CARTAGENA. Tiene dicho el Aparecido que, lejos de conceder personalidad jurídica al Mar Menor, la principal novedad de la ILP es conceder personalidad jurídica a sus promotores. Aunque sobre el papel pretenda reconocer una serie de derechos al Mar Menor, eso no pasa de mera figura retórica. En efecto, extintas las demás especies del género Homo, solo los miembros de la sapiens son ahora capaces de elaborar leyes y de aplicarlas. Ningún ecosistema, por más entrañable que resulte, puede hacerlo, de modo que es metafísicamente incapaz de ostentar personalidad jurídica alguna. Como sabiamente ha dicho la ONU, los seres humanos (se refiere solo a los sapientes) tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente agradable y saludable. Nótese la crucial diferencia: los promotores de la ILP, junto con algunas tribus humanas de concepciones previas a las religiones monoteístas y la revolución científica, sostienen que las personas deben estar al servicio de algunos ecosistemas, mientras que la ONU reconoce que son las personas las que tienen derecho a disfrutar de los ecosistemas. En un caso, los derechos los detentan los ecosistemas; en el otro, las personas. Es la diferencia entre el supersticioso enfoque ecocéntrico y el racional enfoque antropocéntrico.
"los promotores se han negado a aceptar la enmienda para incluir la UPCT en la ILP"
En lo que se refiere a la protección legal del Mar Menor ya existen normas más que suficientes. No se ha degradado por falta de protección, sino porque ninguna de las tres administraciones implicadas, las municipales, la regional y la nacional, las han aplicado con suficiente diligencia. En ese sentido, la ILP apenas aporta ninguna protección adicional. Por otra parte, menciona a diversas instituciones, todas las cuales ya tenían personalidad jurídica y podrían haber ejercido bastantes iniciativas, incluso en los tribunales de lo penal, para mantener en buen estado al Mar Menor. Lo dicho, más allá del sugestivo humo retórico que la adorna, la principal novedad de la ILP es que crea un nuevo organismo en el que los promotores se reservan graciosamente la mayoría de los puestos. Ese es el meollo real de esta ILP.
Como denunció el Aparecido, en el Comité Científico, uno de los tres órganos que crea esta ILP, nada tacaña a la hora de multiplicarlos, solo aparecen "las universidades de Murcia y Alicante". De ese modo, la Universidad de Politécnica de Cartagena (UPCT) quedaba excluida. Una vez que el Aparecido pilló a los promotores con el carrito del helado legislativo, el senador Bernabé, del Partido Popular (PP), se interesó por el asunto. A su parecer, se había tratado de un despiste de los legisladores y, tras recibir el visto bueno de los equipos rectorales de la Universidad de Murcia y la UPCT, presentó una enmienda para corregir la indeseable omisión. Bueno, pues el bienintencionado senador Bernabé se había equivocado en tres aspectos. En primer lugar, no había habido ningún despiste por parte de los promotores, sino más bien una premeditada intención de prescindir de los ingenieros de las actuaciones sobre el Mar Menor, monopolizando ellos los puestos. En segundo lugar, tampoco había habido ningún despiste por parte del PP, sino una mezcla de oportunismo y de desidia. Un partido, como el PP, que cuenta con especialistas en leyes tan solventes como Fernando de la Cierva, Andrés Ayala o Federico Trillo (por solo hablar de tres vinculados a Cartagena), no podía ignorar que fingir que se dotaba de personalidad jurídica al Mar Menor, o a cualquier otra parte de la Naturaleza, era una aberración jurídica. De hecho, el PP no apoyó esa ILP por creer en su contenido, sino por temor a perder votos si se negaba a apoyarla, consciente de la gran movilización emocional que la situación del Mar Menor había despertado.
Muchos votantes del PP apoyaron esa ILP sin haberla leído porque pensaron, ingenuamente, que estaban colaborando a "salvar el Mar Menor". En realidad, solo estaban salvando a los promotores de la ILP, pero el PP, oportunistamente, se sumó a la ola. Y tras el oportunismo llegó la desidia. Una vez resignados a votar a favor de una ley en la que no creían, ni se molestaron en revisarla a su paso por el Congreso. Y así llegó al Senado sin citar a la UPCT y, previsiblemente, así habría sido aprobada de no haber sido por el grito de alarma que recorrió Cartagena a raíz del aviso del Aparecido. En esas condiciones, el senador Bernabé, que ya había destacado por intentar proteger a las históricas viviendas costeras amenazadas de demolición, hizo muy bien en presentar su enmienda. No obstante, tercer error, no desarrolló ninguna campaña propagandística en Cartagena para divulgarla, creyendo que, por su clara justicia, los promotores la aprobarían. Pues no: con desmedida contumacia, los promotores se han negado a aceptar la enmienda para incluir la UPCT en la ILP.
"lo simbólico es muy importante y la UPCT debe figurar como tal en esa ley"
Tomándonos por tontos, los promotores pretenden convencernos de que la expresión "las universidades de Murcia y Alicante" incluye a la UPCT. El Aparecido ha hecho una encuesta entre veinte conocidos y todos ellos han interpretado que "las universidades de Murcia y Alicante" quiere decir "la universidad de Murcia y la de Alicante". Si los promotores, como arguyen, hubiesen querido incluir a la UPCT habrían tenido dos sencillos modos de lograrlo. Uno habría sido el de mencionarla expresamente: "la universidad de Murcia, la de Cartagena y la de Alicante"; el otro habría sido poner "las universidades de la Región de Murcia y de Alicante". La coletilla "y Alicante" prueba que los promotores no querían decir lo que ahora dicen que querían decir. Si con lo de Murcia aludían a la Región de Murcia, y por tanto incluían no solo a la UPCT, sino también a la UCAM y la UNED, con lo de Alicante habrían querido decir provincia de Alicante y, por tanto, quedarían incluidas la universidades Miguel Hernández, Politécnica de Valencia y Cardenal Herrera, todas ellas con centros en esa provincia. Ahora bien, consultadas esas universidades, todas ellas han negado que nadie les haya comunicado o consultado que iban a formar parte del Comité Científico del Mar Menor. Señoras promotoras y señores promotores: en lo referente a las universidades, al presidente fundador de la CRUE no es fácil engañarlo con infantiles juegos de palabras. Ustedes pretendían excluir a la UPCT o, alternativamente, son unos pésimos redactores de leyes, un asunto en el que la precisión lingüística es de suma importancia.
Señor senador Bernabé: no dejen que lo engañen y, ya que ha mostrado agilidad política y sensibilidad con Cartagena con su enmienda de adición, insista en ella o, al menos, trate de negociar con los promotores una de sustitución para que donde dice "universidades de Murcia" diga "todas las universidades de la Región de Murcia". No olvide que ningún cartagenero se sentirá cómodo con esa ley si persiste en decir "las universidades de Murcia". Aunque los promotores hayan reculado, lo simbólico es muy importante y la UPCT debe figurar como tal en esa ley. Si así lo intenta, que Cartagena se lo page, y si no, se lo demande.
JR Medina Precioso