendo con la inminente puesta en servicio del primer tramo de autovía de la Región, la Ronda Oeste de Murcia (de junio), y se pudo comprobar con la adopción de sucesivas medidas, como el sentido único en Puerta Nueva, el 3 de mayo, desde la Universidad hasta el cruce con Gutiérrez Mellado (que aún no llevaba ese nombre).
Y a esta siguieron otras, pocos días después de que los vehículos comenzaran a circular por el mínimo tramo de autovía que comunicaba San Antón con el barrio del Carmen, como las direcciones únicas establecidas en calles Virgen de la Esperanza y Batalla de Flores, a espaldas ambas de la parroquia de San León Magno (que aún no existía), y las de Galileo y Nuestra Señora de los Buenos Libros, junto al Colegio de los Capuchinos.
Aquel mismo año, a la vuelta del verano, se comenzó a trabajar en una de las novedades más llamativas, impactantes y exitosas, que fue el sentido único para la concatenación de calles y plazas formada por Ceballos, Villacis, Isidoro de la Cierva, Cetina, Alejandro Séiquer y Merced, que se hizo efectiva el 28 de febrero del siguiente año. Para ello, se aprobó la instalación semafórica por importe de cerca de 2,2 millones de pesetas.
Y en el mismo paquete se reorganizó el tráfico en la plaza de la Cruz Roja para permitir el cambio de sentido en ambas direcciones, cosa que hasta entonces no ocurría en todo el itinerario por la margen izquierda del río entre el Puente Viejo y Vistabella.
En el mes de octubre se abordó una reforma en profundidad en el barrio de Vistabella, por medio de la cual las dos principales calles interiores que discurren en paralelo al río, Fontes Pagán y Romero Elorriaga, pasaron a ser de sentido único, cada una en una dirección. Una cosa lógica y sencilla, que no parece estar al alcance de todos los rediseñadores del tráfico, y también todas las vías que discurren transversalmente a las mismas, desde la calle Alicante a la llamada entonces (y hasta hace poco) General Moscardó.
Y antes de final de aquel año de sentido único, que condujo poco después a las primeras elecciones democráticas, se adoptaron otras medidas de igual alcance, pero menos eco social, implantado la dirección única en calles del barrio del Carmen, como Galicia y Regidor Alonso, a las que siguió poco después la del alcalde López Somalo, próxima a las anteriores.
No pararon ahí las cosas, pues a la vista del buen funcionamiento de las reformas adoptadas en el tráfico, el año 1977 arrancó con novedades, como el sentido único para la práctica totalidad de las calles del barrio de Santa María de Gracia, que se sumaba así a lo realizado a lo largo del ejercicio anterior en Vistabella o en la barriada de Buenos Aires del Carmen.
Consecuentemente con la implantación el último día del febrero del sentido único en dirección a Santo Domingo, la calle paralela, de Saavedra Fajardo, también comenzó a funcionar en una sola dirección, pero en sentido opuesto. Que es lo mismo que decir, con sentido común.