MURCIA. En democracia, la liturgia es muy importante. Dos semanas después de que la ciudadanía expresara su voluntad en las urnas, comienza ahora la semana en la que la democracia articula todo su ritual, cargado de simbolismo y tradición. El primer paso se vio este lunes, en una de las sedes de la Delegación del Gobierno, con la entrega de la credencial del acta de diputado. La Junta Electoral Provincial, con el magistrado de la Audiencia Provincial Jaime Bardají a la cabeza, ratificó los resultados de la votación del 28 de mayo y, en un acto sobrio, otorgó uno a uno la condición de diputados electos a los 45 nuevos parlamentarios, uno por cada municipio de la Región de Murcia.
El segundo paso se mostrará este miércoles. La Asamblea Regional bajará el telón de la undécima legislatura con la constitución del nuevo arco parlamentario que eligieron los ciudadanos con su voto. Uno a uno todos los parlamentarios jurarán o prometerán la Constitución y el Estatuto de Autonomía para tomar posesión del cargo. Una vez que se cumpla con este rito, se producirá la primea decisión política de la legislatura: la elección de los cinco miembros de la Mesa de la Cámara, el órgano de Gobierno del Parlamento. Primero se elige al presidente de la Asamblea, considerada la segunda autoridad de la Comunidad Autónoma (sólo por detrás del jefe del Gobierno regional). Y a continuación se procede a la elección de las dos Vicepresidencias y las dos Secretarías.
En total, hay en juego cinco puestos. Cuando hay mayorías absolutas, este proceso apenas depara sorpresas. Así sucedió en las ocho primereas legislaturas de la historia de la Región, en las que el partido gobernante controló la Presidencia de la Cámara. El cambio se produjo en 2015: Rosa Peñalver se convirtió no sólo en la primera mujer en presidir la Mesa, sino también en la primera presidenta con un signo político distinto al color del Ejecutivo, pues así lo decidió la suma -mayoritarita- de PSOE, Ciudadanos y Podemos. En 2019, con una gobernabilidad todavía más complicada, Ciudadanos hizo valer sus seis escaños y, apoyado por el PP, consiguió la Presidencia para Alberto Castillo en una segunda votación; mientras que el PP se quedó con un solo sitio y cedía otro lugar a Vox. El PSOE, ganador de los comicios, tuvo dos integrantes. Aquella inicial composición fue un preludio lo que ocurriría después, con la coalición de PP y Ciudadanos y el plácet parlamentario de Vox.
El voto, recordemos, es secreto. Tal y como estipula el reglamento de la Asamblea, cada diputado escribe sólo un nombre en la papeleta. Sale elegido quien obtenga mayoría absoluta. Si no existiese tal mayoría, el proceso se repetiría con una nueva elección entre los dos candidatos con mayor número de votos. Y se proclama al aspirante más votado. Así las cosas, conocidas las reglas de juego, y salvo que haya un pacto previo, todo apunta a que habrá una segunda votación, pues el PP y sus 21 diputados no suman mayoría absoluta.
¿Y quién será el elegido? Esa es la primera gran incógnita de la legislatura. Este lunes, día del primer acto de la liturgia democrática, nadie se atrevía a colocar un nombre encima de la mesa, pero todos remarcaban sus posiciones. El PSOE, segunda fuerza de la Cámara con 13 escaños, mostraba su disposición a presentar un candidato. "Somos un partido serio y lo presentaremos. Tenemos las personas idóneas", decía José Vélez, sin revelar nombres. Podemos, que con dos parlamentarios ocupará el Grupo Mixto, reivindica que María Marín "volverá ser la auténtica oposición" y defenderá los derechos públicos y el medio ambiente. Vox, tercera fuerza con 9, esgrimía que "no se entendería que Vox no estuviera en la Mesa". Desde el partido de José Ángel Antelo vuelven a poner "la mano tendida" para todo (Gobierno regional, Mesa de la Asamblea y ayuntamientos) y aducen que si en su día Ciudadanos presidió este órgano, ellos están más que legitimados para optar a un puesto.
¿Y el PP? Los populares se muestran convencidos de que la Presidencia será ocupada por uno de los suyos. Lo creen y así lo van a luchar. El anterior portavoz parlamentario, Joaquín Segado, considera que, "según el reglamento y con el resultado electoral en la mano", les pertenecen "tres miembros": "La Presidencia, una Vicepresidencia y una Secretaría. Es lo que corresponde con los resultados electorales", señalaba, argumentando que el PP logró el 43% de los votos en las urnas. "Y salvo que Vox se alíe con el PSOE, no existe ninguna aritmética alternativa. Por eso, si todos nos atenemos a la lógica electoral, lo normal es que el PP tenga tres representantes en la Mesa de la Asamblea", apuntaba, optimista.
Lo cierto es que las negociaciones entre PP y Vox, al menos hasta este lunes, no existen. Todavía queda un día y todos juegan sus cartas. Los nombres resuenan entre bambalinas -mucho se oye el nombre de Visitación Martínez, la ya exalcaldesa de San Pedro del Pinatar-, pero ninguno se proclama oficialmente. "No hemos hablado de nadie", aseguraba Segado. "El miércoles habrá una reunión previa del grupo y ahí lo indicaremos". La democracia habló el 28M. Ahora es el turno de que se expresen (y decidan) sus representantes.