CARTAGENA. Se ha abierto un debate en nuestra región sobre cómo afrontar el hecho de que un Juez de Instrucción de Caravaca haya aceptado investigar si el señor Vélez cometió prevaricación y malversación en su etapa de alcalde de Calasparra. La clave está en unos contratos, en los años 2017 a 2019, relacionados con los festejos taurinos del arrocero pueblo.
La cuestión no tendría mayor relevancia si no fuese porque Vélez ejerce de delegado del Gobierno español y lo han nombrado candidato del PSOE a la Presidencia del Gobierno regional. Esas dos circunstancias potencian extraordinariamente el interés del debate. Su núcleo consiste en dirimir si Vélez debe renunciar a la candidatura a la Presidencia regional o, por el contrario, persistir en el empeño a pesar de estar siendo investigado. Como cabía esperar, las opiniones están divididas.
Según los portavoces del PP y de Vox, debe dimitir. En opinión del Aparecido, se trata de una petición de escaso fuste y poco razonada. Por el contrario, los portavoces y articulistas socialistas han argumentado extensamente en contra de que dimita. Para ello han recurrido a la tradicional técnica del "y tú más", trayendo a la palestra los varios casos de investigados, imputados e incluso condenados del PP. La indigencia intelectual de esa línea de argumental brillaría claramente si imaginásemos a un violador excusando su conducta con el pretexto de que el vecino de enfrente también violó a mansalva. Por más irrisoria que sea, esa línea es usada con excesiva frecuencia. Absurdo.
"¿Será esta investigación el meteorito que acabe con la vida política de Vélez? Poco probable, pero no imposible"
Más peso podría tener la segunda línea de defensa socialista. A saber, que Vélez había sido denunciado varias veces en el pasado y siempre salió indemne. Si el pasado es el mejor predictor del futuro, pudiera ser que esta vez también le sobreseyesen el caso. El problema es que las novedades y los cambios existen. No siempre el futuro es la continuación del pasado. Los dinosaurios dominaron la Biosfera durante muchas decenas de millones de años hasta que el impacto de un gigantesco meteorito cambió las condiciones ambientales lo suficiente para exterminarlos, no dejando más sucesores que las aves. ¿Será esta investigación el meteorito que acabe con la vida política de Vélez? Poco probable, pero no imposible. ¿Heredará su corona alguna avecilla socialista? Poco probable, pero no imposible. De todos modos, si hubiera que enfocar el asunto desde el punto de vista de la teoría bayesiana de las probabilidades, los socialistas llevarían razón al pedir prudencia y respaldar a su candidato.
En cambio, yerran al acusar al PP de haber desatado "una cacería política" contra Vélez. Cualquiera que solo leyese los artículos de sus juglares pensaría que también esta vez la denuncia ha sido promovida por militantes peperos. Pero no hay tal. En esta ocasión los denunciantes fueron sendos concejales calasparreños, uno de un partido localista y el otro de Ciudadanos (Cs). ¿Por qué han obviado los juglares socialistas la participación de Cs en este lío? Nadie lo sabe. ¿Será porque fueron aliados en la fallida moción de censura contra el presidente Miras? ¿Será porque gobiernan en Lorca y Murcia gracias al apoyo de sendos concejales de Cs? ¿Será porque no consideran a Cs un rival digno de mención en las próximas citas electorales? ¿Será por mala fe? Nadie lo sabe.
Sin embargo, omitir a Cs es un error. No fueron el PP ni el PSOE los que hicieron bandera de la necesidad de regenerar la vida política nacional y regional, trufada de casos de corrupción. Esa saludable iniciativa correspondió a Cs, que la llevó a la práctica con excelente imparcialidad. Lo mismo exigió que privasen al expresidente socialista Chaves de su puesto de senador si querían contar con los votos de Cs para elegir presidenta a Susana Díaz que impusieron la condición de que Pedro Antonio Sánchez renunciase a Presidencia de nuestra región para apoyar la continuidad del PP en el palacio de San Esteban. Y, en ese equilibrio de segar a izquierda y a derecha, denunciaron a Vélez. Esa es la realidad. Este conflicto deriva, en última instancia, del programa depurador iniciado por Cs.
Por cierto, su actual dirigente regional, María José Ros, ha declarado que Vélez solo debería dimitir si fuese acusado formalmente de los delitos por los que ahora está siendo investigado. El Aparecido apoya esa opinión. Uno de los métodos más eficaces de reducir la incidencia de denuncias escasamente fundamentadas es alargar al máximo la vigencia de la presunción de inocencia, también el ámbito político, de los investigados. Es por ese criterio, y no porque en el PP también haya investigados o porque antes haya salido Vélez airoso de las denuncias, por lo que el Aparecido considera que sería prematuro que Vélez dimitiese.
Habida cuenta de los plazos habituales de la justicia, cabe suponer que llegado mayo, mes de las próximas elecciones regionales, o bien se habría cerrado el caso contra Vélez o bien seguiría procesado, pero no condenado. En el primer caso, habría estado justificado que no dimitiese; en el segundo caso seguiría disfrutando de su presunción de inocencia y, por tanto, tampoco debería dimitir. Su situación solo variaría si, dentro de bastante tiempo, el juez lo condenase. Improbable, pero no imposible. Sea por una cosa o por la otra, el Aparecido opina que Vélez debe seguir adelante.
JR Medina Precioso