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como ayer / OPINIÓN

Siete coronas… y un corazón

29/12/2022 - 

MURCIA. En las vísperas de la Nochevieja de hace medio siglo, el Hotel 7 Coronas publicitaba en la prensa su cena de fin de año, una de las más acreditadas de la ciudad, pese a que el establecimiento era todavía un recién llegado a la ciudad, dado que su inauguración oficial, a cargo del ministro de Turismo, había tenido lugar el día 4 de abril del año anterior, Domingo de Ramos.

Era regidor de la ciudad y presidente del Consejo de Administración del hotel, Miguel Caballero, a quien llamábamos en uno de nuestros ayeres el alcalde de los puentes, por su relevante papel en la comunicación entre las dos márgenes del rio, quien recordó en el acto inaugural el periplo que había seguido la construcción del hotel desde el año 1965, cuando el Ministerio de Información y Turismo convocó un concurso para la adjudicación de un crédito hotelero con destino a la construcción de un hotel en Murcia, al que concurrió el Ayuntamiento ante la necesidad apremiante de que la ciudad dispusiera de una instalación hotelera de entidad.

La idea era emprender las gestiones necesarias para llegar a un entendimiento con alguna empresa hotelera que, subrogándose en todos los derechos y obligaciones de que se hacía titular el Ayuntamiento, realizase por su cuenta la referida nueva instalación.

"La provincia de Murcia no podía presumir de hoteles a fecha de 1969"

No fructificaron las negociaciones, pero el Ayuntamiento fue adelante con el proyecto, en la confianza de que hallaría respuesta en los murcianos. Y, en efecto, fueron muchos lo que acudieron a la llamada permitiendo la constitución de la sociedad 'Hotel 7 Coronas', con un capital de algo más de 31 millones de pesetas y formada por 84 accionistas, con inversiones que iban desde 10.000 hasta a un millón de pesetas. Sucedía esto en el mes de abril del año 1967. A la cantidad reunida por los accionistas se sumaron los 20 millones de pesetas que aportaba el Ministerio.

El nuevo establecimiento se alzaría frente al río, en su margen izquierda en terrenos que había ocupado el cuartel de Garay, sobre una parcela de unos 4.400 metros cuadrados cuyo coste ascendía a cerca de 10 millones de pesetas. La adquisición de los mismos se firmó en el mes de noviembre. Y las obras arrancaron en enero de 1968.

Para el mes de marzo de1969, cuando la estructura del '7 Coronas' se elevaba ya hasta los seis pisos, se deslizaron en la prensa las primeras noticias sobre la posibilidad de que fuera la cadena Meliá la que, una vez concluido el inmueble, se hiciera cargo de anhelado hotel de primera categoría.

Y poco después, cuando la edificación había 'cubierto aguas', el diario Línea ofreció a sus lectores puntual información sobre el establecimiento que se venía gestando. Se apuntaba ya como fecha de inauguración una jornada de las fiestas de primavera de 1970, si bien, como ya se ha puesto de manifiesto, el acto se demoró por un año más, y el coste se cifraba entonces en 50 millones de pesetas, aunque ya se estimaba que podía verse rebasado.

Frente a la inexistencia en la ciudad de unas instalaciones capaces de albergar a 500 o más comensales, sin tener que recurrir a locales improvisados. El '7 Coronas' aportaría un comedor de 350 metros cuadrados, con capacidad para 300 personas, ampliables en 200 más gracias a la disposición del salón social y de la sala de fiestas. Además, estaba previsto un salón de convenciones  con capacidad superior a 100 plazas sentadas e independizado del resto por su acceso exterior y vestíbulo y servicios propios.

El complejo constaría de planta semisótano, principal, otras cinco para habitaciones, con 110 dobles, y el 10 por 100 previsto por la reglamentación para individuales, y ático. Habría aire acondicionado, peluquerías, boutiques, club, garaje para 40 vehículos, comedor privado, suites para huéspedes ilustres, biblioteca, música ambiental a través de varios canales y aislamiento acústico y término, entre otras comodidades.

La provincia de Murcia no podía presumir de establecimiento hoteleros a fecha de 1969. Carecía de hoteles de lujo y sólo tenía tres de primera A, diez de primera B, cuatro de segunda y quince de tercera. Todos ellos sumaban 1.541 habitaciones y 2.670 plazas. Con las pensiones, 68 establecimientos, 2.252 habitaciones y 3.759 plazas. Murcia capital, incluyendo el hostal del Santuario, no poseía hoteles de primera A, y contaba con cuatro establecimientos en la siguiente categoría.

A finales de junio se firmó el acuerdo con la cadena Meliá para que se hiciera cargo de la gestión por un período de 10 años renovable, que con el tiempo se convirtieron en 32, hasta 2003, cuando pasó a manos de Silken. Con 120 trabajadores contaría el hotel, que se incorporaba a una cadena formada ya por 16, pero que esperaba que fueran 10 más en 1970, incluido el murciano.

A un mes de la inauguración, la empresa puso al frente del establecimiento a Fernando Molina Casanova, que venía de dirigir el Meliá de Córdoba, y que fue, de esta manera, el encargado de poner en marcha el '7 Coronas', al frente del cual permaneció largos años.

Antes de la demorada inauguración, aún se produjo una anécdota de última hora, cuando el concejal, abogado y escritor González Vidal puso en cuestión que el hotel contara con las preceptivas licencias de obras y de apertura. Cualquier duda quedó disipada al día siguiente, cuando el alcalde mostró toda la documentación precisa.

Y fue así como se llegó a la inauguración, y cómo las siete coronas del escudo murciano pasaron a denominar un establecimiento emblemático y referente de la hostelería local, poniendo término a una empresa impulsada por el corazón de un grupo de murcianos.

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