En eso estamos, de investidura en investidura, una fallida, otra presumiblemente efectiva, con la amnistía por medio que algunos han querido orillar; es decir, una sesión del Parlamento que poco habla de lo que le interesa a los ciudadanos. Demasiado ruido, postureo y estrategia oportunista y de trampantojo. Y falta de respeto a las instituciones que ya empieza a ser un clásico.
Su traición a España y a todos los españoles solo es comparable a la perpetrada por los líderes social-comunistas de las repúblicas bananeras cuyo progresismo ha llevado a sus pueblos a la más abyecta miseria y a un cainita y permanente enfrentamiento.