Vivimos en una sociedad con una evolución constante. La tecnología transforma nuestras vidas, la conectividad nos une y las oportunidades se multiplican en un mundo interconectado. Sin embargo, aún hay espacios donde las mujeres debemos recordar que nuestra presencia es necesaria, no solo por nosotras, sino por las generaciones que vienen detrás. Estar es importante.

Como ingeniera de telecomunicaciones y profesional en el ámbito tecnológico, he aprendido que la visibilidad de las mujeres en estos sectores es más que una cuestión de representación: es una necesidad. Cuando una niña ve a una mujer liderando en tecnología, emprendiendo o innovando, se abre ante ella un mundo de posibilidades. Pero para que eso ocurra, primero tenemos que estar.

Las cifras hablan por sí solas: la representación femenina en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) sigue siendo baja. No es por falta de talento, sino por un sistema que aún arrastra sesgos, estereotipos y falta de referentes. La clave para cambiar esta realidad no es solo fomentar vocaciones tecnológicas en las niñas, sino también mantener y visibilizar a las mujeres que ya estamos aquí.

Bajo mi punto de vista esta presencia no es solo individual, también es colectiva. Las mujeres que estamos en sectores estratégicos tenemos la responsabilidad de apoyarnos entre nosotras, de generar redes de colaboración y de impulsar el liderazgo femenino.

No basta con contar historias de referentes del pasado, sino que debemos visibilizar a las mujeres que hoy están abriendo camino"

Pero más allá del ámbito profesional, también es fundamental estar en la sociedad como agentes de cambio. La Cátedra de Mujer Empresaria me ha ayudado a comprenderlo mejor: no se trata solo de ocupar espacios en el mundo laboral, sino de participar activamente en la construcción de una sociedad más equitativa y diversa. Cada una de las mujeres que he conocido a través de esta iniciativa me lo ha demostrado con su ejemplo, su trayectoria y su compromiso. Su presencia en distintos ámbitos –desde la empresa hasta la educación y la innovación social– es una prueba de que cuando las mujeres estamos, el impacto es real y transformador.

Ser madre de dos hijas me ha dado una perspectiva aún más clara de la importancia de mi presencia. Quiero que crezcan en un mundo donde las mujeres puedan estar en cualquier espacio sin que se cuestione su capacidad, donde su talento sea valorado y donde no necesiten romper techos de cristal porque esos techos ya no existen. Pero sé que el cambio empieza por una misma: no basta con contar historias de referentes del pasado, sino que debemos visibilizar a las mujeres que hoy están abriendo camino. Eso es lo que quiero que vean mis hijas: que no hay límites más allá de los que una misma se imponga y que su futuro no depende de un cuento, sino de su propia voz y decisión.

Pero estar requiere de energías, requiere de dedicación, la inercia del día a día, del trabajo a casa y de casa al trabajo, en un equilibrio cómodo pero silencioso. Sin embargo, si no compartimos, si no visibilizamos, si no abrimos puertas, nuestro esfuerzo se queda en nosotras y no trasciende. Y el verdadero cambio, el que perdura, es aquel que se multiplica en otras miradas, en otras manos, en otras vidas.

Para eso, necesitamos estar. En la tecnología, en la empresa, en la ciencia, en los medios, en la toma de decisiones. Porque cuando estamos, transformamos.

Pilar Carmona

Directora de IdSA y Digimaster

Cátredra de la Mujer Empresaria y Directiva