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Sánchez triunfa por la mínima en un clima de crispación que le aboca a un mandato convulso

8/01/2020 - 

VALÈNCIA. El socialista Pedro Sánchez consiguió tras cinco intentos fallidos en estos últimos años ser investido presidente del Gobierno. Lo hizo sufriendo, por la mínima -167 escaños a 165- y con un clima de fuerte crispación en el Congreso que no augura una legislatura ni mucho menos tranquila.

Más aún cuando uno de sus aliados clave, ERC, que con su abstención ha facilitado la investidura, protagonizó ayer a través de la diputada Montserrat Bassa una de las intervenciones más difíciles de digerir para el virtual presidente del Gobierno, que en las jornadas previas ya se había tragado más de un sapo.

La parlamentaria, cuya hermana está condenada a prisión por el 'procés', tuvo una intervención apasionadamente crítica en la que acusó al PSOE de "cómplice" y "verdugo" y lamentando, visiblemente emocionada, el "tiempo robado" a su hermana. Una intervención que, desde luego, no ayudó a y que dio alas a la algarabía en la bancada conservadora. Más aún cuando la diputada exclamó: "Me importa un comino la gobernabilidad de España". Una afirmación que, más allá de regocijar al bloque de derechas, resumió los graves problemas que tendrá el nuevo presidente del Gobierno en los próximos meses, sin apenas capacidad de maniobra con el centro derecha y con apoyos muy ajustados entre las fuerzas progresistas, nacionalistas e independentistas, una de las cuales declara abiertamente que le importa un comino la gobernabilidad del Estado al que aún pertenece.

Montserrat Bassa, diputada de ERC. Foto: EFE

Y es que la polarización entre bloques se ha acentuado notablemente en las tres jornadas de debate, alcanzando niveles de toxicidad que preocuparían gravemente a la ciudadanía si no fuera porque la pérdida de fe de muchos españoles en el sistema parece ya irreversible.

"Traidores", "golpistas", "asesinos" y acusaciones de que el nuevo gobierno será "ilegítimo" por contar con el "beneplácito" de ETA, son algunas de las gruesas afirmaciones que se han escuchado estos días -este martes, también- en la Cámara Baja. El tono hiperbólico se ha llevado a la máxima expresión: no solo al acusar, sino también a la hora de escuchar.

Suárez Illana (PP) de espaldas ante la intervención de Aizpurua (EH Bildu). Foto: EFE

Las palabras de la diputada de EH Bildu Mertxe Aizpurua acerca del Rey, fueron la mecha que activó la última ofensiva parlamentario-mediática del bloque conservador, con apariencia orquestada. Un ataque furibundo que ha contribuido a generar una atmósfera irrespirable para el nuevo presidente durante las sesiones y de cara a su inminente gobierno progresista de coalición.

Bien es cierto que la derecha, en especial el líder del PP, Pablo Casado, ha estado certera a lo largo de las distintas jornadas del debate en determinadas posiciones expuestas en la trona, especialmente al destacar los cambios de opinión del candidato, aunque el ambiente de grada ultra futbolística y los intentos de cubrir la investidura de Sánchez con un manto de ilegalidad, hayan empañado su desempeño. 

En cuanto al portavoz popular, hizo bien este martes en recordarle al candidato socialista que no dijo la verdad durante la campaña electoral. "Si la hubiera dicho, habría perdido las elecciones", aseguró Casado, quien fue especialmente incisivo al avisar de que en algún momento Sánchez se encontrará en una nueva encrucijada por la presión de sus socios: "Esto no acabará bien", auguró.

Álvarez de Toledo y Pablo Casado durante una de las sesiones. Foto: EFE

Ese es precisamente el problema para Sánchez. La investidura suena a conveniencia y, tarde o temprano, tendrá que elegir cuánto cede para aprobar unos Presupuestos o hasta dónde puede llegar con las fuerzas independentistas de Cataluña. Ha comprado tiempo pero quizá no soluciones, si bien una de las frases más repetidas entre los socialistas estos días ha sido: "Merece la pena intentarlo".

El tiempo dirá si es así y este martes Sánchez firmó su gran éxito político o, por el contrario, el más clamoroso de sus fracasos. Bien es cierto que, en el capítulo de argumentos a favor de los progresistas, otro bloqueo y unas nuevas elecciones habrían llevado a la ciudadanía a unos niveles de hartazgo inexplorados: no puede descartarse que los españoles, según el resultado arrojado por las urnas, prefieran que se busque cualquier solución -o al menos parche- que evite otros comicios y más meses de gobierno en funciones.

Aitor Esteban (PNV) y el arte del parlamentarismo

Más allá de las contradicciones que el PNV, al igual que todos los partidos, puede mostrar en el histórico del Congreso a la hora de apoyar a unos u otros, suele tener representantes que merece la pena escuchar.

El portavoz del PNV, Aitor Esteban. Foto: EFE

Su portavoz parlamentario, Aitor Esteban, ha estado especialmente sembrado estos días: ayer, cortó en seco los golpes en el pecho que se daban en la bancada conservadora en defensa de Felipe VI. "Acerca del Rey, en este Congreso se han dicho muchas cosas y más desfavorables que las del otro día, y así debe seguir siendo porque la jefatura del Estado es una institución más sometida aquí", sentenció. PP, Vox y Ciudadanos guardaron silencio en este caso, ya fuera por el mayor respeto al diputado o porque nunca se sabe cuándo necesitarán el apoyo del PNV.

Una ayuda para Sánchez -la necesitaba-, que encontró en los parlamentos previos a la votación reproches variopintos de PP, Ciudadanos y Vox, pero también de Foro Asturias, Navarra Suma, Coalición Canaria, Partido Regionalista Cántabro y la CUP. Mientras, entre sus defensores estuvieron, además de Iglesias, Más País, Compromís, BNG, Nueva Canarias y Teruel Existe, mientras EH Bildu -que se abstuvo- tejió un discurso crítico en la línea de ERC y que los diputados de Vox prefirieron no escuchar saliendo de la Cámara Baja.

Sánchez, tras ser investido. Foto: EFE


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