CARTAGENA. El Polígono Santa Ana, conocido por su característico sistema de recogida neumática de basuras y su vasta área verde, ha sido escenario de crecientes tensiones entre los residentes y la Entidad Urbanística de Conservación (E.U.C.). En la última Asamblea General Ordinaria, realizada el 26 de junio, numerosos vecinos manifestaron su hartazgo ante lo que consideran una gestión opaca y poco representativa por parte de la Junta de Gobierno de la E.U.C.
Desde su creación en los años 90, la E.U.C. del Polígono Santa Ana ha tenido como objetivo mantener y gestionar el barrio. Sin embargo, muchos residentes afirman que la entidad ha derivado en una estructura que restringe la participación democrática y la transparencia. "Esta Asamblea ha sido un punto de inflexión. Muchos vecinos hemos dicho 'basta ya' y exigimos que todo se haga según nuestros estatutos y las leyes que nos rigen", expresó Pedro Luis Ros Alcaraz, portavoz de la plataforma 'El Polígono Santa Ana también es Cartagena'.
Uno de los problemas más acuciantes es la falta de comunicación efectiva entre la E.U.C. y los presidentes de las Comunidades. De las 69 parcelas que componen el polígono, muchos presidentes no trasladan los asuntos discutidos en las Asambleas a sus respectivos vecinos, omitiendo así someterlos a votación previa. Esto, sumado a la falta de trazabilidad de los correos enviados por la E.U.C., deja a propietarios sin voz en decisiones cruciales, denuncia Ros Alcaraz.
Durante la última Asamblea, las tensiones se elevaron cuando un miembro de la Junta de Gobierno amenazó a Ros Alcaraz, según afirma este último, por solicitar acceso a las actas y estatutos de la E.U.C., negándole públicamente dicha solicitud y calificándola de falsa. Sin embargo, Ros Alcaraz sostiene que su petición fue formal y está debidamente registrada. Este tipo de confrontaciones, según los vecinos, evidencia una estrategia de la Junta para "limitar la libertad de expresión y la participación de los propietarios".
Los residentes también cuestionan la legitimidad de ciertas decisiones tomadas por la Junta de Gobierno, como la internalización y duplicación del número de jardineros sin la aprobación de la Asamblea General. Estas decisiones, que implican un gasto significativo, deberían ser competencia exclusiva de la Asamblea, explica este colectivo vecinal.
Una de las principales demandas de los vecinos es la recepción del Polígono Santa Ana por parte del Ayuntamiento de Cartagena. Según el Reglamento de Gestión Urbanística, las E.U.C. deben disolverse una vez cumplidos sus objetivos de urbanización. "El Polígono Santa Ana alcanzó el 96% de parcelas construidas en 2003, convirtiéndose en zona urbana consolidada. ¿Por qué, entonces, no hemos sido recepcionados por el Ayuntamiento?" se pregunta Ros Alcaraz.
Otro punto de fricción es el sistema de recogida neumática de basuras, innovador en su momento, pero ahora considerado anticuado y poco eficiente en términos de reciclaje. La falta de facilidades para el reciclaje ha generado críticas entre los vecinos, quienes también lamentan que muchas decisiones se tomen sin consultar a la Asamblea General.
Desde 2012, los residentes del Polígono Santa Ana, asegura Ros Alcaraz, han estado pagando cuotas adicionales para cubrir las deudas de parcelas que no cumplen con sus obligaciones de pago, como es el caso del Centro Comercial "El Jardín de Santa Ana". "Nos lo repercuten en una partida del presupuesto anual que denominan ‘Partida de dudoso cobro’", explica Ros Alcaraz. "Además, algunas parcelas han sido exoneradas de pago sin justificación alguna, cuando tendrían que pagar como todos los demás mientras continúe la Entidad."
La reciente Asamblea ha dejado claro que el modelo actual de la E.U.C. no es sostenible ni deseado por una parte de los vecinos. La plataforma 'El Polígono Santa Ana también es Cartagena' aboga por una transformación radical del sistema de gestión, alineándose con los deseos de los propietarios de tener una representación más justa y transparente.
El futuro del Polígono Santa Ana y su E.U.C. sigue siendo incierto. Lo que es indudable es la determinación de sus vecinos de luchar por un cambio significativo, que refleje verdaderamente sus intereses y necesidades. "No queremos continuar así eternamente. Queremos un cambio real y que se respeten nuestros derechos como propietarios y ciudadanos", concluye Ros Alcaraz.