Es una de las mejores directoras del cine español. Después de ganar el Oso de Oro a mejor película (Alcarrás) en el festival de Berlín de 2022, Goya a mejor dirección novel por Verano 1993 y el premio Nacional de Cinematografía en 2023, Carla Simón reflexiona en esta entrevista sobre el papel de la mujer en el cine español desde que apareció con la primera de película de su trilogía personal, Verano 1993. La cineasta se para a hablar con el grupo Plaza tras la celebración del Festival de Cine por Mujeres Madrid 2025, octava edición del mismo, durante la cual se han proyectado 62 largometrajes. Las cifras provisionales hablan de 18 sold outs totales y 4.526 asistentes presenciales. Durante los 13 días que duró el festival (del 28 de octubre al 9 de noviembre), Madrid se ha llenado de actividades, coloquios y proyecciones con el objetivo de visibilizar y homenajear el cine dirigido por mujeres. Además, los espectadores pudieron disfrutar de la presencia de 53 profesionales: 33 directoras, 6 actrices y 14 expertas.
Pregunta. Recientemente estrenaste Romería, que cierra la trilogía familiar que empezaste con Verano 1993. ¿En qué anda Carla Simón ahora?
Carla Simón. La promoción siempre es un poco intensa, así que aún estoy con entrevistas y viajes internacionales, porque hay muchos países donde la película aún no se ha estrenado. También estoy empezando a escribir otro proyecto, que es lo que más me apetece ahora mismo, aunque me falta tiempo porque este verano he tenido a mi segunda hija y son muchas cosas a la vez.
P. Lo comentaba el otro día con otra entrevista: un hijo en vuestra profesión, que ya es inestable de por sí, altera mucho la rutina.
Carla Simón. Sí, es el caos absoluto, pero a mí me gusta. Sin duda cansa, pero cuando diriges y escribes hay temporadas con una vida un poco más rutinaria, sobre todo durante la escritura. Así que se trata de lidiar entre rutinas y caos, y mis hijos poco a poco aprenden eso.
P. Esta entrevista viene a colación de la octava edición del Festival de Cine por Mujeres Madrid, que ha tenido bastante éxito, con muchos pases completos. En los últimos años, dos nombres han destacado en nuestro cine de dirección: Alauda Ruiz de Azúa y el tuyo. ¿Qué momento vive el cine hecho por mujeres?
Carla Simón. Añadiría muchos nombres más. Por suerte, somos muchas. Creo que estamos viviendo un florecimiento de mujeres haciendo cine, una especie de reparación histórica: somos la mitad del mundo y deberíamos contar la mitad de las historias. Antes, si solo veías las historias a través de los ojos masculinos, la mirada era poco diversa. Ahora hay más productoras confiando en esto, y la falta de referentes que sufrimos cuando empezamos, poco a poco, ya no existe. Las chicas que quieren hacer cine pueden ver muchas directoras como referentes y el panorama se va equilibrando.
P. Mencionaba tu nombre y el de Alauda porque estáis abriendo camino al resto, por el éxito y los premios de vuestras películas.
Carla Simón. Creo que ha sido algo muy generacional. Cuando preparaba Verano 93, había muchas otras mujeres preparando sus primeras películas, así que ha sido un logro colectivo. Por supuesto, los premios hacen que tu nombre aparezca en el mapa y dan confianza a las instituciones para invertir en este tipo de cine. Antes, las mujeres podían hacer su primera película, pero continuar era muy difícil. Ahora sentimos que hemos llegado para quedarnos y seguir contando nuestras historias. El éxito de una siempre es el éxito de todas.
P. Tu trilogía familiar es también tu historia personal. ¿Consideras que tu carrera ya está consolidada?
Carla Simón. “Consolidada” es una palabra frágil. Una carrera artística es un camino con momentos fáciles y difíciles. Lo importante para mí es que he hecho tres películas que me permiten seguir haciendo cine. Para mí lo esencial es poder arriesgar sin miedo y no limitarme a lo que ya sé hacer. En ese sentido, sí, me siento en un lugar privilegiado.
P. Has cerrado tu trilogía familiar mostrando tu historia desde distintos puntos de vista. ¿Qué has descubierto en este viaje que empezó con Verano 93 y termina con Romería?
Carla Simón. Abordar cosas personales te ayuda a entenderte mejor, y también a comprender a quienes te rodean. El cine permite ver las historias desde distintos puntos de vista y empatizar con emociones que de otro modo no percibirías. He aprendido sobre mis padres, hermanos, tíos y abuelos, y he recuperado una memoria familiar que me generaba mucha curiosidad. Esto me ha ayudado a conectarme con mis raíces.
P. ¿Este reconocimiento será más especial ahora, que cambiarás de temática en tus próximos proyectos?
Carla Simón. Es muy único y especial. Me acuerdo de cuando estrenamos Verano 93 y recibimos premios en Berlín: era mi historia. Con *Romería* en Cannes sentí lo mismo: una película muy íntima estrenada en una sala majestuosa frente a un público cinéfilo. Es sorprendente ver que algo tan personal conecta con festivales y espectadores, y da esperanza para seguir creando desde un lugar honesto.
P. Recientemente salió un estudio en Estados Unidos sobre una serie que multiplicó la donación de órganos. ¿Qué fuerza crees que sigue teniendo el cine?
Carla Simón. Siempre tiene fuerza. Historias así son únicas, pero posibles. Todo lo que vemos influye en nuestra percepción del mundo: libros, películas, series… Definen un poco la sociedad. Si queremos un mundo mejor, el cine es fundamental.
P. ¿Qué te llevó a dedicarte a esto? Tu historia personal es particular y el cine no es un trabajo estable.
Carla Simón. Siento que es un arte muy completo: tiene literatura al escribir el guion, teatro al dirigir actores, pintura y fotografía al pensar la imagen, arquitectura en las localizaciones, música… Además, es un arte vivo, que se va descubriendo mientras se hace. Mi revelación vino al darme cuenta del debate que generaban ciertas películas en clase: hablábamos sobre la condición humana y la vida. Ahí entendí que el cine es tan importante como la conversación que provoca después.
P. Y como espectadora, ¿qué sientes cuando entras en una sala?
Carla Simón. Mucho respeto. Es un lugar casi sagrado donde recibes un regalo: la historia que alguien te va a contar. Hay algo importante en compartir ese momento con otros, dejar de ser uno mismo por un rato y empatizar con lo que se muestra en pantalla. Ahora, con niños pequeños, es un placer mayor aún.
