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Tribuna política

Tinto de verano después de plantar cara a fascistas y racistas

"Murcia se echó a la calle contra el racismo"

Publicado: 22/07/2025 ·13:29
Actualizado: 22/07/2025 · 13:29
  • Manifestación en Murcia contra el racismo.
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Murcia se echó a la calle contra el racismo. Y hoy, en el Chinguirito, algo ha cambiado.

El mar está en calma en Los Alcázares. Al fondo, las velas blancas de una escuela de surf parecen no moverse. Hace calor, pero en el Chinguirito corre algo de aire. Ese chiringuito algo caótico, con sillas de plástico desparejadas y mesas de madera reciclada, donde se mezclan nachos con guacamole, hamburguesas con pan industrial, perritos calientes, y cosas muy de aquí: patatas de bolsa con limón y pimienta, aceitunas con hueso, marineras, cacahuetes al centro. Un batiburrillo delicioso. Murciano y mestizo, como la vida misma.

Es la hora del aperitivo, casi comida. Las conversaciones van y vienen entre mesas. Hoy, por primera vez en mucho tiempo, hay más silencio que prejuicio.

En una mesa están Ana, Nuria, Belén y Raúl. Ayer salieron juntos para estar a las ocho en punto en el Paseo Alfonso X, en pleno corazón de Murcia. Y todavía no se les ha pasado la emoción.

 

—Pensaba que seríamos unos cientos —dice Ana—. Y acabamos desbordando calles enteras.

—Una marea —añade Nuria—. Pero alegre. Contundente, sí, pero con ganas de vivir, no de odiar.

—Y eso que el despliegue policial era brutal —comenta Raúl—. Para una manifestación pacífica. En cambio, cuando vinieron los nazis a Torre Pacheco con bates y palos, a sembrar el miedo, no apareció ni la mitad de esa policía.

 

Aparece Omar. Tiene 22 años, nació en el Hospital Los Arcos, en San Javier. Es de Los Alcázares. Hijo de padres marroquíes, pero tan murciano como cualquiera. Le hacen sitio. Se le nota algo encendido.

—¿Sabéis qué me pasó ayer? Que por primera vez en mucho tiempo no sentí que tenía que explicar quién soy.

Porque lo de ayer también era por nosotros: los nacidos aquí, hijos de migrantes, que seguimos escuchando “vuélvete a tu país” mientras curramos, estudiamos y vivimos aquí toda la vida.

Ayer sentí que esa calle también era mía.

—Y la escena del niño palestino… —dice Belén, y todos se callan.

Omar asiente.

—Un niño de unos diez años, con su padre. Se acercó a Irene Montero, llorando. No podía ni hablar. Le dijo algo como “gracias por lo que haces por mi tierra” y se le echó encima, abrazándola fuerte. Ella se agachó, lo abrazó, le susurró algo. El padre lloraba. La abrazó también. Y entonces alguien empezó:

“Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”.

Y todo el paseo lo coreó. Fue tan real, tan sentido, que se me puso un nudo en la garganta.

—Y Serigne con el megáfono, sin parar —dice Nuria—. Y toda la militancia. Toda la dirección de Podemos Región de Murcia. Pero sin protagonismos. Mezclados, caminando como uno más.

—Y lo mejor —remata Raúl— es que los sicarios mediáticos ni se atrevieron a aparecer. No podían grabar nada sin que se les cayera la careta. ¿Cómo manipulas a miles de personas gritando dignidad?

 

  • Serigne Mbayé, en la manifestación contra el racismo en Murcia. -

 

Hoy, en el Chinguirito, las cosas suenan distintas.

Los comentarios racistas no han desaparecido, pero se hacen más bajito.

Y algún comensal luce una camiseta con un puño antifascista. Sin esconderla.

—Algo se ha movido —dice Omar, mirando al mar—. Y ya no hay vuelta atrás.

 

Ángel Luis Hernández

Secretario de Organización de Podemos

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