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LA VENTANA DE COLABORA MUJER RM / OPINIÓN

Viaje al centro de la empresa

17/04/2020 - 

No piense querido lector que soy tan presuntuosa de compararme al mismísimo Julio Verne, de hecho siento decirle que para que se identifique conmigo la generación Z, este artículo no va a pasar de ser un triste Tik Tok de este fascinante tema.

¿Sabía que el punto más externo del núcleo de la Tierra está a 3.000 km bajo nuestros pies mientras que el punto central de la Tierra está a 6.000 Km de profundidad? No hemos estado ni cerca del núcleo aunque hayamos sido capaces de llegar a la Luna. Por suerte en el caso de la empresa la distancia a salvar para llegar a su centro es muchísimo menor de la que piensa.  

Me imagino que despertará su interés adivinar qué departamento me dirijo a destripar. Quizá los secretos financieros de una empresa, quizá el departamento de desarrollo estratégico, a lo mejor piense que será el de I+D+i.

Pasemos de la corteza al manto del artículo. ¿Cuál es para usted el centro de su empresa? ¿Qué es aquello sin lo que su empresa no podría funcionar? Habrá tantas respuestas como lectores, todas válidas porque como hemos dicho ese es el centro para usted quizá y por cómo está evolucionando el escrito ya se imagine cual es para mí el centro de la empresa.

Descubramos ese 80% de hierro, niquel, iridio y osmio del que está compuesto su centro. Le presento la composición de su núcleo que está hecha de agua, proteínas, tejido conectivo, grasas (con un aumento considerable en el último mes), carbohidratos y ADN. ¡Bingo! Las personas.

Estaba claro, su empresa está estructurada en departamentos y estos están compuestos por personas. Ellas son las que piensan, gestionan y ejecutan las acciones que se toman para llevar a cabo su política de empresa o departamento. Son la cara visible para el cliente y para los proveedores. Son quienes lo representan en una Feria Internacional y los que negocian los precios para aumentar su margen. Ya sé que todos tenemos la convicción de que los tratamos como a hijos y ellos, los muy desagradecidos nos responden con desidia. Vamos a hacer ese viaje que les he prometido y adentrémonos ya en él. Reflexionemos sobre ese trato paternal que usted les da como a un hijo durante su vida en la empresa: niñez, adolescencia, juventud y madurez.

En los primeros años de vida de nuestros hijos no despegamos los ojos de ellos. Cuando nacen nos hemos pasado horas contemplándolos, son perfectos. Estamos pendientes de cualquier peligro que les aceche, les damos las dos manos para que aprendan a caminar y nos apresuramos cuando dan esos primeros pasos torpes, pero siempre estamos ahí hasta que andan con paso firme.

¿Cree que es esa la percepción que tienen sus nuevas incorporaciones? Cuando alguien se incorpora en su empresa, sea el nuevo CIO o el peón de almacén, ¿cuánto tiempo dedican a la bienvenida y aterrizaje? Es necesario asignarles un embajador o mentor que dedique al menos una semana en contarle la esencia de su empresa, aquello por lo que la creó, que entienda la importancia que tiene su trabajo como pieza indispensable del engranaje de su reloj. Explíquele el organigrama, de quien depende, quiénes son sus compañeros y qué hacen, cuáles son sus funciones y qué se espera de él. ¡Qué importante! Contratamos a las personas porque nos generamos unas expectativas, pero nadie te cuenta cuales son y luego los despedimos porque no las cumplen. ¡Qué gran paradoja! Imposible cumplir un objetivo que nadie te ha comunicado.

Durante la adolescencia nos la pasamos indicándoles todo el tiempo el camino con luminosos. Estudia y saca buenas notas para poder ir la Universidad. Nuestra obsesión es que estudien y se formen porque sabemos lo importante que es la formación en la vida y más ahora con la velocidad que lleva. Por eso a ese adolescente departamental le preparamos un plan de formación anual acorde a sus necesidades ¿verdad?, para que siempre esté actualizado y pueda incorporar esos conocimientos en mejorar los procesos en su empresa. Lejos de esto me entristece oír a empresarios que no forman a sus empleados porque tienen miedo a que luego se vayan. Como decía Henry Ford: “Prueba a no formarlos y que se queden”.  

Llegamos a la espléndida madurez. Espléndida sí, porque ya pisamos con paso firme. El bagaje de la vida nos permite tomar decisiones con seguridad minimizando riesgos. Por eso en las empresas son tan fundamentales estos perfiles. No son sustituibles por los millennials, son complementarios. Esto no es mantequilla o margarina, es leche y Cola Cao. Quizá muy burdo, pero es como lo siento. Me lleno de estupor cuando en algunos foros escucho que a los de 40 les ha llegado la obsolescencia. ¡Dios mío, pero si estoy en la flor de la vida, en mi punto álgido de productividad! Trabajo desde la serenidad, el conocimiento y la experiencia. ¿Nadie se ha dado cuenta? Nos terminan convirtiendo en los príncipes destronados de la película donde ahora el niño de papá es el veinteañero y a nosotros nos relegan a papeles de segunda. Permita Vd. Combinar ambos perfiles en su empresa y genere acciones para promover el trasvase de conocimiento en los dos sentidos, porque el enriquecimiento que generará no será comparable a ninguna metodología Lean conocida.

Como ve querido lector, quizá tengamos que hacer algún ajuste en nuestra percepción de la realidad. Por eso voy a terminar con otra cita esclarecedora: “Forma bien a la gente para que pueda marcharse, trátales mejor para que no quieran hacerlo”. Richard Branson.

Gracias por su lectura.


Trinidad Guía Sánchez

Licenciada en Ciencias Económicas, Máster en Dirección y Administración de Empresas y Experta en Ventas.

@GuiaTrinidad Linkedin: Trinidad Guía

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