Galería recopilada por el Archivo General de la Región de Murcia en conmemoración por los 40 años del Estatuto de Autonomía. Fotos: ARCHIVO GENERAL
MURCIA. ¿Qué son cuarenta años? Cuando la Región de Murcia nació oficialmente como comunidad autónoma, en aquel lejano 1982, la joven democracia española se abría paso al calor de las autonomías. La vida ha cambiado mucho desde aquellos días. El modelo de coche Seat Panda costaba 100.000 pesetas (600 euros), el salario mínimo se situaba en 28.440 pesetas (170 euros) y una entrada para el cine valía 200 pesetas (1,2 euros). Existían otros problemas, aunque algunos de ellos continúan siendo los mismos. La inflación, entonces en el 7,8%, ya azotaba con fuerza a los españoles de principios de la ochenta. Como hoy día. ¿Y en política? ¿Cuánto y cómo hemos cambiado en política? Aprovechando que en este 2022 se cumplen 40 años del nacimiento del Estatuto de Autonomía -el germen de lo que hoy es el sistema político regional-, el Archivo General de la Región ha recopilado una galería fotográfica con los personajes que protagonizaron los momentos más relevantes de aquella época.
"Hace cuarenta años los murcianos teníamos una mentalidad muy rural, muy provinciana. Tal vez porque era una región dejada de la mano de Dios", rememora el profesor de Política de la Universidad de Murcia Juan José García Escribano, quien en aquellos incipientes ochenta fue consejero de la llamada Preautonomía. Después fue diputado de la Legislatura Provisional, como así se conoce al periodo comprendido entre la aprobación del Estatuto -el 9 de junio de 1982- y las primeras elecciones autonómicas -el 8 de mayo de 1983-. "Con el tiempo", reflexiona, "hemos ido ganando. Se han producido cambios importantes. Y aunque sigue habiendo mucho conservadurismo en la manera de ver la vida en la Región, la sociedad es mucho más abierta y cosmopolita".
La política de aquellos años no es tan diferente como pudiera parecer, al margen de la evolución tecnológica. "Sí ha cambiado la forma de interpretarla", incide. Su generación, la que sembró la democracia y la autonomía, partía de una realidad muy compleja, con los traumas de la dictadura, la inexperiencia democrática y la dificultad para poner de acuerdo a todas las sensibilidades. "Necesitábamos llegar a acuerdos para avanzar. Estábamos muy sensibilizados con los consensos". Ahora, sin embargo, "prima la confrontación sobre el acuerdo", examina. "Prima más el grito que la razón".
Pero si hay una cualidad que ha cambiado sustancialmente en todo este tiempo es el carácter de los políticos. "En los ochenta quien llegaba a la política lo hacía por vocación", recalca García Escribano, que fue ocupó un escaño de la Asamblea Regional durante dos legislaturas (entre 1983 y 1991) y ejerció también como consejero de Administraciones Públicas e Interior (1989-1991). "Eran profesionales con sus carreras hechas que querían aportar a la sociedad. Tenían ansias de cambiar las cosas y de ayudar a la Región". Ahora, en cambio, la política se ha profesionalizado, a su juicio. "Muchos la ven como una profesión para ganar un sueldo. Algunos incluso han hecho de la política su única experiencia laboral, lo que es un hándicap. Por eso, cuando surgen los problemas es muy difícil que se vayan".
En clave política, la Región ha sido testigo de varios momentos clave. Los terremotos políticos que dejó el frenético 2021 no son un rara avis en la historia regional. Su primer presidente, Andrés Hernández Ros, tuvo que dimitir cuando apenas llevaba un año en el cargo por un escándalo de corrupción en el seno del Gobierno. El segundo jefe del Gobierno, Carlos Collado, también renunció tras perder el apoyo de sus propios compañeros. Entre tanto, la Asamblea Regional llegó a arder en llamas, como consecuencia de las manifestaciones obreras por la reconversión industrial. Dos décadas después un presidente se veía obligado a dejar su puesto: Pedro Antonio Sánchez, asediado por una posible moción de censura derivada de sus imputaciones judiciales. No todo resultó negativo. También hubo momentos en los que la Región fue pionera en política: en 1993 Murcia se convertía en la primera autonomía de España en tener una presidenta. Fue la socialista María Antonia Martínez.
La construcción de una autonomía acarreó un sinfín de debates. Todo estaba por hacer, y se hizo con el tiempo: el Parlamento, la decisión de la provincialidad -se optó por una, para disgusto de Cartagena- la bandera, el nombre de la Comunidad, el himno -no, el himno finalmente no se hizo por falta de acuerdo-. Pero todavía quedan asuntos pendientes. "Seguimos siendo poco murcianos. Tenemos poca identidad como Región", apunta el profesor de Política. Se logró un consenso para la bandera, tras horas de debate entre el azul celeste continuista de la anterior diputación o las varias formas de rojo. Finalmente se optó por el rojo Cartagena, como así figuró en el borrador del Estatuto enviado a las Cortes.
El nombre de la Comunidad también fue objeto de muchas discusiones: "A las Cortes llegó la propuesta de Región Murciana Cartageninense, pero los diputados nacionales la desecharon al no entender bien a qué se refería". Incluso hubo un diputado, el mazarronero Mariano Yúfera, que propuso que el nombre fuera Región Frutalense y su bandera estuviera repleta de frutas. "Él sostenía que si algo unía a la Región, eso era su carácter frutícola. Y por eso propuso esa idea", recuerda entre risas Escribano.
¿Hemos mejorado en estos cuarenta años? El exconsejero considera que el balance es satisfactorio. Aduce que la autonomía ha dejado "mejores cosas positivas que negativas" pese al rechazo de partidos como Vox, que abogan por suprimirla. "Que las administraciones estén cerca del ciudadano ayuda mucho a solucionar sus problemas", expone, ilustrando con un ejemplo "la dificultad que había antes para crear hospitales en la Región dado que Madrid no hacía caso a sus peticiones". En 1999 se transfirieron las competencias de Educación y en 2001 se hizo lo propio con las de Sanidad. Colegios y hospitales, por tanto, pasaban a ser materia del Gobierno regional. "La presión de los ciudadanos ayuda a resolver los problemas más cercanos, aunque no a la velocidad que quisieran, por desgracia". Con todo, estos cuarenta años dejan un corolario (algo) más positivo que negativo a juicio de Escribano: "Todavía falta mucho por hacer. Por ejemplo, la estructura productiva no ha cambiado lo suficiente. Se echa en falta un cambio de modelo. Pero sí, en conclusión, la autonomía ha contribuido al progreso de la Región".