Opinión

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Como ayer

Las carrozas del Entierro de la Sardina tenían sus barrios

"Este escribidor recuerda haber visto en su niñez las carrozas expuestas en distintos barrios de la ciudad"

Publicado: 20/03/2025 ·00:00
Actualizado: 20/03/2025 · 00:00
  • Entierro de la Sardina de Murcia.
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MURCIA. Nos ha contado Murcia Plaza hace unos días, de fuentes de la Agrupación Sardinera, que una de las novedades que traerá consigo el Entierro de la Sardina 2025 será la exposición de varias carrozas en la plaza de Santo Domingo, las avenidas de la Libertad y Alfonso X el Sabio y el parque de La Fama.

Y vienen estos ayeres a matizar que será una recuperación, más que una novedad, porque este escribidor recuerda haber visto en su niñez las carrozas expuestas en distintos barrios de la ciudad. Más aún: los grupos sardineros de entonces estaban vinculados a las diferentes zonas de la ciudad.

El arranque de este sistema, cuyo recorrido resultó efímero, hay que situarlo en el año 1965. Encontramos en la Hoja del Lunes del 22 de marzo, hace esta semana 60 años, este comentario al hilo de otro publicado días atrás en el sentido de que las Fiestas de Primavera fuesen organizadas por la ciudad en vez de por el Ayuntamiento, “a quien sólo le correspondería el apoyo económico y su paternal bendición. Lo que ya es bastante, por supuesto”.

 

El 12 de noviembre de 1965 se pusieron las bases del experimento, pero a la vez, las de mucho de lo que luego ha sido el Entierro de la Sardina"

 

Se hacían eco, al hilo de lo anterior, de que el Ayuntamiento había ofrecido a la Agrupación de Comerciantes de la calle Platería el montaje del antaño magnífico Entierro de la Sardina, triste mascarada hoy sin personalidad alguna. El empeño es ciertamente difícil, pero los citados comerciantes han recogido la antorcha olímpica medio apagada y proyectan grandes cosas, especialmente para años sucesivos. Se limitarán mientras tanto a elevar un poco el tono de la cabalgata y, ya metidos en harina, observar defectos y extraer las debidas consecuencias y los pertinentes remedios futuros”.

Para concluir se comentaba la intención de trasladar la idea a otros grupos de comerciantes, “y lograr así que sea la ciudad entera, dividida en zonas mercantiles, la que se identifique con ese otrora famoso ‘espíritu sardinero’ y haga el milagro de restituir pasados esplendores”.

Para ponerse en situación, debe saber el lector que el Entierro de la Sardina de 1965 contó con sólo siete carrozas, acompañadas por sus comparsas, hachoneros y bandas de música. A la cabeza, Unos gastadores, soldados romanos y una “comparsa de actualidad”. Y pare usted de contar. Por cierto que el cortejo aún discurría entonces por la Trapería, algo que hoy se antoja imposible e impensable.

El 12 de noviembre de 1965 se pusieron las bases del experimento, pero a la vez, las de mucho de lo que luego ha sido el Entierro de la Sardina. La crónica de la sesión municipal en la que se creó la Junta Central Sardinera decía: “Mayor número de carrozas, irán con los motocarros totalmente cubiertos. Arrojarán millares de juguetes. Será una participación espléndida de Murcia en el singularísimo y famoso festejo. Recobrará todo su colorido y gama. Para ello, cada barrio formará su carroza, sus comparsas, bandas de música. A ellas se sumarán el Club Remo, Casino, Círculo Mercantil, Actividades Diversas...”.

Y seguía: “Será un derroche de luz, de fastuosidad y colorido. La noche de la Batalla de Flores (martes de Pascua entonces), cada carroza estará en su barrio, en sus plazas. Las admirará el público. Las contemplará y comparará, porque para ello los carrocistas se esmerarán en su trazado y concepción. Al día siguiente, en la noche, las carrozas saldrán del barrio, de la plaza, con sus comparsas y bandas de música, pues para tal fin cada una dispondrá de su grupo designado, y se con centrarán en el lugar señalado por la Junta Central Sardinera”. Fue designado presidente Manuel Medina Bardón.

 

En enero de 1966 ya se hablaba de 16 carrozas, lo que representaba un enorme salto cuantitativo"

 

En enero de 1966 ya se hablaba de 16 carrozas, lo que representaba un enorme salto cuantitativo, y del proyecto de introducir en el cortejo dragones chinos de 30 metros de longitud, mientras que las nuevas carrozas podrían llegar hasta los 25 metros.

Y, justamente en mitad de toda aquella vorágine de preparativos para una transformación radical del Entierro, llegó la declaración de Fiestas de Interés Turístico para el conjunto de las de Primavera, como una premonición del vuelco que se les iba a dar.

Una entrevista con el presidente de los sardineros del barrio de San Lorenzo ponía de manifiesto el funcionamiento de los nuevos grupos, basados en el comercio. El dirigido por Francisco Pérez Bas estaba compuesto por siete miembros, que trabajaban a destajo para presentar en las calles la carroza de Júpiter, de 12 metros de longitud y siete de altura, construida por Esteban Martínez, que se colocaría en la tarde del martes de Pascua en la plaza de Cetina. Allí se celebraría la verbena popular en esa misma noche. El presupuesto que manejaban los sardineros de San Lorenzo se situaba entre las 90.000 y las 100.000 pesetas. 

Llegado el momento, la carroza del Centro Chino se colocó en la plaza de Vistabella; el Centro Brujo, del barrio de la Purísima, en la plaza de Camachos; el citado Júpiter en la de Cetina; Vulcano, en la plaza de Santa Eulalia; Neptuno en la plaza de San Pedro; Venus, del barrio de San Bartolomé, en la calle de Santa Catalina; Marte, de San Nicolás y San Miguel, en la calle de Santa Teresa; Baco, del sindicato de Hosteleria, en la plaza de Santo Domingo; Prometeo, del barrio del Carmen, también en Camachos; Mercurio, de los comerciantes de Platería y el Círculo Mercantil, en la plaza de Esteve Mora.

También estaban las carrozas del Infierno, a cargo de la Junta Central Sardinera, que se instaló en la plaza de Santa Isabel; la Sardina, que presentaban la Diputación Provincial y el Casino, también en Santa Isabel; y había también varias carrozas patrocinadas por diferentes marcas comerciales, que se situarían en la cabeza del cortejo. Como las de Philips y Festina, ambas colocadas en Santa Isabel; y la del Pescado congelado Friomar, exhibida también en Camachos. 

No duró mucho el sistema, pero lo cierto es que el Entierro de la Sardina de nuestros días comenzó a forjarse en aquellos tiempos, mediados los años 60 del siglo pasado.

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