MURCIA. Me ha costado trabajo equilibrarme en el mes más bonito del año. Los niveles de presión laboral casi han alcanzado los máximos que dejé el julio. Estaría de viaje cuando escribo estas líneas, si no fuese porque he debido posponerlo. Lo del deber antes que el placer a veces impera aunque, para mí, lo mejor es que ambas cosas coincidan.
Septiembre es el mes de mi nacimiento y de otras fechas señaladas. Un mes que celebra el día internacional de la paz, elegido para morir por la Reina de las reinas, en el que la ILP ha pasado su último trámite y es una realidad. En estos días, aparte de estar inmersa en mi trabajo investigador, he disfrutado escribiendo un prólogo, y en breve veré materializada mi participación en un artículo sobre el Mar Menor para una preciosa revista. Días que son de vendimia para los hijos e hijas de 'Monastrell', y de algún que otro reencuentro, incluido el mío con el Mar Menor abandonado por las masas, pero recuperado por la avifauna y sus gentes. Mes también de fiestas en mi ciudad, que narra su historia tomada por tropas y legiones.
Ha sido la palabra "septiembre" la que me ha encendido el chip que procesa mi encuentro con esta columna. Septiembre, el estreno de la segunda parte de Avatar y el inicio del periodo lectivo. Tardé en ver esta película en su primera entrega porque la inexistencia de subtitulado en salas de cine me hace esperar. Cuando por fin accedí a ella, me absorbió literalmente. La explosión de color, la conexión con la naturaleza, los tintes de ciencia ficción y el carácter indómito y comprometido de la protagonista me arrebataron los sentidos. Avatar es un metaverso prodigioso, aún antes del tiempo de difusión de los metaversos. Fue pensar en ello y enlazar con la realidad extendida, y de esta, saltar a los programas educativos.
"que un libro en papel sea un anacronismo me genera una pérdida de sensaciones difícilmente reproducibles con la esfera virtual"
La realidad extendida aún no se trata demasiado, aunque sí andamos inmersos en la comercialización de artilugios y programas basados en la misma. Su camino tendrá múltiples bifurcaciones y se implantará en muy diversas áreas. De todas ellas, la educativa cobra una importancia brutal. Es todo un desafío de adaptación y actualización del sistema educativo y de su personal docente en tecnología digital. Paralelamente, se trata de invertir en un nicho de mercado cuyos productos son raramente asequibles y la brecha digital deberá ser solventada, ni más ni menos, que con inversiones. Su imparable avance viene acompañado del uso cada vez menor de los libros de texto en el formato imperante. Tristemente, que un libro en papel sea un anacronismo me genera una pérdida de sensaciones difícilmente reproducibles con la esfera virtual, hecho seguramente con una vis cómica para el alumnado de hoy.
A nivel educativo el desafío es asentar las fronteras éticas entre lo virtual y lo real, indistinguible en un futuro en palabras del filósofo analítico David Chalmers. Es un hecho que las experiencias interactivas son herramientas de presente y futuro en la docencia, y ya no quedan relegadas al ámbito del juego y el ocio. Aprender de forma más divertida y creativa es la premisa necesaria frente al fracaso escolar. No podemos pretender que estas nuevas generaciones que se comunican e informan mediante el empleo de redes y nuevas tecnologías lleguen a clase y se motiven ante una pila de libros. Preservar el honor de los textos escritos en buen papel conservándolos, y transferir su calidad informativa a estos nuevos soportes de enseñanza es un reto evolutivo y la tecnopedagogía, una profesión imprescindible desde ya mismo.
El paso de la teoría a la realidad virtual y su ejecución mediante simulaciones inimaginables en otras épocas permitirá solventar la abstracción de conceptos y procesos con la comprensión de los mismos. Imaginemos la historia y la geografía con viajes alrededor del mundo y en el tiempo, las figuras en 3D en geometría y dibujo técnico, poder entrar en las profundidades del cuerpo humano en biología, la posibilidad de estudiar a los científicos y sus logros cronológicamente, conocer el microuniverso de seres vivos, las oportunidades son infinitas y didácticas si se diseñan con cabeza. También en actividades extraescolares y de convivencia, la gamificación, o la sensación de estar inmerso en el juego, puede aportar nuevas expectativas de aprendizaje.
La parte educativa se ve impulsada con una parte social de relaciones humanas en las que interaccionan personas de diferentes culturas y países a tiempo real. Estas cualidades bien enfocadas pueden favorecer la cooperación y las relaciones sociales, en contra del aislamiento que en otras épocas producía la TV. En el caso de la atención a la diversidad, estas tecnologías facilitan la igualdad de oportunidades y la inclusión social. Incluso en personas mayores se han realizado experiencias con gafas de realidad virtual que las llevan revivir recuerdos y volver a generar ilusión. Con todo ello, tan importante es la implementación de nuevos avances, como el estudio y valoración de sus resultados en el marco de una implementación saludable.
Definitivamente, son tiempos de cambio y resiliencia. De desafíos y retos por abordar. Y mientras mi red neuronal va extendiendo sus conexiones, el horizonte me trae la luz dorada de atardeceres que un cálido otoño nos regala al final del mes mágico. ¡Bienvenido, septiembre!
Celia Martínez Mora
Investigadora