CARTAGENA. La irrupción de Paco Espejo en las elecciones a la presidencia del Partido Popular en Cartagena ha puesto un poco de aderezo a estas sosas primeras semanas del año, en las que Noelia Arroyo había agendado el Congreso Extraordinario del PP para volver a ser elegida presidenta durante cuatro años más, sin esperar más noticia que su aclamación y el mayoritario respaldo de sus afiliados.
Nadie esperaba este paso adelante de Espejo, que otrora fue uno de los pesos pesados del partido con Pilar Barreiro gobernando a golpe de mayorías absolutas. Espejo estaba ya unos meses apartado de cualquier cargo institucional -el último fue el de director general de Producción Agrícola, Ganadera y del Medio Marino de la CARM-, pero no hay que olvidar que actualmente ocupa el cargo de vicesecretario de organización del PP de Cartagena, algo que en el argot político suele llevar el nombre de ‘fontanero del partido’. Afirmaba hace tan solo unos días, al ser preguntado por esta redacción acerca de quién estaba detrás de su decisión (la de competirle la presidencia a Arroyo, precisamente en uno de los momentos en los que la Alcaldesa goza de más respaldo popular y, probablemente orgánico), que era una determinación que tomaba porque se lo debía: "Lo hago por mí", subrayó sin dudarlo ni un segundo.
Sin embargo, una decisión de este calibre no se toma a la ligera, ¿o sí? Hay quien opina que ha sido espoleado por compañeros o excompañeros después de tomar unas cañas y unas ‘Gildas’ en la Tita Fina, el bar de su propiedad en la calle Santa Florentina. Pero Espejo podría llegar avalado por gente de su partido que ya se encuentra fuera de foco. Dicen los mentideros políticos que su exjefa, Pilar Barreiro, tiene mucho que ver en esta decisión, aunque, por otro lado, aseguran que no llega respaldado por aquellos que fueron guardia pretoriana de Barreiro años atrás porque algunos de ellos ya le ha comunicado a la Alcaldesa su respaldo sin fisuras.
Aunque Noelia Arroyo y Pilar Barreiro no mantienen una relación de amistad, sí que existe cordialidad. "Lo que está sucediendo con esta candidatura no llega del ‘ala de Pilar Barreiro’, está más focalizado en ella y en Espejo, que en lo que puede rodear a la exalcaldesa", apuntan fuentes muy cercanas al partido. Añaden estas mismas fuentes que lo que mueve al candidato es más un motivo más personal, auspiciado por la exalcaldesa, que una corriente de opinión contraria a Arroyo.
Paco Espejo necesita al menos 20 avales para poder presentarse a las elecciones y tiene hasta el próximo viernes, 26 de enero, para conseguirlo, algo que no parece que sea demasiado difícil de lograr, aunque el número de firmas que presente puede darnos una visión más o menos certera de hasta dónde es capaz de llegar la aventura de Espejo; si es un brindis al sol, un ajuste de cuentas, una espina clavada, una advertencia al partido o algo más.
Espejo ha sido aspirante en ocasiones, pero no ha pasado nunca de la segunda línea en su trayectoria como político municipal. Dentro del partido consideran que no representa renovación alguna, más bien todo lo contrario; que llegue animado por las ‘viejas glorias’ y alejado de lo que se cuece ahora en el partido le resta fuerza a su candidatura para presidir un PP que, desde la llegada de Noelia Arroyo, ha iniciado un proceso de renovación interna.
"Lo que me anima a presentarme es el convencimiento de que se pueden hacer las cosas de otra manera. Podemos mejorar, dialogar, ser humildes, abrir el partido y buscar la transparencia máxima", indicaba Espejo a preguntas de Murcia Plaza el pasado miércoles. Hablaba de mejorar el partido cuando él ostenta esa responsabilidad como vicesecretario de organización y no ha emprendido ese camino desde dentro, sino que lo pretende hacer como presidente -si ganara- y en un claro ‘tête à tête’ con la líder Arroyo, a quien no ha comunicado jamás sus intenciones.
Si Espejo saca al menos un 20 %, ¿le estará diciendo a Arroyo que existe un sector crítico en el partido? ¿Será el suyo un arrebato para presionar y volver al foco del partido? ¿Puede desgastar este movimiento a Arroyo? ¿Es un órdago demasiado arriesgado porque poco tiene que perder? ¿Ha cogido el exportavoz del PP una senda repleta de baches? o ¿es que lo que pretende es saldar alguna cuenta pendiente?
