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COMO AYER / OPINIÓN

Santa Bárbara y el Cuartel de Artillería

1/12/2022 - 

MURCIA. La vida cotidiana nos da numerosas ocasiones de traer a colación la frase hecha que nos habla de acordarse de santa Bárbara cuando truena, que significa, como es conocido, que solo nos acordamos de alguien cuando lo necesitamos para algo, o que se deja algo por hacer para última hora, cuando ya tiene poco o mal arreglo.

Al margen de esa mención, a la santa citada se le invoca de veras durante las tormentas, y ejerce el patrocinio sobre los ejercientes de los trabajos vinculados de algún modo con las explosiones, como la minería o la artillería, entre otros. Parece que el vínculo con las tormentas y explosiones procede del hecho de que su martirio se produjera por decapitación a manos de su padre en lo alto de un monte, momento en el cual un rayo fulminó al ejecutor.

Su festividad se celebrará el próximo domingo, y el lector indagador podrá encontrar representaciones de Santa Bárbara en las parroquias de San Pedro y San Antolín o en los templos conventuales de Santo Domingo (jesuitas) y de las monjas agustinas.

"El proceso constructivo del acuartelamiento arrancó en 1920 con la cesión de los terrenos por el Ayuntamiento de Murcia"

También la hubo, como es de razón, en el Cuartel de Artillería de la calle de Cartagena, hasta que los militares se marcharon y la imagen pasó a la Iglesia del Carmen. Las instalaciones militares, un extenso espacio multiusos en la actualidad, como es sabido, no surgieron para acoger artilleros en realidad, sino para tropa de infantería, y en concreto para el Regimiento de Sevilla, con base en Cartagena, que había de trasladarse a Murcia, según se había dispuesto el 17 de agosto de 1918, aunque la orden no se verificó hasta varios años más tarde.

A tales efectos, se hizo preciso construir un acuartelamiento acorde con los tiempos, para lo que se desplazó hasta la ciudad una comisión militar, en febrero de 1919, en busca tanto de unos terrenos apropiados para el nuevo cuartel, como para arbitrar un acomodo a la tropa, formada por unos 1.200 hombres, en tanto se alzaba el nuevo inmueble.

La crónica de El Liberal puso de manifiesto que los miembros de la comisión, que encabezaba el general Santiago, gobernador militar de Cartagena, y las autoridades civiles y militares murcianas se encaminaron "a los terrenos situados al final de la calle de Cartagena, lindantes con el camino de Alcantarilla, destinados por algunos elementos entusiastas del barrio de San Benito" a albergar al Regimiento de Sevilla.

Los comisionados hicieron "elogios del bellísimo panorama que desde allí se divisaba y de lo saludable de aquellos parajes. A juicio suyo, aquel sitio era de condiciones inmejorables", si bien el general Santiago consideró que el regimiento de infantería debería ocupar el por entonces existente cuartel de artillería, en el paseo de Garay, y los artilleros allí acuartelados el nuevo recinto del barrio del Carmen.

Como instalación provisional, se encontró adecuada "la casa monumental del señor García Martínez en la calle de la Acequia", o lo que es lo mismo, la primera fase de la célebre Casa de los Nueve Pisos, de la que su propietario estaba dispuesto a ceder tres plantas para alojamiento de la tropa. También se consideraron otros posibles emplazamientos transitorios, como el entonces ruinoso convento de La Merced, La Posada del Malecón, a la entrada del paseo, o el Molino del Marqués de Camachos, en la margen derecha del río, frente al lugar que ocupa hoy el Hospital Reina Sofía.

Las previsiones que se hacían en el invierno de aquel lejano año 1919, y que se publicaban en la prensa de la época, apuntaban a que la acreditada banda del Regimiento de Sevilla participaría en las Fiestas de Primavera de Murcia, una vez radicada en la ciudad. Nada más lejos de la realidad.

La instalación provisional no se verificó en ninguno de los lugares propuestos, y el traslado efectivo del Regimiento no se produjo hasta que concluyeron las obras del nuevo cuartel de la calle de Cartagena.

Pero hubo ocasión para homenajear a la formación militar en el año 1920, con ocasión del paso por la ciudad de regreso a Cartagena después de participar en unas maniobras en Almansa.

Llegó el Regimiento por vía férrea a la estación del Carmen (en un futuro próximo Murcia-El Carmen-Ramón Gaya) donde fue recibido por las autoridades civiles y militares. La fuerza, con material de campaña, entró en la población formada y desfiló por el barrio carmelitano hasta la Glorieta, recorriendo el centro urbano por la denominada secularmente carrera del Corpus, esto es: Belluga, Trapería, Platería, Santa Catalina, Pascual y Frenería, para una vez de vuelta a la Glorieta desfilar hasta el cuartel del Paseo de Garay, donde se les sirvió una comida costeada por el Ayuntamiento.

Ya por la tarde, de siete a nueve, se celebró una velada en Floridabanca, en homenaje al Regimiento, con música a cargo de la Banda del mismo, y a las nueve y media una cena con baile en el Casino para la oficialidad.

Y al día siguiente, a pie, salió para Cartagena, tras haber recibido estos reconocimientos de la ciudad en la que se instalaría unos años después.  

El proceso constructivo del acuartelamiento, al que se dio el nombre de Jaime I el Conquistador, arrancó con la cesión de los terrenos por el Ayuntamiento de Murcia en el año 1920, y las obras no se iniciaron hasta el año siguiente, concluyendo en 1925 y procediéndose, finalmente, a la instalación de la tropa a finales de ese mismo año.

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