EL EUCROCRISTIANO TIBIO / OPINIÓN

Rumores cartageneros

17/12/2023 - 

CARTAGENA. La vida es lo que pasa mientras una legión de recién conversos trata inútilmente de convencernos de que amnistiar a una banda de delincuentes, que han cometido malversaciones y algunos de los cuales están siendo investigados por delitos de terrorismo, a cambio de recibir sus votos en el Congreso es perfectamente constitucional. No solo muchos sabemos que no es así, sino que los mismos que ahora la defienden explicaban convincentemente hasta el pasado mes de julio que ninguna amnistía cabía en la Constitución. En un alarde de condescendencia, podríamos analizar si valdría una amnistía a cambio de que los separatistas renunciasen a seguir infringiendo las leyes, pero no cabe duda de que cambiar votos por alivio penal roza la prevaricación. Llevaba razón López, el portavoz socialista, cuando dijo que la Transición a la democracia incluyó una amnistía. Claro, porque había un cambio de régimen. Lo que ahora muchos nos preguntamos es qué tipo de nuevo régimen saldrá de esta amnistía.

A la luz de esos datos, corrió una ola de asombro por los mentideros cartageneros cuando trascendió que los concejales del Movimiento Ciudadano (MC) no habían apoyado la moción contra la amnistía discutida en el Pleno Municipal. La postura de Cartagena fue interpretada como un retorno a las posiciones socialistas en las que situaban cuando, de forma injusta, fueron expulsados del PSOE por pactar con el PP y Ciudadanos formar un Gobierno municipal tripartito. El cual, por cierto, gozaba de la ventaja de componer una mayoría absoluta, como ahora ocurre con el pacto municipal entre el PP y Vox. La alcaldesa había tratado de evitarlo, pero la cruda realidad era que gobernaba en minoría, lo que le impedía en la práctica gobernar. Nada inesperado, pues, excepto la sonada abstención de MC en relación con amnistiar a los separatistas, que quedará para la historia de la ciudad trimilenaria.

"¿A qué espera el presidente López Miras para elegir al presidente del Puerto?"

Otro rumor corre, este con aroma marítimo, por las calles cartageneras. Nadie entiende por qué no se cubre la Presidencia del Puerto. Dimitida la anterior presidenta por las denuncias penales admitidas a trámite contra ella, la máxima autoridad pasó a ser el vicepresidente, Pedro Pablo Hernández. Pero no es un presidente real, sino un presidente en funciones. Es verdad, dicho en su honor, que no cobra ningún salario por realizar sus tareas en el Puerto, sino que sus ingresos provienen de sus empresas, pero no es menos cierto que su interinidad dificulta la adopción de medidas de calado. Ahora que se ha anunciado la ampliación del Puerto de Valencia, uno de los más importantes de España, parece urgente dotar al de Cartagena de un presidente en plenitud de sus funciones. Según el acuerdo de gobierno firmado entre Vox y el PP, la propuesta al Ministerio le corresponde a los populares. ¿A qué espera el presidente Miras para elegir persona? Sería descabellado, vista la lentitud de la Justicia por falta de medios, que no por falta de diligencia de los jueces, esperar a que la expresidenta quede eventualmente exenta de responsabilidad para ofrecerle el retorno, así que el Gobierno regional debería tomar pronto alguna clase de decisión. En última instancia, podrían postular convertir al presidente en funciones en presidente total.

Un rumor alegre corre por Cartagena con la finalización del dichoso submarino. Con retraso y sobrecoste respecto del presupuesto previsto, constituye un éxito impresionante de la ingeniería naval española. Se han tenido que resolver muchos retos técnicos y se han ideado respuestas muy innovadoras y complejas. Un auténtico hito. Y uno en el que han participado algunos ingenieros egresados de la UPCT.

Por cierto, ¿qué rumores corren por la universidad? Fundamentalmente, tres. Por un lado, se le ha concedido el premio a la Excelencia Profesional de egresados al doctor Joaquín Juan Agüera, alias Quini Agüera. Alguien se preguntó por qué se lo daban si se licenció en Química por la universidad de Murcia. Pues porque completó estudios en la UPCT y, además, fue el primero en obtener el título de doctor por la universidad cartagenera. No era escaso mérito, pero luego añadió otros varios, como su organización de una fábrica en Cartagena de biocombustibles, su docencia de postgrado en la UPCT y su dirección del Parque Tecnológico de Fuente Álamo. Precisamente en esa etapa colaboró con Juan María Vázquez, el actual consejero de Universidades y entonces vicerrector de Investigación de la UM. Gracias al impulso de ambos, respaldado por el rector Cobacho, se instaló un pabellón de la UM en el Parque. Un éxito significativo para la colaboración entre ambas universidades.

Durante el acto de concesión del premio, el consejero dejó traslucir que las negociaciones para cerrar el plan plurianual de financiación de las universidades van por buen camino. Y urgen no solo porque siempre es importante, sino también porque ahora habrá que hacer frente a los gastos extraordinarios derivados de la aplicación de la nueva ley orgánica de universidades, cuyos responsables amenazan con aplicar la conocida técnica del yo legislo y tú pagas.

En ese mismo acto de entrega de premios también corrió el rumor de que el profesor Kessler, precandidato a rector, había realizado un sonoro fichaje para su equipo. Tras muchas displicencias, se supuso que se trataba de Juan Monzó, que había fungido de director general de Universidades. Y no lo hizo nada mal. Aunque tampoco lo hizo nada mal en ese mismo puesto el profesor Luis Javier Lozano, que forma parte del equipo de la rectora. ¿Veremos una competición por el rectorado entre dos directores generales de Universidades? Nadie lo sabe, pero los rumores no paran.

Y, finamente, ha causado asombro en el sector cartagenero relacionado con la Educación que haya pasado casi desapercibido que nuestra región es de las pocas que ha mejorado los resultados en el informe PISA respecto a la convocatoria anterior. Casi todas las regiones han empeorado, quizás a causa de la pandemia, pero la Región de Murcia ha mejorado. Hay que insistir: no es que haya empeorado menos que las otras; es que las otras han empeorado y la nuestra ha mejorado. Es fácil de entender, pero casi nadie lo ha recalcado. Un misterio, dicen los docentes cartageneros, cuyos centros han contribuido a la mejora.

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