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Nueva política, viejos problemas: los vicios del bipartidismo se contagian

8/12/2019 - 

MURCIA. La irrupción de Podemos y Ciudadanos sacudió el panorama político. Proclamaron una nueva forma de hacer política y acabar con los males del bipartidismo, pero con el paso de los años, con su asentamiento en las instituciones, han terminado protagonizando algunos de los problemas que precisamente denunciaban. Este fenómeno también se produce en la Región, donde Ciudadanos, Podemos y, desde mayo, Vox desempeñan papeles importantes en la política regional. Así lo consideran los politólogos consultados por Murcia Plaza. “Dan importancia a las bases, pero a la hora de la verdad no hay democracia interna y siguen el criterio señalado por la dirección nacional”, analiza el politólogo Francisco Javier López Carvajal. “La horizontalidad se perdió hace mucho tiempo en Podemos y el uso excesivo de la marca Rivera ha traído una gran verticalidad en Ciudadanos”, analiza el politólogo Salvador Moreno.

Uno de los rasgos de los nuevos partidos es su exposición a las discusiones internas, que trascienden a la opinión pública. “A diferencia de los partidos tradicionales, que lavaban la ropa en casa, las nuevas formaciones llevan sus discrepancias por la puerta grande, en vez de la trasera como se hacía antes”, observa López Carvajal. Los cruces de reproches en Ciudadanos dejan a entrever disputas internas. Así ocurrió recientemente con los calificativos que Isabel Franco dedicó al presidente del Gobierno, Fernando López Miras (“inmaduro”), y a su compañero de partido, el senador Miguel Sánchez (“pasado”), y las peticiones de dimisiones que demandó el propio Miguel Sánchez (pidió la renuncia de Valle Miguélez y Francisco Álvarez).

Todavía más evidentes resultaron las discrepancias de Podemos en la Región, hasta el punto de que desembocaron en la salida del secretario general, Óscar Urralburu, que se enroló en Más País. “Las disputas en la izquierda son aún más fuertes y acaban en ruptura. Ya ocurría históricamente; pasó con el PCE e Izquierda Unida en los ochenta”, expone López Carvajal. “Además de luchas por el puesto, también son disputas ideológicas”. Urralburu, uno de los diputados mejor valorados de la pasada legislatura y que alcanzó un fuerte liderazgo regional, no formaba parte de la corriente oficialista: se mostraba abiertamente ‘errejonista’, mientras que el diputado en el Congreso, Javier Sánchez Serna, era ‘pablista’. El choque entre ambos dirigentes, al principio soterrado, después aireado en los medios, terminó con una ruptura.

Homogeneizar las corrientes de Podemos siempre fue una labor muy complicada desde su origen. El partido que intentó capitalizar el 15-M se formó sobre la base de muchos movimientos y distintas sensibilidades e ideologías. Vistalegre II resultó decisivo. Sin embargo, aquel congreso fue “demasiado rápido para legitimar la posición de Pablo Iglesias frente a las críticas posibles al perder un millón de votos”, señala Salvador Moreno. “Lo consiguió y eso provocó que en la cúpula, al sólo quedar los de Iglesias, se rompiera la horizontalidad que en principio les caracterizaba”.

Otro punto de inflexión fue el conflicto del chalet de Pablo Iglesias e Irene Montero. “La decisión de someterlo a votación evadió responsabilidades y se las dio a toda la organización del partido, algo que puso en un compromiso a los militantes y que fue visto con malos ojos por los votantes potenciales”, examina Moreno. La votación interna, agrega, “implicó una perversión de un mecanismo de democracia directa como también lo fue el referéndum de la OTAN de Felipe González”.

El electorado al final se cansa, considera López Carvajal. Lo que se percibe al principio como novedoso se revuelve por las "disputas constantes" y pierde credibilidad. “No ofrecen fiabilidad” y se produce el llamado efecto ‘suflé: suben pero acaban bajando.

En Ciudadanos, un mecanismo de regeneración como es la celebración de unas primarias se ha vuelto en su contra. La dirección nacional mostró su preferencia por parte de los candidatos -Isabel Franco en la Región y Mario Gómez en Murcia-, lo que, a juicio, de los politólogos, "provocó una competencia imperfecta”. Para más complicación de Ciudadanos, la credibilidad de las primarias se puso en duda por los fallos en el sistema. Uno de los aspirantes perdedores en la Región denunció la votación. El caso todavía no se ha resuelto; no en vano, en octubre, el grupo de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía encontró indicios de fraude en las primarias que ganó Isabel Franco, según desveló La Verdad. 

La gran baza de Ciudadanos en la derecha para diferenciarse del PP era la regeneración, apunta Moreno. “Sin embargo, esto poco a poco ha ido perdiéndose al depender tanto del PP y por sus bandazos ideológicos, que le han acabado dando una imagen de incoherencia", considera, recalcando que la falta de coherencia "es lo peor que le puede pasar a un partido”. La imagen del pasado Consejo General, si bien hubo críticas internas –entre ellas las del diputado aguileño José Luis Martínez-, mostraron un partido sometido a "un congreso a la búlgara", asevera Carvajal.  “Y si se presenta una alternativa a Inés Arrimadas, comprobaremos el nivel de democracia interna”.

Vox y su estructura inspirada en el PP

A diferencia del resto de partidos emergentes, Vox no lleva la regeneración como bandera en su discurso. “Mientras Podemos y Ciudadanos han defendido siempre ser la nueva política, Vox lo único que ha defendido es ser una ‘derecha valiente’”, comenta Moreno. “Vox no ha venido a combatir la corrupción, sino que en teoría lucha contra las cesiones del PP a la izquierda”.

Vox además se parece mucho a los partidos del bipartidismo. “Tiene una estructura piramidal; las decisiones se toman desde arriba”, apunta López Carvajal. “Es la dirección nacional la que hace y deshace”. Por eso ha cambiado de ejecutiva autonómica en la Región a pesar de conseguir los mejores resultados electorales el 10-N. “Se busca la homogeneidad, por eso tutela el proceso”. En esa manera de desenvolverse influye mucho que Vox es, en origen, una escisión del PP. “Vienen con la vieja escuela del PP”.

Luchar contra el sistema

¿Y por qué los nuevos partidos han acabado replicando los vicios que prometían combatir? “Desde fuera es muy fácil hablar de cambiar el sistema”, opina López Carvajal. Pero desde dentro es otro cantar. “Quieren cambiar el sistema... pero el sistema los cambia a ellos”. La estructura de partidos engulle a las nuevas formaciones. “Las instituciones tienen marcadas sus tiempos. Es muy difícil acabar con 40 años de sistema”.

Aun así, la nueva política ha traído cambios positivos, concede López Carvajal. “Dar voz a las bases era impensable en el PP y al final ha acabado celebrando primarias internas”. Otro avance ha sido la progresiva transparencia interna. “Antes los partidos eran herméticos con los números, no rendían cuentas”. El impulso de los nuevos partidos han empujado a las formaciones tradicionales a sacar Leyes de Transparencia.

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