MURCIA. Paraíso es la serie que con dieciséis años le habría gustado ver a Fernando González Molina, director de esta producción original de Movistar + que está siendo rodada en colaboración con Globomedia en hasta 95 localizaciones de Costa Blanca Film Comission y la Comunidad Valenciana y que se ha trasladado este jueves hasta Pola Park, un complejo de ocio de Santa Pola. Los guionistas Ruth García y David Oliva, han sido los encargados de darle forma a esta historia de misterio que, al mismo tiempo, entrelaza otros muchos géneros con ligereza, emotividad y amor adolescente.
En la década de los noventa, España proyectaba al mundo su mejor cara a través de la Expo de Sevilla y las Olimpiadas de Barcelona. Sin embargo, también mostraba la peor con el crimen de Alcácer copando el protagonismo de todos los telediarios y las portadas de los periódicos. Una época que tanto el director como los guionistas han querido revivir, esta vez en la piel de un grupo de jóvenes que habitan un pueblo costero del levante español. Una mezcla entre Verano Azul y Stranger Things, pero con mucho sabor nacional y con el conocido crimen como punto de partida. Inspiración a partir de la cual se empieza a fabular.
No obstante, las referencias son muchas. Chicho Ibáñez Serrador es uno de los que han estado siempre presentes en el imaginario de sus creadores. Además, la música de OBK, Mecano y Chimo Bayo también ubican perfectamente al espectador en ese pueblo español de 1992 en el que suceden esos siete episodios de unos 45-50 minutos con los que contará la primera temporada. La segunda está por confirmar, aunque la edad de los actores les obliga a tener que decidirse pronto. Y es que esa adolescencia es una de las protagonistas. Con ella se habla de la dificultad de ser distintos en ese viaje iniciático hacia la madurez.
De hecho, la edad no es algo que se haya dejado al azar. Los actores están viviendo este viaje igual que sus personajes y eso se transmite. También su inocencia. "Son un grupo muy diverso, pero a la vez muy unido, así que tienen mucha personalidad y eso funciona como un icono", afirmaba Ruth García durante la presentación a los medios. Aunque son un grupo de chavales, no es la típica serie adolescente. "Me atrevería a decir que esta serie es algo que no se ha visto nunca en televisión", añadía sobre esta producción que calificaba de honesta y emocional, con la que tratan de dar un pellizco al espectador. Una historia que, según explicaba, "mira hacia adentro" de forma muy localista. "Tiene raíces, no es nada americana", apuntaba.
El suspense y la aventura es, para este grupo de jóvenes, uno de sus puntos fuertes con los que la serie conquistará al público de su edad, además del hecho de verse reflejados en los personajes. Unos chicos sensibles e introvertidos que, pese a encajar en el perfil de anti-héroe, logran avanzar en el caso hasta percatarse de que, lo que está sucediendo, parece tener el origen en algo que no es de este mundo. Ellos son Pau Gimeno, Cristian López, León Martínez, Héctor Gozalbo, María Romanillos y Patricia Iserte.
"Aquí nos salimos de los clichés y entramos en una historia con mucho misterio en la que no te esperas lo que va a pasar", aseguran. Ellos, de momento, lo que también están viviendo es una época en la que no había teléfono móvil. Algo que les está sorprendiendo. "Te das cuenta de que no hace falta y ves cómo los personajes se mueven con más libertad, sin estar atados, hablando de verdad entre ellos y compartiendo sentimientos", explican. "Otro rollo, esto es más de verdad; la gente era más auténtica y se disfrutaba más", sentencian.
La estética es otro de sus puntos fuertes. La dirección de Arte, en manos de Antón Laguna, es una de las características más destacadas por todos los intérpretes. "El arte de la serie es espectacular; llegar al set y meterte de lleno en los noventa, es brutal", afirma Iñaki Ardanaz, uno de los protagonistas adultos junto a Macarena García. Él es el padre de una de las niñas desaparecidas. Ella es una agente de la Guardia Civil, muy concienciada e involucrada, que tiene que lidiar con el machismo imperante de la época. La actriz, que encarna ahora un papel más dramático respecto a los que viene realizando, se siente cómoda y agradece esta oportunidad que al mismo tiempo siente como un reto.
"Fer, el director, es mi amigo y sabe sacar lo mejor de mí cuando trabajamos juntos, así que se hace más fácil", explica. Ese es, precisamente, otro de los factores que destacan todos los actores. La comodidad y la metodología de Fernando González Molina y su equipo, tanto durante el casting como en los rodajes. "Mucho trabajo de mesa y mucha charla sobre la escena, algo que luego te hace entrar más en el papel y estar menos pendiente del juicio de quien está mirándote", apunta. Este viernes siguieron rodando, esta vez en un restaurante de la playa de Santa Pola, la segunda localización del municipio alicantino, pero seguirán recorriendo todas las posibilidades que les ofrece la provincia y la Comunidad Valenciana.