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El tablero del 28M en la Región: ¿Qué botín ansían Miras, Vélez, Antelo, Marín y Ros?

9/04/2023 - 

MURCIA. En tiempos de campaña electoral, una gran mentira sobrevuela entre la ristra de promesas electorales: "Queremos ganar las elecciones". Todos salen con hambre de victoria, por supuesto, pero las opciones reales de triunfo se concentran en unos pocos. Y solamente vence uno. No obstante, la victoria en las urnas, aunque sea lo más valioso, no es lo único en juego. Los partidos libran otras batallas, no reconocidas públicamente, pero igualmente importantes para su futuro. Cada uno se marca su particular botín, sus objetivos sinceros, lejos de las grandilocuentes proclamas. Murcia Plaza analiza qué se juega cada candidato autonómico el próximo 28 de mayo.

López Miras y la importancia del cómo

A López Miras no le valdría otra variable que no sea imponerse en las elecciones y gobernar de nuevo la Región de Murcia. De no hacerlo, sería un fracaso clamoroso. De hecho, el líder del PP todavía no sabe lo que es ganar unos comicios (en 2019 le superó el PSOE). Tampoco vale una victoria cualquiera. El cómo es muy importante para el devenir de López Miras. ¿Cómo ganar? A lo Juanma Moreno (con una mayoría absoluta), a lo Díaz Ayuso (con una holgada mayoría simple que le permita gobernar en solitario) o a lo Fernández Mañueco (obligado a buscar un socio para formar una coalición). Aunque el objetivo prioritario es seguir en el Palacio de San Esteban sea como fuere, para las filas populares sería toda una decepción si López Miras tuviera que afrontar otra vez la tesitura de una coalición. Un mal resultado dejaría tocado al presidente regional. Alberto Núñez Feijóo, además, se lo ha dejado claro a cambio de no influir en las candidaturas: Génova quiere una victoria contundente, un triunfo a la vieja usanza. Es decir: la mayoría absoluta. Avisados están.

Vélez y el peso del resultado

El PSOE no se puede permitir otros cuatro años en la oposición. Por eso, volver a quedarse fuera del Gobierno se debería tomar como un sonoro fiasco para un partido que se considera ganador y que lleva esperando 28 años para regresar a la Presidencia de la Comunidad. No obstante, hay matices que sopesar. No es lo mismo ganar en las urnas y perder en los pactos postelectorales (como así sucedió hace cuatro años con Diego Conesa) que directamente caer derrotado en las elecciones. Las consecuencias dependen del resultado. Una derrota contundente encendería los ánimos entre los socialistas y el futuro se le complicaría para Vélez: ¿Se activaría la vía de María González Veracruz?. En cambio, un buen apoyo electoral, aunque no gobierne, daría oxígeno a Vélez para intentarlo durante otros cuatro años, aunque ello no privaría de la decepción que supondría estar otra legislatura en la bancada de la oposición. ¿Y si, por el contrario, Vélez llega a San Esteban? Es una obviedad afirmar que sería el mayor éxito del socialismo en tres décadas.

Vox busca ser influyente

Vox es posiblemente el partido que más repite que sale a ganar. Insiste en esa idea casi como un mantra. Pero, ¿cuántas posibilidades reales tiene Vox, que obtuvo cuatro escaños en plena efervescencia de Abascal, de que mejore sustancialmente sus apoyos y llegue -por ejemplo- a 20 escaños? El salto es muy grande. Desde Vox esgrimen que precisamente en Murcia saben lo que es ganar, pues lograron el triunfo en las generales de noviembre de 2019. Cierto. Pero aquella contienda era nacional, no regional: otras claves, otras circunstancias. Entonces, ¿a qué aspira Vox realmente? A ser decisivo e influyente. Ese sería su gran paso, realmente. Es la cuenta pendiente de esta legislatura, relegados y marginados desde que a mediados de 2020 se quedaran sin tres de sus cuatro diputados. Vox, que tanto apretó en la investidura de 2019, no ha podido influir con sus políticas, pues López Miras no les ha necesitado. Ahora, en el 28M pueden cambiar ese estatus quo, pues si mejoran y obtienen una amplia representación no sólo podrían erigirse en los dueños de la llave de la gobernabilidad, sino que incluso podrían formar parte del Gobierno. No haría falta ganar, por tanto, para que sea un buen resultado para Antelo. Por el contrario, si Vox creciera poco y el PP no dependiera de ellos, sería un chasco para los de Abascal, dadas las elevadas expectativas que tienen depositadas en la Región de Murcia.

Unidas Podemos: a la caza del grupo propio

Unidas Podemos sueña con clonar el modelo de España en la Región de Murcia. Es decir, busca una coalición entre socialistas y morados en el Gobierno regional. Es una obviedad que Podemos, que esta vez concurre aliado con Izquierda Unida, no va a ganar los comicios, por lo que todas sus bazas pasan por espolear al votante perezoso o desanimado y reunir el máximo número posible de apoyos para aportar una suma al PSOE. Si eso no sucediera (ninguna encuesta lo prevé), hay otra lucha muy importante para ellos: lograr un grupo propio. La experiencia del Grupo Mixto ha resultado nefasta para Podemos, lo que no les ha privado de que su candidata, María Marín, se hiciera un hueco en la política regional. Pero no es lo mismo plantear una oposición desde el propio grupo parlamentario que desde el Mixto. Los recursos, los tiempos y la visibilidad varían demasiado. Además, para Izquierda Unida supondría garantizar su regreso al Parlamento autonómico, ausentes desde 2015, ya que José Luis Álvarez-Castellanos figura en el número tres de la lista (si bien a mediados de legislatura se rotaría con el segundo). Cualquier otro resultado sería un pernicioso paso atrás para Podemos e Izquierda Unida.

Ciudadanos: a vida o muerte

Ciudadanos lucha por la supervivencia. Sólo por esa razón tal vez sea el partido que más se juegue el 28M, porque pelea por mantenerse vivo. Conseguir un solo diputado no sólo destrozaría los augurios que pesan sobre los naranjas, sino que les permitiría seguir en el candelero y les abriría un camino para rearmarse. E incluso se podría dar la rocambolesca opción de convertirse en decisivos con su voto ante un hipotético PP sin mayoría absoluta... o un PSOE y un Podemos necesitados de un socio extra. Quién sabe las vueltas que puede dar la vida. Para eso rema María José Ros Olivo, intentando que se queden los 78.000 votantes que obtuvieron en 2019. En cualquier caso, las expectativas han mutado demasiado para una formación que hace cuatro años era trascendental y fue fundamental para mantener al PP en el poder, impidiendo que el PSOE lo lograra. Ahora sus metas son otras.

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