El director Borja Soler (Caballo Films) apunta, tras La Ruta, al más difícil todavía: todo al rojo. Su exploración de un proyecto con Rita Barberá en el centro abre el melón de su verosimilitud
MURCIA. A Borja Soler le va vivir el peligro de arrimarse a capítulos excesivos de la imaginería valenciana de las últimas décadas. Tras La Ruta, la serie que ha dirigido para Atresplayer (saliendo indemne del envite), explora ahora la posibilidad de levantar una película con el personaje de Rita Barberá de protagonista. “Tan popular, abandonada por los suyos, tiene un personaje de película”, le contaba hace unos días a Ferran Bono en El País.
Aunque todavía -junto a la guionista Clara Botas- no se han puesto a escribir, Soler trabaja en el proyecto atraído por el reto de mostrar su ambivalencia, con una primera suerte de ensayo en el corto Mindanao, en el que Carmen Machi interpretó en 2021 a una alcaldesa que recordaba a Rita Barberá no solo por su estilismo capilar.
¿Pero puede ser la exalcaldesa un personaje de película?, ¿resultaría verosímil? Tan reciente, con tantas heridas por cerrar, ¿ha llegado el momento? Aunque no tiene tanto que ver con su herencia política, sino con su conversión en personaje en la pantalla, la escasa producción de obra publicada tras la muerte en 2016 de Barberá (sin podcast, sin apenas literatura), induce a pensar que no hay una emancipación de su figura como recurso narrativo.
El propio Borja Soler, junto al guionista Gabi Ochoa, reflexionan sobre cómo una figura política tan expansiva puede llevarse a la pantalla sin que la credibilidad del personaje se resienta.
Recordando la experiencia en Mindao, Soler explica que se trata de “de no perder el equilibrio en ningún momento, desde la caracterización y el vestuario y, obviamente, en la interpretación. Recuerdo que cuando hicimos las pruebas de caracterización entré en una sala y vi la peluca que le iban a poner a Carmen y me dio algo de miedo porque era una réplica exacta del peinado y color (hasta el famoso mechón) de Rita. Decidimos quitar el mechón porque se acercaba demasiado a su persona. A esto me refería con lo del equilibrio, se trataba de conseguir crear un reflejo de Rita pero que Marisol (la alcaldesa en Mindao) tuviera una identidad propia”.
Gabi Ochoa -que este marzo estrena en Amazon la serie Sin huellas junto a los guionistas Héctor Beltrán, Carlos de Pando y Sara Antuña- advierte de que “el mayor inconveniente siempre” pasa porque “no se quede en una caricatura, que no se sepa ver tanto sus sombras como sus aciertos. Hasta del enemigo acérrimo tienes que entender sus porqués. En el caso de un político, sea Rita Barberá o sea Felipe González (Ochoa escribió sobre él en Las guerras correctas) es importante conocer hasta los detalles más nimios. Por ejemplo, la cercanía de Rita es un arma importantísima para conocer por qué ganó tantas elecciones seguidas por mayoría absoluta. Sabía llevar la palabra popular a otro terreno”.
“La decisión -sigue ahora Borja Soler- siempre fue no acercarse a su figura desde lo real, ni en su esfera política ni personal. La idea era más bien la de convertir a Marisol en una especie de espejo deformado de Rita. Supongo que porque nos daba mucha más libertad construir desde ese lugar y no estar pegado a una biografía concreta. Además, el tono que queríamos darle Daniel Remón y yo tiene bastante de literario que irremediablemente te traslada al mundo de la imaginación. Por eso no hubo ningún tipo de trabajo de documentación a la hora de escribir el cortometraje y con el largometraje será exactamente igual”.
Sobre el crecimiento del personaje en el corto Mindanao, Soler explica esa personalidad dividida de la proyección de Rita: “La fuerza, la seguridad y el poder que destila Marisol para unos minutos más tarde mostrarnos, en privado, toda la vulnerabilidad del personaje. Yo quiero saber más de Marisol, quiero huir con ella, aunque intuya que sea culpable. Esto me parece muy poderoso. Incluso gente que no puede disociar a Marisol de Rita, porque la sombra es muy grande, me confesaba que el corto le generaba este conflicto. Creo que cuando un personaje de ficción te lleva a lugares así hay que celebrarlo”.
Descender desde la furia hasta el silencio viene a ser, para Gabi Ochoa, una de las claves del acercamiento a un posible personaje como Rita Barberá: “Conocemos su figura pública, pero poco de su figura privada. Su final, el de Rita, fue tan desolador y con el que todos empatizamos (abandonada por su partido de mala manera), que creo que lo más interesante es cómo era en su día a día en cosas tan pueriles como en su relación con su familia, con sus seres queridos, con sus trabajadores, etc. Como en pequeños gestos, en acciones, se moldea una persona y se labra un futuro. Y como eso, claro, se puede reflejar en una pantalla”.
A todo esto, ¿está Valencia preparada para una película sobre Rita Barberá?