MURCIA. A las 12 de la mañana salían de sus comercios los dependientes de la calle Jabonerías, en Murcia, ataviados con delantales negros. Protestaban en solidaridad con la hostelería. "Si la hostelería cierra, nosotros vamos detrás", reclamaba una de las dependientas con una cacerola en su mano.
Los comercios de Jabonerías consideran que el cierre de la hostelería, el confinamiento perimetral de la Región y de los 45 municipios o la limitación de horarios tendrá un efecto dominó que provocará la clausura y la agonía de cientos de pequeños establecimientos. Por ahora aguantan como pueden, pero saben que será complicado y que solo sobrevivirán los más fuertes.
"Nos tenemos que solidarizar con la hostelería porque ahora que todo se está suspendiendo, los bares eran el único motivo de la gente para salir. Si nos quitan eso, la gente ya no va a venir a comprarse ropa porque no tendrá motivos para lucirla después", afirmaba con resignación la dueña de una de las tiendas de la calle murciana.
Y es que, cuando el ocio se limita y la gente se queda en casa, el primer damnificado es el comercio pequeño. "Desde que comenzó todo esto, ya han cerrado siete tiendas. Y hasta final de año se espera que cierren más", comentaba una dependienta.
El sonido de las cacerolas invadía una de las calles más históricas de la capital de la Región. Algunos hosteleros, encerrados en sus locales sin clientela desde la medida de que solamente se podría servir en formato "take away", se asomaban con ánimo y esperanza viendo cómo no estaban solos en su lucha.
"Si la hostelería cierra, nosotros vamos detrás"
"Al matar a la hostelería nos matan a nosotros también" era una frase recurrente a medida que se le preguntaba a los trabajadores de Jabonerías. El pequeño comercio depende directamente del sector hostelero. "Ahora sobrevivimos como se puede. En el primer confinamiento teníamos ayudas para ir tirando, pero ahora estamos obligados a abrir y asumir el coste de levantar la persiana", contaba una de las dependientas de Jabonerías.