MURCIA. La vacunación es la única estrategia documentada que evita la difusión de la covid-19 al romper la cadena de transmisión de la infección. Ante la gravedad y extensión de la pandemia, nos hemos visto obligados a recibir tres dosis de vacunas, especialmente vacunas RNA (Pfizer y Moderna), logrando disminuir el número de infecciones, ingresos hospitalarios, gravedad y mortalidad. El contagio no lo puede evitar, ya que se encuentra relacionado con diversos factores, personales y ambientales, que en gran medida dependen de nuestra concienciación y responsabilidad (aislamiento, uso de mascarilla en interiores o en aglomeraciones al aire libre, buena ventilación de los espacios, distancia social adecuada, etc.).
En un artículo anterior señalé el aumento de su actividad y protección superiores a la tercera dosis, especialmente en el estudio de Israel, pero su duración no era superior a dos meses. Ante ello y la limitada actividad de esas vacunas frente a las nuevas cepas mutantes de la covid, consideramos que en ese momento no existía una clara evidencia para justificar su utilización.
Desde finales del 2021 hemos asistido a una tumultuosa irrupción por una nueva cepa de covid denominada ómicron, con sus diversas variantes. En España predominan (AB4 y AB5) frente a las cuales la actividad de las vacunas iniciales era limitada. En Grecia, observaron que a las diez semanas de la tercera dosis su actividad disminuía significativamente y no mostraba protección frente a dichas cepas, especialmente en el grupo de pacientes más vulnerables. Por eso, recomendaban una cuarta dosis para lograr un booster de inmunoprotección que abarcaba a las cepas ómicron.
Su actividad ha sido estudiada por la Universidad de Oxford y publicado en Lancet en agosto de este año. Se administraron a 166 personas vacuna Pfizer o Moderna como una cuarta dosis. Los niveles de IgG anti proteína S de la covid ascendieron a 545.936 ELU/ml los 14 días de su administración, frente a los 23.317ELU/ml obtenido a los 28 días tras la tercera dosis.
"la cuarta dosis, especialmente con las nuevas vacunas adaptadas para la cepa ómicron, aportan alta protección"
Su eficacia en la era ómicron fue valorada en un análisis realizado en personas residentes en centros de la tercera edad en Ontario (Canadá) y publicado este septiembre pasado en BMJ. 13.654 personas de este grupo recibieron cuatro dosis y 205.862 pertenecían al grupo control. La eficacia de la cuarta dosis en este grupo vulnerable de pacientes mejoró en 19% a los 7 días de su aplicación. La obtenida por la tercera dosis, especialmente, en relación con una mayor disminución de la gravedad y mejor evolución de la covid, en el 86% de los pacientes que recibieron la cuarta dosis de vacunas RNA (Pfizer o Moderna). En esta población, los investigadores canadienses insisten en reforzar las medidas de prevención clásicas enunciadas anteriormente, haciéndolas obligatorias para todo el personal asistente a estas personas.
La tolerancia de las vacunas en los dos estudios comentados fue buena y su efecto indeseable más significativo fue el dolor en el punto de la inyección (87%), más frecuente em mujeres, especialmente, en el grupo con altos niveles de anticuerpos en sangre. En relación con su toxicidad cardiaca y posibilidad de Infarto Agudo de Miocardio, podemos señalar que un estudio pormenorizado al respecto, de 324 pacientes con estudios cardiacos completos seriados, solo en dos casos (0,67%) se encontraron elevaciones del doble de troponinas, como criterio tangible de afectación miocárdiaca, pero sin detectarse correlación clínica ni electrocardiográfica evidente.
Aunque diversos aspectos de la cuarta dosis no son bien conocidos, especialmente en estas nuevas vacunas adaptadas anti-covid, su duración ha sido estudiada en Brasil en el periodo de la cepa ómicron, con la vacuna Pfizer. Se siguieron >2millones de personas y encontraron una óptima protección de su gravedad y peor evolución en el 84,1% con más de 120 días de duración. Estos niveles de protección descendieron en las personas de >80 años, del 81,3% a los 30-60 días al 72,9% a los 120 días de la administración de la cuarta dosis. Esta situación es muy semejante a lo que sucede en los pacientes con trasplantes renales o hepáticos.
En resumen y conclusión: la cuarta dosis de vacuna anti-covid, especialmente con las nuevas vacunas -adaptadas para la cepa ómicron-, aportan alta protección frente a las infecciones graves causadas por la cepa ómicron y sus variantes. Su eficacia es más limitada en la edad > 80 años y en los pacientes trasplantados e inmunodeprimidos críticos. Su duración es óptima, aunque con el cambio de país y de población, en España, puede tener una duración diferente, que no conocemos bien. Su tolerancia es buena, pues no encontramos en los estudios consultados efectos adversos serios documentados. Por tanto, es fundamental revacunarse o recibir otra dosis de estas vacunas, adaptadas a la nueva situación.
Han pasado más de dos años del comienzo de la pandemia y la covid se mantiene viva y coleando. Algo no funciona bien. Sería importante, pensar, reflexionar y luego actuar, como, en el argot del arte del toreo, dijo Don Juan Belmonte: parar, templar y mandar y que Cristo, infinitamente misericordioso, nos siga alumbrando.
Joaquín Gómez Gómez
Catedrático emérito de Infecciosas del Departamento de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de la Universidad de Murcia
Exjefe del Servicio de Medicina Interna-Infecciosas del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca