CARTAGENA. Las recientes revueltas populares en Cuba contra la carestía y a favor de la libertad, a las que el gobierno respondió practicando centenares de detenciones y bloqueando el acceso a Internet, ha coincidido con la declaración de Ciudadanos como un partido liberal. Esa coincidencia ha originado una ola de comentarios sobre la noción de libertad, a la que el Aparecido se suma gustoso, aunque con inusual toque profesoral.
Para algunas escuelas filosóficas de la Grecia clásica, la libertad estaba relacionada con el azar, que era lo impredecible e incontrolable. La diosa Tiqué (Fortuna para los romanos) jugaba con nuestro destino y nos sometía a sus caprichos. Si se excedía en sus favores, aparecía Némesis para restablecer el equilibrio. Lástima que estuviese más preocupada por que nadie se llevase mucho más de lo que mereciese que por que se llevase menos de lo que les correspondía. Una envidiosa, la tal Némesis. En una primera etapa, el azar solo afectaba a los humanos; posteriormente, se aplicó también a los procesos naturales: "Todo en el Universo es fruto del azar y la necesidad", decía Demócrito, el atomista. Y de esa opinión era Epicuro, cuya filosofía consideró Marx preferible en su tesis doctoral.
Para los antropólogos, la libertad parece chocar con el determinismo que rige los procesos fisiológicos. Y ya no la identifican con el azar, pues prefieren concederle una cierta intencionalidad, de la que la aleatoriedad carece. Una corriente filosófica, la existencialista, proclamó que la libertad era nuestra característica fundamental. Según Sastre, estamos condenados a ser libres, por más que nos genere angustia.
Para los economistas, la libertad está vinculada al mercado. Las cuatro acordadas por la UE son la de circulación de mercancías, de trabajadores, de servicios y de capitales. En esa tétrada está la raíz del Brexit, pues los ingleses, que no los escoceses, veían con recelo tener que aceptar legiones de trabajadores de otros países y, para colmo, verse sujetos a las regulaciones sociales y ambientales europeas en los contratos laborales y la producción de mercancías. Hoy, los ingleses buscan afanosamente los trabajadores que les faltan.
Para los que se ocupan de la filosofía de la política, la libertad es la ausencia de coacción ejercida por alguna entidad exterior al sujeto, en especial el Estado. En su discurso sobre las libertades, el presidente estadounidense Roosevelt aludió a cuatro de ellas. Una era la libertad de culto, es decir, la de profesar la religión en la que uno creyese, fundamental en un país tan plurirreligioso como el suyo. Otra era la libertad de expresión, que vinculaba a la de prensa y la de enseñanza; hasta hubo un pleito para poder enseñar en las escuelas la teoría de la evolución. La tercera era la libertad ante la necesidad, o sea que nadie fuese tan pobre como para no poder ejercer mínimamente ninguna de sus otras libertades. Finalmente, la libertad frente a la violencia infligida por países ajenos. Tal aseguramiento de la seguridad era fundamental en el contexto de su discurso, al borde de la Segunda Guerra Mundial.
"el PP tiende a potenciar la libertad de los individuos para valerse por ellos mismos, PERO PROCURANDO QUE NO SE ABUSE DE LAS AYUDAS SOCIALES"
Ya no hay democracia en la cual esas cuatro libertades no se reconozcan y se protejan, aunque los distintos partidos difieren en cuales priorizan. El PP hace énfasis en las de culto y de expresión, y de ahí que defienda las relaciones con las iglesias y, sobre todo, la libertad de prensa, de pensamiento y de enseñanza. Son conscientes de la conveniencia de una eficaz estructura de seguridad, tanto interna como externa, pero no la ponen en primer plano. Y entienden la libertad frente a la necesidad como la facilidad de crear empresas y de encontrar empleo (la única que no habló de subvenciones en las pasadas elecciones madrileñas fue Ayuso). En suma, el PP tiende a potenciar la libertad de los individuos para valerse por ellos mismos, recurriendo a las ayudas sociales con carácter subsidiario, pero procurando que no se abuse de ese mecanismo protector hasta el grado de que haya una alta tasa de paro con muchos puestos de trabajo sin ocupar.
Por su parte, Vox hace más énfasis en la seguridad, en la libertad frente a la violencia. Les preocupa la delincuencia común y cuidan de que los inmigrantes pobres no acarreen amenazas a la propiedad o la vida. Quieren potenciar los ejércitos, la Policía y la Guardia Civil. Así mismo, diseñan mecanismos eficaces de seguridad en las fronteras y se oponen radicalmente a la ocupación de inmuebles.
"Mientras que la derecha pretende erradicar la pobreza, pero sabe que no será posible sin cierta desigualdad, la izquierda no se conforma con la igualdad de oportunidades, sino que exige la de resultados"
En cuanto a los partidos de izquierda, su libertad favorita es la tercera de Roosevelt, que entienden como la protección contra la pobreza mediante el Estado. Suelen identificar la pobreza con la desigualdad, en lo que difieren por completo del otro bloque. Mientras que los del PP y los de Vox pretenden erradicar la pobreza, pero saben que eso no será posible sin cierto grado de desigualdad, pues la única manera de asegurar la igualdad total acarrea necesariamente pobreza, los partidos de izquierda no se conforman con la igualdad de oportunidades, sino que exigen la de resultados, aunque sea a costa de bajar el rendimiento medio del sector de que se trate, sea económico o educativo. Especialmente los de Podemos, no ven con simpatía el gasto en defensa y seguridad. Procuran disminuirlo y excluirlo de las exposiciones educativas, y tampoco les preocupa una cierta laxitud en el control fronterizo. Priman la solidaridad sobre la seguridad y no les importa la ocupación, sino los desahucios.
Por su parte, los separatistas están obsesionados con la libertad de autodeterminación, que el Aparecido y otros muchos ven como la libertad de privar de autodeterminación al resto de los españoles. Sus regiones son, tras Madrid, las más ricas, pero se sienten expoliados. Sin fundamento, se empeñan en que su historia es distinta y distante de la del resto de España. Por más que les digan que los infantes que tomaron Granada a los islámicos eran catalanes, como lo eran los marinos que aseguraban la costa sur española de los piratas islámicos, les dará igual. Y si les cuentas que lucharon contra los franceses capitaneados por Napoleón con la misma energía que los demás, te responderán que era por recuperar el Rosellón, no por defender España. Su drama es que piden una libertad que no le reconocen la mitad de sus paisanos, ni el resto de los españoles, ni ningún Estado europeo. Muchos ya creen que se trata más bien de un próspero negocio, del que viven, y muy bien, miles de bocas. El tráfico de armas y de drogas está muy competido y tiene sus riesgos; mejor negocio el proceso. Cabe imaginar al consiglieri Puigdemont susurrando "cargaos políticamente a Aragonés, pero que parezca un accidente". En eso están.
Faltaría hablar de cómo entienden la libertad los de Cs, pero eso requiere pasico aparte.
JR Medina Precioso
No será un análisis sobre los ataques que algunos derechos fundamentales sufren en nuestra querida España, algo que sería lógico en este aniversario de nuestra normal fundamental. Pero el ataque es global y la UE es especialista en disfrazar los recortes de libertades.