CARTAGENA. El nuevo sumergible con el que cuenta la Armada es toda una revolución tecnológica en el mundo del arma submarina. Es difícil, para los profanos en la materia, ser capaces de darle la verdadera dimensión a este nuevo S-81, denominado Isaac Peral, el nombre del inventor y marino cartagenero, padre del submarino moderno. Este proyecto ha supuesto el mayor reto para la construcción naval española hasta la fecha. Con la entrega por parte de Navantia del mismo a la Armada, podemos decir, sin temor a equivocarnos, que España se convierte en uno los escasos países que diseñan y construyen sus propios sumergibles. Navantia se convierte en Autoridad Técnica de Diseño y coloca, de esta manera a Cartagena a la vanguardia de la ingeniería europea y mundial.
El programa S-80, que se ha materializado en este histórico 2023 con la primera 'pieza' de su serie, representa un fantástico empuje, tecnológicamente hablando, para el arma submarina española. Gracias a un sistema integrado de control de plataforma, un sistema de combate y un sistema de armas con capacidad de lanzar misiles tácticos, los nuevos submarinos creados y construidos en Cartagena poseen una capacidad única entre los sumergibles no nucleares que pertenecen a la OTAN.
El submarino es un sistema de sistemas. Este salto sitúa a España entre el exclusivo grupo de países (Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Alemania, Suecia, Rusia, Japón, China y Corea del Sur) con capacidad para diseñar y construir buques de gran complejidad técnica y tecnológica como es un submarino. En Estados Unidos comparan la dificultad de diseñar y construir un submarino con la de un transbordador espacial y utilizan los mismos estándares de calidad y seguridad en ellos.
"El S-81 es un triunfo de la industria española hecho en Cartagena", ha destacado muy acertadamente la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo, durante la entrega. El submarino "prueba que estamos en la vanguardia de la ingeniería, y demuestra nuestras capacidades para idear, diseñar y construir instrumentos tecnológicamente complejos".
El almirante jefe de Estado Mayor de la Armada, almirante general Antonio Piñeiro Sánchez, ha denominado al S-81 como 'El deseado', y ha subrayado el "hito" que supone en la modernización del arma submarina, que seguirá en los próximos años con la construcción de los otros tres submarinos que componen la clase S-80 situando a España “a la vanguardia de la tecnología militar". Y es que por él ya han mostrado su interés países como India, Canadá, Turquía, Filipinas, Egipto y Polonia.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha recalcado, por su parte, el "paso de gigante" que supone este submarino, y ha asegurado que "estamos particularmente orgullosos de nuestra Armada, heredera de los grandes marinos españoles que transformaron el mundo". "Hoy es un día importante para España", ha afirmado la ministra, aunque ha advertido que "queda mucho por hacer".
Los submarinos de la clase S-80 tienen un desplazamiento en inmersión de casi 3.000 toneladas (2.965 t), una eslora de 81 metros y un diámetro de casco resistente de 7,3 metros. Su velocidad en la superficie será de 10 nudos y en inmersión de 19 nudos. En su interior alberga 180 sistemas y 60 km de cables.
El sumergible está dotado con un sistema de propulsión principal basado en un motor eléctrico (MEP) de 3.500 kw y un motor diésel compuesto por tres grupos generadores de 1.200 kw que producen la energía que alimenta al MEP. En las consolas de la sala de mando y control se maneja desde la propulsión del buque, hasta el aire acondicionado, pasando por los equipos y armamento que forman parte del sistema de combate o las comunicaciones.
El programa S-80 supone el mayor reto industrial y tecnológico afrontado nunca por la industria de defensa nacional, ya que un submarino es un sistema diseñado para operar autónomamente en un entorno muy hostil durante largos periodos de tiempo, por lo que requiere conocimientos altamente especializados en disciplinas diversas.
Tras el S-81 llegarán otros tres sumergibles que se encuentran en diferentes grados de avance, todos ellos bautizados con nombres de pioneros de la navegación submarina: el S-82 'Narciso Monturol', el X-83 'Cosme García' y el S-84 'Mateo García de los Reyes'.
Por su alto nivel de automatización puede operar con una dotación de solo 32 personas y está capacitado para misiones antisuperficie, antisubmarinas, ataque a tierra, operaciones a diversas profundidades, operaciones especiales y de evacuación de personal civil, recopilación de inteligencia o disuasión.
El Programa S-80 supone un salto sustancial frente a su predecesor, el S-70, ya que va a contar con un Sistema Integrado de Control de la Plataforma y un Sistema de Combate que, al mismo tiempo que permiten elevar su grado de automatización, reducen notablemente el número de personas necesarias para operar el submarino.
La dotación ha llevado a cabo un riguroso proceso de formación, adiestramiento y certificación durante todo el proceso de las pruebas de mar que le permite conocer en profundidad la plataforma, de modo que el submarino pueda ser operado con seguridad, tanto en superficie como en inmersión.