En un verano sin discotecas en la Costa Cálida, la música en directo ha sido uno de los grandes reclamos.
CARTAGENA. Cerradas las discotecas, con los cines y los teatros tiritando ante la falta de oferta este verano, la música en directo en los restaurantes de la Costa Cálida se convirtieron, hasta la norma que obligó a cerrar a los restaurantes a la 01.00h, en el principal reclamo de ocio. Su éxito ha sido incuestionable, un signo de estos tiempos en el que, pese a su maltrato, la cultura sigue teniendo mucho peso en la vida de la gente. "Durante el confinamiento, lo primero a lo que se agarró la gente fue a la cultura. Libros, películas, series…Todos se agarraron a ello para pasar esos momentos. Y, sin embargo, es lo primero que se maltrata", cuenta Alejandro Rodríguez, vocalista de Patente 2.0, uno de los grupos que ha llenado, cada día, locales como Vivero 55, con reservas completas durante todas las semanas del verano.
"Ha sido muy estresante. Los hemos incentivado pero hemos llegado al final agotados”, cuenta Teresa Cerrada, una de las propietarias de Vivero 55. Situado en el Mar Menor, con unas vistas idílicas, este local se ha convertido en uno de los grandes atractivos de este verano tan raro, sin la oferta de ocio habitual. Una vía de escape a los duros meses que pasó la sociedad. "La gente lo ha recibido con mucho entusiasmo. Muy contenta. Siempre hemos tenido música en directo, pero este año apostamos por darle continuidad todos los días”, afirma Teresa. En un espacio abierto, las medidas impuestas por Sanidad han sido más fáciles de cumplir. "Este año hemos metido las reservas para poder controlar mejor. En líneas generales se ha llevado bien, pero durante los conciertos hemos tenido que pedir más de una vez que no se levantara la gente", afirma la propietaria de Vivero. Y añade: "La gente joven se ha comportado mejor que los 'mayores'".
Un éxito que pone en valor la música en directo, en este verano de conciertos aplazados o con límite de aforo, sin el fulgor propio con el que se vibra en el directo. "No esperaba para nada este éxito", afirma José Valverde, guitarrista de Sótano 14 y Patente 2.0. "Me lo he pasado muy bien. Ojalá podamos recuperarlo pronto. Ha llamado mucho la atención", añade. "No lo esperábamos", coincide Alejandro Rodríguez. "Era una apuesta arriesgada la música en directo, pero la gente lo ha recibido con entusiasmo. Aunque suene egoísta, es uno de los mejores veranos de mi vida”, cuenta el cantante. La fórmula era sencilla. Temas conocidos y que la gente controlara. "Eran canciones que gustaban y, además, tocar en el Mar Menor es un lujo impagable", asegura José. "Nuestra idea era combinar temas de ayer y de hoy", afirma Alejandro.
Nada ha sido normal en este verano contenido, sin la alegría en las calles de otros veranos, con el turismo desplomado y el temor a una nueva oleada de brotes latente durante todo el período estival. En este escenario, sin discotecas ni pub para bailar, la música en directo ha vuelto a levantar la voz para reivindicarse como una oferta a tener en cuenta. "Hemos estado muy perjudicados. En los últimos cuatro años en Cartagena se han cancelado muchos conciertos al aire libro por las quejas de los vecinos", protesta resignado Jose Valverde. Pero se ha visto que la música es clave en la vida de la gente. La gente tenía muchas ganas de esto", asegura. "La música tiene valor para la gente de la calle. Sin discotecas, ni sitio para poder bailar la gente ha cogido con muchas ganas locales como Vivero. La gente se contenía para no bailar aunque por dentro lo estuvieran deseando", secunda Alejandro.
Una alternativa de ocio que se ha visto truncada ante la nueva normativa que obliga a los restaurantes a cerrar a la una. "No creo que sean unas medidas necesarias. Perjudican más que otra cosa. En un local se controla mucho mejor a la gente que si les incitas a buscarse la vida en botellones", afirma Cerrada. "No era necesario porque no eran conciertos festivos, sino bastante seguros", añade José Valverde. "No tiene lógica ninguna porque la gente no pagaba por vernos, sino por ir a cenar. No tiene sentido que no limiten el aforo y sin embargo no pueda haber música. Se ha lamentado mucho", secunda Rodríguez.
Pese a este corte repentino a causa de los rebrotes, los artistas que han llenado las noches del Mar Menor esperan que este verano pueda suponer un espaldarazo. "Todo grupo que pisa Vivero salta al estrellato. Hacemos un filtrado previo", afirma la propietaria de Vivero 55. "De momento es un hobby. Tenemos varios proyectos en marcha y esperamos que puedan salir adelante", afirma Valverde. "Ya hemos tenido alguna contratación a raíz de tocar en Vivero. El dejarte ver siempre es un reclamo. En mi caso, también hago teatro y de momento me va bien. Tengo claro que tenemos que hacernos escuchar. La cultura no se le puede quitar a la gente", sentencia Alejandro. En un verano sin discotecas, la música estuvo más viva que nunca.