MURCIA. Recuerdo, y seguro que ustedes también, aquellos días de juventud en que toda la gente a mi alrededor compraba o recibía no una, sino varias publicaciones, obviamente en papel, de los más variados asuntos, según la afición que profesaba cada cual, como si fieles de una religión se trataran. Yo era, y sigo siendo, fiel de la religión de la música, y puedo recordar que acudía al quiosco, sin dejar que acabara el mes con la esperanza de que un par o tres de días antes ya estuviera esperando el siguiente número para hincarle el diente. Inicialmente fueron revistas de música popular, luego llegaron las de música clásica y más tarde las de arte y coleccionismo. La emoción por la novedad y el contenido secreto de aquellas páginas era imbatible, todo ello aderezado de un inconfundible olor a papel satinado recién impreso y todas esas percepciones sensitivas no tenían ni siguen sin tener rival. No exagero si digo que aquellos que sacan a la luz, con la frecuencia de cada medio, una publicación en papel dedicada a cualquier ámbito de la cultura son auténticos héroes culturales del siglo XXI. Detrás de estás revistas, hoy, más que equipos, departamentos con una gran cantidad de empleados hay un puñado de apasionados, y en algunos casos literalmente una familia que cabrían en un taxi, mas los colaboradores externos a la publicación.
Además el rediseño en número y en el funcionamiento que han tenido que afrontar las empresas de este sector, ha producido que todos aquellos cuyos nombres aparecen en la contraportada, tengan que hacer literalmente de todo para que el siguiente número salga a la calle. No hace falta que les explique, porque lo saben de sobra, qué ha supuesto la revolución digital para un sector, el del papel, que, prácticamente de la noche a la mañana, ha visto reducidas las tiradas de forma drástica. Inmersos, como estamos, en una forma de estar en el mundo, permanentemente en contacto visual con las pantallas y los megapíxeles, el hecho de vender unos pocos cientos, quizás algunos miles de revistas mensuales o trimestrales, es un todo un milagro. Y visto desde el otro lado, comprar y abrir sus páginas, es un acto de rebeldía social y hasta estética, lo que, ciertamente, no debería pasar de ser un simple acto de inteligencia, puesto que el papel escrito es todavía el objeto perfecto, cuyas cualidades no han sido superadas. Hay que añadir a ello que en los últimos tiempos ha aumentado considerablemente la calidad en la edición y si hay algo que se da en todas las publicaciones es un celo especial en la maquetación, la impresión o en el papel. Acabado el alegato, déjenme que les mencione algunas de las revistas de arte que se pueden adquirir
Descubrir el Arte es la revista del amante del arte por antonomasia más allá de que se coleccione o no por lo que tiene una vocación generalista y dirigida a todos los públicos. Para muchos ha supuesto la primera toma de contacto con las publicaciones de este tipo, siendo toda una institución con más de doscientos ochenta números en la calle inundados de material gráfico e interesantes textos. Que sea una revista generalista no significa en absoluto que se resienta en su rigor y con cualquier número de Descubrir el Arte les garantizo que se aprende, y mucho.
Y de lo más general a lo más cercano. MAKMA sale a la calle, en València, desde 2012, y lo primero que debemos decir es que es producto local que habla de arte contemporáneo en clave valenciana. Poco a poco, pero de forma firme ha ido consolidándose como la publicación por antonomasia dedicada a las artes visuales y cultura contemporánea, y que, como expone en su web, tiene como misión la divulgación de la cultura con la misión de facilitar al gran público, es una plataforma de divulgación cultural que pretende facilitar el acceso del gran público a las diferentes manifestaciones artísticas contemporáneas. Makma habla del arte de nuestros días y por tanto podemos hallar en sus páginas a creadores, galerías públicas o privadas y profesionales del sector. Debemos cuidarla.
Tendencias del mercado del arte, desde 2007 es otra de las revistas que van superando los años con buena salud. Con vocación internacional y carencia mensual y dirigida en mayor medida a las nuevas tendencias y pretende ser una guía para el coleccionismo de arte. También, es cierto, se incluyen en sus páginas artículos relacionados con el arte antiguo, puesto que éste nunca ha dejado de ser tendencia. Y pretende ser, y creo que lo logra, la revisa más influyente en temas de coleccionismo en lengua española. El rigor y especialización sin dejar de ser amena la convierte en un vehículo en el que bucear el simple aficionado al experto. Suele ser una revista a la que acuden los coleccionistas, museos públicos o privados, galerías o casas de subastas.
Ars Magazine presume de especialización, avalada por textos de gran calidad y profundidad, temas en algunos casos inéditos o que abren nuevas vías de investigación, firmados por investigadores y especialistas en cada una de las disciplinas como pintura, escultura, fotografía, arquitectura y coleccionismo. Siendo una revista con un componente científico y académico, también lo es de actualidad, lo que la hace especialmente atractiva para los profesionales y coleccionistas, ofreciendo información sobre casas de subastas, exposiciones y actos relacionados con el mundo del arte.
Sibila se publica desde Sevilla, para el resto de España y aunque hace acto de presencia sale tan sólo tres veces al año, desde 1995, pero puede entenderse si atendemos a la excelsa calidad que destila la publicación tanto en sus contenidos como en el objeto en sí ya que está elaborada en un papel “Amalfi” de insuperable calidad. Si todas las revistas son para guardar, Sibila lo es en especial. Una revista no sólo para leer sino también para tocar y acariciar. No obstante, hay que decir que, en el caso de Sibila, también se habla de ensayo, poesía, narrativa o música.
Debo aclarar, para finalizar, que “todas estas son pero no son todas las que están”, es decir, existe toda una constelación de publicaciones científicas en torno, sobre todo, a los departamentos de historia del arte de las facultades, que no son pocos o a asociaciones profesionales de críticos de arte etc. Publicaciones mucho más especializadas y por ello, para los profesionales, de gran interés y cuya viabilidad en principio está respaldada por estar adscritas a entidades públicas.