MURCIA. La derrota más dolorosa e inesperada en un Grand Slam y fuera del Abierto de Estados Unidos en segunda ronda. Carlos Alcaraz Garfia, en una de las peores versiones que se recuerdan de él, perdió sin remisión ante el neerlandés Botic van de Zandschulp por 1-6, 5-7 y 4-6 en 2 horas y 18 minutos. El murciano no fue rival cuando era clarísimo favorito y emitió síntomas preocupantes. Tras sus títulos en Roland Garros y Wimbledon y la plata olímpica esto de Nueva York es un bajonazo para un Alcaraz sin argumentos.
Después de haber vencido en la primera ronda del torneo al australiano Li Tu en cuatro sets por 6-2, 4-6, 6-3 y 6-1 el que a sus 21 años es el tercer jugador del mundo tendría enfrente a un rival que se había medido dos veces y ganó las dos y sin ceder ningún set, por 6-1, 6-4 y 6-4 en la primera ronda del Abierto de Australia de 2021 -este fue el primer encuentro de cuadro final para el español en un Grand Slam- y por 6-4 y 6-2 en los octavos de final del ATP 500 de Basilea en 2022.
Este nuevo duelo comenzó mal para Alcaraz en un primer parcial en el que no se encontró en ningún momento y su rival fue sencillamente muy superior. El 1-6 de ese parcial a favor del de Wageningen reflejó lo ocurrido sobre la pista dura de la pista Arthur Ashe, la central de Flushing Meadows, en una media hora difícil de asimilar.
Van de Zandschulp, de 28 años y número 74 del mundo -llegó a ser el 22 en agosto de 2022-, arrancó con más ímpetu y acierto y eso le valió para cobrar ventaja desde pronto. Con su servicio abrió el marcador y luego, en su primera posibilidad de break, estableció el 0-2 y más tarde, de nuevo echando la bola al aire, el 0-3.
El de El Palmar estrenó su casillero en blanco pero lo que podía ser un amago de reacción se quedó en nada porque el contrincante no bajó en absoluto el nivel de su tenis. Lo subió. Así mantuvo la ruptura de ventaja y luego dio un paso casi definitivo con otro quiebre en el sexto juego del set haciendo buena también su segunda posibilidad. Con 1-5 se dispuso a sacar el de Países Bajos ante un Alcaraz que pareció dejarse ir y la consecuencia de ello fue un saque en blanco para Van de Zandschulp con el que se anotó la manga sin paliativos.
Carlos se veía obligado a mejorar y mucho para cambiar lo que se estaba viendo en Nueva York. Consciente de ello el segundo parcial lo inició mejor. Se llevó el servicio con cierta solvencia y a continuación se colocó 0-30 y dispuso de su primera pelota de break pero no la aprovechó.
Con el 1-1 llegó otro momento de apuro pues entonces fue Van de Zandschulp, quien continuaba a un nivel espectacular, el que tuvo un más que amenazante 0-40. El palmareño trató de reaccionar pero, tras ganar dos puntos, se vio nuevamente sorprendido y cedió por tercera vez su saque.
Más complicaciones para el número 3 del ranking ATP, que se tambaleaba pero sin llegar a caerse. De hecho, por fin obtuvo el break para el 2-2 -necesitó otras dos opciones- y al servicio tomó algo de aire cuando se cumplía la primera hora de encuentro.
El encuentro pareció ser otro y CA llegó al 4-3 en blanco y siguió apretando (40-40 en el octavo juego) pero su oponente no perdió la compostura. En todo caso, el pupilo de Juan Carlos Ferrero logró el 5-4 antes de volver a complicarse y de qué manera. Con el partido empatado se vio 15-40 abajo y no respondió ante la presión. Una doble falta le hizo encajar el 5-6 y eso era alarmante. Van de Zandschulp serviría para llevarse también el segundo set. Como había ocurrido antes el neerlandés se lo adjudicó en blanco ante un adversario errático y así amplió su ventaja de forma absolutamente inesperada aunque explicable viendo su nivel en la pista. El 5-7 era un hecho después de otros 58 minutos de contienda.
Era el más difícil todavía pues Carlos Alcaraz necesitaba remontar un partido yendo dos sets abajo, algo que no había hecho nunca. Para ello se tomó un tiempo yéndose al servicio y se puso a la faena.
Con el servicio mantuvo la delantera (1-0 y 2-1) pero las sensaciones no terminaron de ser las mejores para él y se notó. Van de Zandschulp aprovechó la tremenda inestabilidad del murciano para, con otro break, acercarse a la sorpresa (2-3 con el enésimo error no forzado de Alcaraz).
Estando contra las cuerdas sí pareció responder y empató con el break. El rival ayudó con una doble falta en la que le pudo poder la presión. Bien podía ser un punto de inflexión y eso es lo que perseguía el de El Palmar, que logró el 4-3 en blanco. Lo perseguía pero no lo alcanzaría porque la solidez de su contrincante fue mayor. Tanto que, poniendo las bolas en las líneas, igualó nuevamente y luego, al resto, asestó un golpe casi definitivo.
El neerlandés tenía un saque para cerrarlo y obtuvo su propósito en blanco tras otros 50 minutos ante un Carlos Alcaraz que, aunque duela decirlo, no fue rival y la estadística no engaña: sumó 73 puntos por los 92 del jugador que tenía al otro lado de la red. KO en la segunda ronda para quien optaba a ser campeón. Un mazazo para alguien que abandonó la pista pidiendo perdón.