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La Vereda divide a Roche entre Cartagena y La Unión: "Mis hijos viven enfrente y no puedo ir a verlos"

16/11/2020 - 

CARTAGENA. "Mis dos hijos viven al otro lado de la carretera, a unos pocos metros andando, pero según las restricciones de movilidad, no puedo ir a verlos", dice Francisco, vecino de la urbanización cartagenera de Roche Alto, que afirma tener muy claro que si bien es algo extraño lo que les sucede, seguirá cumpliendo las normas hasta que se ponga fin a las limitaciones entre municipios.

La Vereda, como los vecinos denominan a este tramo de carretera de no más de 700 metros, divide los términos municipales de Cartagena y La Unión. A la izquierda, Roche, un pequeño pueblo de cuatro mil habitantes, que se encuentra más cerca de la ciudad portuaria que de la minera; a la derecha Roche Alto, una urbanización de cerca de cuatrocientos habitantes, un centenar de viviendas y pegada a la autovía desde la que se puede ver Cartagena con un simple vistazo. Entre una y otra, una carretera que parte los dos municipios y también la vida de sus habitantes en estas circunstancias tan anómalas.

Los vecinos de Roche están muy acostumbrados a realizar sus compras en Cartagena, al igual que otro tipo de servicios; muchos son los que trabajan en la ciudad, pero se encuentran con el hándicap que para el resto de servicios, deben acudir a La Unión, a más de 13 kilómetros del pueblo.

"Es tan sencillo como complicado a la vez", relata este vecino de Roche Alto que, como el resto del mundo, ve atónito situaciones que parecen inverosímiles para un día a día que cada vez se les antoja más insólito. "Mi hija trabaja como enfermera en Cartagena, pero no puede ir a comprar al supermercado en Cartagena. Alguien podría pensar que eso es una tontería, pero no, porque al ser celíaca no encuentra los productos que necesita en La Unión. Tiene mucho más cerca del centro comercial Espacio Mediterráneo, pero allí no puede acudir. Si se saltara esta restricción le caería una multa seguro", añade Francis.

Los hijos de los vecinos de Roche Alto acuden al colegio de Roche, al igual que el centro de Salud; pero los servicios no esenciales se deben hacer en su municipio, en este caso en Cartagena. Por unos metros lo tienen más fácil que los que habitan en Roche, que para cualquier otro servicio -tiendas, talleres, etc...-, no les queda más remedio que aguantarse con lo que les pueda ofrecer La Unión. 

Si bien en esta pequeña línea imaginaria entre uno y otro pueblo no suele haber ningún tipo de control, la gente trata de cumplir con las normas. "Yo no me la juego", añade Francisco. "Llevo siete meses, desde que empezamos con la pandemia, limitando mucho mis movimientos y no me voy a exceder ahora por nada". 

Los controles en La Manga, en el límite entre Cartagena y San Javier, continúan

La polémica por las restricciones han llegado también a otras partes del municipio cartagenero, como es el caso de La Manga. Allí, desde el mismo día que se decretó el cierre perimetral, los habitantes se echaban las manos a la cabeza. Los vecinos de la zona de San Javier veían restringido su día a día para ir al supermercado, a la tienda de telefonía, a correos, etc... Pidieron al presidente de la Comunidad Autónoma que atendiera la singularidad de la zona, pero no ha habido contestación: los controles siguen existiendo tanto a la entrada a La Manga como en el límite territorial entre San Javier y Cartagena. 

Ambos ayuntamientos han tratado de hacerles la vida más fácil a sus habitantes, evitando las multas que se podrían originar al cruzar de un municipio a otro, pero sigue sin haber la unificación territorial que ellos demandan.

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