MURCIA. Cae el estado de alarma, caen los toques de queda, pero a mucha gente se le olvida que las medidas y el peligro siguen estando ahí. Esto afecta a cientos de variables en el día a día de la hostelería, pero se sigue fallando en la más importante: la micrologística con los servicios a los clientes. Demasiada libreta, lápiz y cabeza… La maravillosa memoria que solo produce equivocaciones, retrasos y problemas.
"seguimos dando subvenciones para montar tu página web como si estuviéramos en los noventa cuando tener una APP es más asequible que nunca"
Si bien ahora mismo convive un híbrido raro entre cartas en formato código QR con carta tradicional, es poca la innovación integrada frente a todo lo que se podría hacer… Para empezar a muchos nos gustaría poder pagar desde nuestro teléfono sin tener que esperar a que te traigan un datafono y que incluso este pueda fallar. De igual manera, hoy en día sería bien fácil poder reservar una mesa e ir encargando entrantes de camino a un local para llegar directamente a mesa puesta. Las pasarelas de pago en 2021 no tienen nada que ver con las de hace 10 años. Hace tiempo que ya es posible cobrar varias veces sin recargos extraños, tener la certeza de que el dinero ha llegado, calcular si un cliente es VIP porque todas las tardes se baja un barril con los colegas o si es su primera vez y una rebaja puntual hará que vuelva…
Si hemos pasado de tener cincuenta plazas en un local a tener quince es importante entender que la eficiencia y la eficacia son más importantes que nunca. Diez minutos perdidos pagando, una comanda mal tomada que deriva en media hora más de comida o algo tan sencillo como anular los tiempos de recepción, pueden suponer la diferencia entre ganar dinero o cerrar un negocio.
Clientes que añaden cañas y marineras a su cuenta directamente desde sus teléfonos suponen recepción en cocina directa sin contar con el camarero. Preocupación cero, no va a desaparecer ningún puesto de trabajo ya que las tapas no van a llegar flotando mágicamente a las mesas (todavía). Menos errores de comunicación con los clientes, menos tiempos de espera y tener conectado tu stock a la carta supone que los clientes tengan su comida preparada antes de sentarse en una mesa sin tener que darse un paseo a comentar "hoy ya no nos queda dorada". Ya no es ciencia ficción el que en base a la demanda histórica un sistema informático sencillo te indique que hay que comprar más cerveza porque se acerca un partido de la Champions.
Elegir un local u otro cada vez depende más del deseo que surge de ver a otra persona disfrutando en su Instagram no solo de una gran comida sino también de un gran servicio. Tener los datos de los clientes ya no es una política de grandes multinacionales: un pequeño comercio puede mandar sin mucho problema una notificación tan simple como ¡te invitamos a una caña! Y ciertamente, cuando este cliente venga a tomarse la primera, ¿de verdad no va a empalmar con otra y una ensaladilla?
Son las 15:30 y aún queda media paellera gigante sin vender. Aunque toda la plantilla se lleve un plato sigue sobrando comida. Cada año un tercio de la comida que se produce mundialmente acaba en la basura. 1.300 millones de toneladas de alimentos que empresas como Too Good To Go se están empezando a movilizar para aprovechar y hacer negocio con lo que nos da pereza gestionar. ¿De verdad necesitamos que otro venga a hacer negocio la comida de nuestro negocio de comida? Parece ser que sí, aquí seguimos dando subvenciones para montar tu página web como si estuviéramos en los noventa cuando tener una APP es más asequible que nunca.